/ lunes 2 de diciembre de 2019

Los millonarios “16 días de activismo”

Esto se están gastando en este 2019 el ISMUJERES, CEPAVIF, SIPINNA Y EL CENTRO DE JUSTICIA PARA LAS MUJERES DE SINALOA: $42,125,633.00 y solamente en los 16 días de activismo:1 millón 846 mil 603 pesos.

El presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio 2020 viene cargado de millones para el tema de género. Finalmente, y después de todas las críticas al principio de su gestión, tenemos un presidente que le entra al tema; la federación una vez más cumple… ¿y el estado?

El pasado 22 de noviembre, se aprobó el presupuesto de egresos de la federación para el próximo año, el cuál en su anexo 13 destinan el gasto público para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, con un incremento de 53 mil millones de pesos entre el ejercicio 2018 y lo programado para el 2020.

Los programas que se mantienen son: Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), Programa de igualdad entre mujeres y hombres, así como la promoción para la atención y prevención de la violencia contra las mujeres. De los cuáles se distribuyen en las entidades federativas para la atención de las mujeres en cada uno de los Estados y algunos municipios. ¿Cuánto dinero de este le tocará a Sinaloa?

Como lo prometió al inicio de su gobierno Quirino Ordaz Coppel, él sería impulsor de la igualdad de género en el Estado, por lo que basta revisar los anexos 13 y 43 para las mujeres y la igualdad de género, para darnos cuenta de que entre el 2017 y 2019, este presupuesto ha aumentado 125 millones de pesos.

En tres años se ha destinado al Instituto Sinaloense de las Mujeres, Consejo Estatal para Prevenir y Atender la Violencia Familiar, Centro de Justicia para las Mujeres y Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes más de 114 millones de pesos. Mientras que como lo mencionó la diputada Karla Montero en tribuna: “no basta en gastarse el presupuesto en eventos sociales y en pintar manitas y en espectaculares y en tener un Instituto Estatal de las mujeres y uno municipal que nomás sirve de adorno”.

Así se distribuye el dinero de las mujeres en Sinaloa:

¿Sabía usted que hasta el Centro de Ciencias de Sinaloa recibe una parte de este presupuesto? Como dato extra le comparto que el CCS tiene casi 2 años cerrado por remodelación ¿?

Los citados anexos presupuestales (13 y 43) durante el periodo 2017 a 2019, también han destinado presupuesto para las Secretarías de Desarrollo Social (hasta el 2018) con un monto de $84,410,820 Secretaría de Seguridad Pública con un monto de $22,172,561, Secretaría de Educación Pública y Cultura con un monto de $654,336,253, Secretaría de Desarrollo Económico $3,3020,040, Secretaría de Salud $1,931,767,443, Fiscalía General del Estado (antes Procuraduría General de Justicia) $35,656,067, lo demás se destina para universidades, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Centro de Ciencias del Estado de Sinaloa, Escuela Normal de Sinaloa, Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Sinaloa y la Comisión Estatal de Derechos Humanos ¿cómo invertirán sus recursos estos órganos? Porque a casi todos es fácil encontrarlos en sus redes sociales, por ejemplo, cada 25 de mes, uniformados de color naranja o portando un listón naranja; ¿Qué más harán por el bien de las mujeres sinaloenses? Sería muy bueno que compartieran las acciones que realizan, si es que las realizan; finalmente esto sería lo correcto, ya que por ley el gasto público debe transparentarse.

Esto se están gastando en este 2019 el ISMUJERES, CEPAVIF, SIPINNA Y EL CENTRO DE JUSTICIA PARA LAS MUJERES DE SINALOA:

Si dividiéramos únicamente el total de lo destinado en el anexo 43 del Presupuesto de Egresos del Estado de Sinaloa del 2019 del Instituto Sinaloense de las Mujeres, Consejo Estatal para Prevenir y Atender la Violencia Familiar, Centro de Justicia para las Mujeres y Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, cuyo monto asciende a $42,125,633.00 entre los 16 días de activismo que es cuando más se visibilizan las manitas naranjas estaría resultando que durante estas 384 horas, de esos días de activismo, el estado está gastando aproximadamente 1 millón 846 mil 603 pesos.

Una lectora me envió su testimonio, me pidió que lo compartiera, porque desea que las “autoridades en algún momento realicen sus funciones en beneficio de las víctimas” (palabras textuales) por obvias razones me pide mantener su anonimato. Aquí parte de su historia, que sea para bien:

La voz de la revictimización:

Tal pareciera que lo que van a leer es una historia de mucho tiempo, pero en realidad sólo fueron dos semanas, pero suficientes para arruinar la vida de cualquiera, más en estos tiempos donde la mujer es tan vulnerada.

