/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Los feminicidios encendidos con letra muerta

Dura pero objetiva, la exposición de Angélica Díaz de Cuén en el Congreso del Estado develó la saña con que se cometen los feminicidios, los abusos sexuales y la violencia contra las mujeres y niños. No dejó pasar por alto el asesinato de dos adolescentes en Culiacán, casi niñas, a las que les prendieron fuego y ello obligó a la sociedad a una reflexión conmovedora. La de aceptar que a pesar de las nuevas leyes y los esfuerzos colectivos, en pleno siglo XXI, la barbarie nos regresó a la época del oscurantismo.

Asimismo, que muchos programas e instituciones del área, fallan.

La diputada local del Partido Sinaloense, en su valiente pronunciamiento sobre el grave tema, que muchos, entre las que están las autoridades estatales, hizo una consideración realista: todo lo que se hace para disminuir ese ominoso fenómeno a la fecha, es letra muerta.

Y el drama de los crímenes de damas, se escribe con esos signos. De corte escalofriante.

En la lectura que ayer se dio al documento, la legisladora probó con datos de la Fiscalía General del Estado, que hasta el 31 de julio del presente año, se registraron 22 muertes de féminas, que se calificaron entre feminicidios y homicidios dolosos.

En esas estadísticas vergonzosas, aparecen también 11 casos de delitos sexuales que se perpetraron y además 2 mil 291 mujeres que sufrieron maltrato en el entorno familiar.

A esos saldos dolorosos, hay que incorporar que para las muchachas, señoras o menores, el confinamiento a causa del Covid-19, disparó los hechos de violencia al seno de los hogares.

La representante del PAS en la Cámara legislativa, condenó que desgraciadamente el pasado dos del mes, las desaparecidas Lizeth, de 14 años y Brenda Guadalupe de 16, fueron descubiertas en el ejido El Huizache de la sindicatura de Costa Rica, víctimas del método despiadado: incineradas.

Para dar una idea de las condiciones en que se mueve y conviven los culiacanenses recordó que a principios de este 2020, la policía detuvo a un violador sexual serial al que se le imputaron dos feminicidios. Este operaba a través de las redes sociales que con frecuencia las merodean “lobos con piel de oveja”.

O del arresto de otro individuo que con diez carpetas de investigación a cuestas, atacaba impunemente.

La igualmente presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso del Estado, no evadió que el Protocolo Alba, la Alerta de Género y otros mecanismos para el caso, son ineficaces.

En ello se localizan organismos a los que llamó a redoblar acciones para prevenir estos ilícitos, como al Instituto Sinaloense de Mujeres, a las secretarias de Seguridad Pública, a la Secretaría de Educación Pública, al Desarrollo Integral de la Familia, al Consejo Estatal para la Atención de la Violencia Intrafamiliar y al Sistema de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes –SIPINNA-.

Angélica Díaz de Cuén no quiso limitarse y convocó a los padres a cuidar a sus hijos, en una muestra de admisión de que como familia, hay que cumplir con un papel esencial que nos corresponde.

Para impedir que aunque estamos en la era de la digitalización, no nos quedemos atrapados o retornemos –como lo calificó la maestra argentina Eva Giberti, en una nota de la reportera Jazmín Ballesteros, consignada en El Sol de Sinaloa-, en el periodo oscuro del Medieval, en que quemaban a las mujeres.

Y que desafortunadamente, se impone como moda trágica, a través de los crímenes de odio.



Dura pero objetiva, la exposición de Angélica Díaz de Cuén en el Congreso del Estado develó la saña con que se cometen los feminicidios, los abusos sexuales y la violencia contra las mujeres y niños. No dejó pasar por alto el asesinato de dos adolescentes en Culiacán, casi niñas, a las que les prendieron fuego y ello obligó a la sociedad a una reflexión conmovedora. La de aceptar que a pesar de las nuevas leyes y los esfuerzos colectivos, en pleno siglo XXI, la barbarie nos regresó a la época del oscurantismo.

Asimismo, que muchos programas e instituciones del área, fallan.

La diputada local del Partido Sinaloense, en su valiente pronunciamiento sobre el grave tema, que muchos, entre las que están las autoridades estatales, hizo una consideración realista: todo lo que se hace para disminuir ese ominoso fenómeno a la fecha, es letra muerta.

Y el drama de los crímenes de damas, se escribe con esos signos. De corte escalofriante.

En la lectura que ayer se dio al documento, la legisladora probó con datos de la Fiscalía General del Estado, que hasta el 31 de julio del presente año, se registraron 22 muertes de féminas, que se calificaron entre feminicidios y homicidios dolosos.

En esas estadísticas vergonzosas, aparecen también 11 casos de delitos sexuales que se perpetraron y además 2 mil 291 mujeres que sufrieron maltrato en el entorno familiar.

A esos saldos dolorosos, hay que incorporar que para las muchachas, señoras o menores, el confinamiento a causa del Covid-19, disparó los hechos de violencia al seno de los hogares.

La representante del PAS en la Cámara legislativa, condenó que desgraciadamente el pasado dos del mes, las desaparecidas Lizeth, de 14 años y Brenda Guadalupe de 16, fueron descubiertas en el ejido El Huizache de la sindicatura de Costa Rica, víctimas del método despiadado: incineradas.

Para dar una idea de las condiciones en que se mueve y conviven los culiacanenses recordó que a principios de este 2020, la policía detuvo a un violador sexual serial al que se le imputaron dos feminicidios. Este operaba a través de las redes sociales que con frecuencia las merodean “lobos con piel de oveja”.

O del arresto de otro individuo que con diez carpetas de investigación a cuestas, atacaba impunemente.

La igualmente presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso del Estado, no evadió que el Protocolo Alba, la Alerta de Género y otros mecanismos para el caso, son ineficaces.

En ello se localizan organismos a los que llamó a redoblar acciones para prevenir estos ilícitos, como al Instituto Sinaloense de Mujeres, a las secretarias de Seguridad Pública, a la Secretaría de Educación Pública, al Desarrollo Integral de la Familia, al Consejo Estatal para la Atención de la Violencia Intrafamiliar y al Sistema de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes –SIPINNA-.

Angélica Díaz de Cuén no quiso limitarse y convocó a los padres a cuidar a sus hijos, en una muestra de admisión de que como familia, hay que cumplir con un papel esencial que nos corresponde.

Para impedir que aunque estamos en la era de la digitalización, no nos quedemos atrapados o retornemos –como lo calificó la maestra argentina Eva Giberti, en una nota de la reportera Jazmín Ballesteros, consignada en El