El abismo puede estar más cerca de lo que creemos y no discrimina. De repente estás ahí abajo, disminuida, pequeña, frágil; en el abismo de la violencia.

Mi tragedia de vida comenzó por el desperfecto de mi carro y por pedir ayuda a la persona equivocada. Que parecía una buena persona, un buen vecino. A partir de ahí se presentaron otras situaciones que nos llevaron a tener un contacto más cercano. Y sin darme cuenta comenzó lo peor: gritos, empujones, amenazas cada vez más y más (ahora mismo mi hija de 5 años, se me acerca a preguntarme por qué no estoy feliz… seguramente mi cara al escribir esto refleja lo que aun duele).

Recuerdo que las primeras faltas de respeto estuvieron acompañadas de una disculpa, las posteriores ya no, más bien justificaciones, yo estaba con un enfermo y no me di cuenta, sólo sé que llegó un momento que comencé a tener miedo, no sentí que mi hija estuviera en peligro, yo estaba en mi casa y esa bestia en la suya. Un bendito día, y digo bendito porque ese día decidí salirme y pedir ayuda, la bestia me amenazó con “acuchillar” a mi hija si yo no seguía más. No me importó. Recuerdo que al amanecer fui a la casa de una vecina, pedí el teléfono porque la bestia me había quitado el mío.

Me rescató el ser que siempre ha sido la luz en mi vida, me sacó de ahí como una leona defiende a sus cachorros y me puso a salvo.

Hoy recuerdo esos días y no sé cómo logré levantarme para ir a trabajar. Esos días posteriores fueron terribles, siguió molestándome, amenazando con que si lo denunciaba iba salir un día y me iba a matar, nunca me amenazó con nadie de mi familia, él siempre me decía que yo iba a aparecer en pedacitos, y que con eso iban a sufrir más. Hoy veo en la televisión, en las redes sociales a las mujeres maltratadas y entiendo tantas cosas y al mismo tiempo no. Cierro mis ojos y lo escucho aún. Los recuerdos no se van todavía.

Un día antes de atreverme a denunciar la bestia fue a la casa de mis padres; bebido, amenazando y golpeándolo todo. Llamamos a la policía, vinieron pero se les escapó. Al siguiente día fui a la fiscalía, un lugar frío, no por el aire acondicionado, si no por las personas que ahí laboran. Mi primera interacción con la “justicia” fue una mujer muy guapa y perfumada, con un aspecto facial bastante fuerte y no sé si por la pena de la razón de mi denuncia, noté, un dejo de altanería en su discurso, cuando me preguntó la razón y si era mi pareja el agresor. No quise decirle pues no sabía con quién hablaba, y su respuesta a mi negación de contarle fue: “si no me quieres (tuteándome) decir si es, o no tú pareja, cómo le podemos hacer? porque alguien que no conoces, no te va a agredir, pero tú sabes”. Fue indolente, insensible. Yo estaba dando ese paso con mucho miedo. Me temblaba el cuerpo y ella me veía tan poquita cosa, sin ningún respeto, me tuteaba. Sus modos nunca los voy a olvidar. Porque fue el primer contacto y yo esperaba que todo eso que veo cuando dirigen sus discursos, fuera cierto. Que las mujeres debemos denunciar y que ellos están esperando por nosotras que somos víctimas.

Cuando me tomaron la declaración estaba yo contando mi tragedia en un cubículo de 2x2 con la puerta abierta, escuchándome cualquiera que quisiera. Pasaban y pasaban personas y yo ahí contando lo que me arruinó mi vida, contándoles mi intimidad. Me sentía nuevamente violentada, porque entre mi declaración había momentos en los que hacía comentarios juzgando mi comportamiento.

No sé cuál sea mi misión aquí, es algo que le pregunto a Dios todos los días; lo que sí puedo asegurar es que la violencia de genero se vive ahí mismo, donde se supone que estamos a salvo, pero lo más paradójico es que son las mujeres de ahí mismo las que me hicieron sentir culpable, despreciada y hasta avergonzada de lo que me pasó. A esos lugares donde según cuidan a las mujeres también acudí, estuve en una entrevista en la que la persona que me “atendió” me hizo algunas preguntas mientras organizaba su escritorio y buscaba una pluma que nunca encontró. Igual que esa justicia que tampoco yo encontré. Lástima de millones que reciben y que nos corresponden a nosotras. Que Dios los perdone.

CORREO: puntosresolutivos09@gmail.com

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Esto se están gastando en este 2019 el ISMUJERES, CEPAVIF, SIPINNA Y EL CENTRO DE JUSTICIA PARA LAS MUJERES DE SINALOA: $42,125,633.00 y solamente en los 16 días de activismo:1 millón 846 mil 603 pesos.

El presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio 2020 viene cargado de millones para el tema de género. Finalmente, y después de todas las críticas al principio de su gestión, tenemos un presidente que le entra al tema; la federación una vez más cumple… ¿y el estado?

El pasado 22 de noviembre, se aprobó el presupuesto de egresos de la federación para el próximo año, el cuál en su anexo 13 destinan el gasto público para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, con un incremento de 53 mil millones de pesos entre el ejercicio 2018 y lo programado para el 2020.

Los programas que se mantienen son: Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), Programa de igualdad entre mujeres y hombres, así como la promoción para la atención y prevención de la violencia contra las mujeres. De los cuáles se distribuyen en las entidades federativas para la atención de las mujeres en cada uno de los Estados y algunos municipios. ¿Cuánto dinero de este le tocará a Sinaloa?

Como lo prometió al inicio de su gobierno Quirino Ordaz Coppel, él sería impulsor de la igualdad de género en el Estado, por lo que basta revisar los anexos 13 y 43 para las mujeres y la igualdad de género, para darnos cuenta de que entre el 2017 y 2019, este presupuesto ha aumentado 125 millones de pesos.

En tres años se ha destinado al Instituto Sinaloense de las Mujeres, Consejo Estatal para Prevenir y Atender la Violencia Familiar, Centro de Justicia para las Mujeres y Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes más de 114 millones de pesos. Mientras que como lo mencionó la diputada Karla Montero en tribuna: “no basta en gastarse el presupuesto en eventos sociales y en pintar manitas y en espectaculares y en tener un Instituto Estatal de las mujeres y uno municipal que nomás sirve de adorno”.

Así se distribuye el dinero de las mujeres en Sinaloa:

¿Sabía usted que hasta el Centro de Ciencias de Sinaloa recibe una parte de este presupuesto? Como dato extra le comparto que el CCS tiene casi 2 años cerrado por remodelación ¿?

Los citados anexos presupuestales (13 y 43) durante el periodo 2017 a 2019, también han destinado presupuesto para las Secretarías de Desarrollo Social (hasta el 2018) con un monto de $84,410,820 Secretaría de Seguridad Pública con un monto de $22,172,561, Secretaría de Educación Pública y Cultura con un monto de $654,336,253, Secretaría de Desarrollo Económico $3,3020,040, Secretaría de Salud $1,931,767,443, Fiscalía General del Estado (antes Procuraduría General de Justicia) $35,656,067, lo demás se destina para universidades, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Centro de Ciencias del Estado de Sinaloa, Escuela Normal de Sinaloa, Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Sinaloa y la Comisión Estatal de Derechos Humanos ¿cómo invertirán sus recursos estos órganos? Porque a casi todos es fácil encontrarlos en sus redes sociales, por ejemplo, cada 25 de mes, uniformados de color naranja o portando un listón naranja; ¿Qué más harán por el bien de las mujeres sinaloenses? Sería muy bueno que compartieran las acciones que realizan, si es que las realizan; finalmente esto sería lo correcto, ya que por ley el gasto público debe transparentarse.

Esto se están gastando en este 2019 el ISMUJERES, CEPAVIF, SIPINNA Y EL CENTRO DE JUSTICIA PARA LAS MUJERES DE SINALOA:

Si dividiéramos únicamente el total de lo destinado en el anexo 43 del Presupuesto de Egresos del Estado de Sinaloa del 2019 del Instituto Sinaloense de las Mujeres, Consejo Estatal para Prevenir y Atender la Violencia Familiar, Centro de Justicia para las Mujeres y Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, cuyo monto asciende a $42,125,633.00 entre los 16 días de activismo que es cuando más se visibilizan las manitas naranjas estaría resultando que durante estas 384 horas, de esos días de activismo, el estado está gastando aproximadamente 1 millón 846 mil 603 pesos.

Una lectora me envió su testimonio, me pidió que lo compartiera, porque desea que las “autoridades en algún momento realicen sus funciones en beneficio de las víctimas” (palabras textuales) por obvias razones me pide mantener su anonimato. Aquí parte de su historia, que sea para bien:

La voz de la revictimización:

Tal pareciera que lo que van a leer es una historia de mucho tiempo, pero en realidad sólo fueron dos semanas, pero suficientes para arruinar la vida de cualquiera, más en estos tiempos donde la mujer es tan vulnerada.

El abismo puede estar más cerca de lo que creemos y no discrimina. De repente estás ahí abajo, disminuida, pequeña, frágil; en el abismo de la violencia.

Mi tragedia de vida comenzó por el desperfecto de mi carro y por pedir ayuda a la persona equivocada. Que parecía una buena persona, un buen vecino. A partir de ahí se presentaron otras situaciones que nos llevaron a tener un contacto más cercano. Y sin darme cuenta comenzó lo peor: gritos, empujones, amenazas cada vez más y más (ahora mismo mi hija de 5 años, se me acerca a preguntarme por qué no estoy feliz… seguramente mi cara al escribir esto refleja lo que aun duele).

Recuerdo que las primeras faltas de respeto estuvieron acompañadas de una disculpa, las posteriores ya no, más bien justificaciones, yo estaba con un enfermo y no me di cuenta, sólo sé que llegó un momento que comencé a tener miedo, no sentí que mi hija estuviera en peligro, yo estaba en mi casa y esa bestia en la suya. Un bendito día, y digo bendito porque ese día decidí salirme y pedir ayuda, la bestia me amenazó con “acuchillar” a mi hija si yo no seguía más. No me importó. Recuerdo que al amanecer fui a la casa de una vecina, pedí el teléfono porque la bestia me había quitado el mío.

Me rescató el ser que siempre ha sido la luz en mi vida, me sacó de ahí como una leona defiende a sus cachorros y me puso a salvo.

Hoy recuerdo esos días y no sé cómo logré levantarme para ir a trabajar. Esos días posteriores fueron terribles, siguió molestándome, amenazando con que si lo denunciaba iba salir un día y me iba a matar, nunca me amenazó con nadie de mi familia, él siempre me decía que yo iba a aparecer en pedacitos, y que con eso iban a sufrir más. Hoy veo en la televisión, en las redes sociales a las mujeres maltratadas y entiendo tantas cosas y al mismo tiempo no. Cierro mis ojos y lo escucho aún. Los recuerdos no se van todavía.

Un día antes de atreverme a denunciar la bestia fue a la casa de mis padres; bebido, amenazando y golpeándolo todo. Llamamos a la policía, vinieron pero se les escapó. Al siguiente día fui a la fiscalía, un lugar frío, no por el aire acondicionado, si no por las personas que ahí laboran. Mi primera interacción con la “justicia” fue una mujer muy guapa y perfumada, con un aspecto facial bastante fuerte y no sé si por la pena de la razón de mi denuncia, noté, un dejo de altanería en su discurso, cuando me preguntó la razón y si era mi pareja el agresor. No quise decirle pues no sabía con quién hablaba, y su respuesta a mi negación de contarle fue: “si no me quieres (tuteándome) decir si es, o no tú pareja, cómo le podemos hacer? porque alguien que no conoces, no te va a agredir, pero tú sabes”. Fue indolente, insensible. Yo estaba dando ese paso con mucho miedo. Me temblaba el cuerpo y ella me veía tan poquita cosa, sin ningún respeto, me tuteaba. Sus modos nunca los voy a olvidar. Porque fue el primer contacto y yo esperaba que todo eso que veo cuando dirigen sus discursos, fuera cierto. Que las mujeres debemos denunciar y que ellos están esperando por nosotras que somos víctimas.

Cuando me tomaron la declaración estaba yo contando mi tragedia en un cubículo de 2x2 con la puerta abierta, escuchándome cualquiera que quisiera. Pasaban y pasaban personas y yo ahí contando lo que me arruinó mi vida, contándoles mi intimidad. Me sentía nuevamente violentada, porque entre mi declaración había momentos en los que hacía comentarios juzgando mi comportamiento.

No sé cuál sea mi misión aquí, es algo que le pregunto a Dios todos los días; lo que sí puedo asegurar es que la violencia de genero se vive ahí mismo, donde se supone que estamos a salvo, pero lo más paradójico es que son las mujeres de ahí mismo las que me hicieron sentir culpable, despreciada y hasta avergonzada de lo que me pasó. A esos lugares donde según cuidan a las mujeres también acudí, estuve en una entrevista en la que la persona que me “atendió” me hizo algunas preguntas mientras organizaba su escritorio y buscaba una pluma que nunca encontró. Igual que esa justicia que tampoco yo encontré. Lástima de millones que reciben y que nos corresponden a nosotras. Que Dios los perdone.

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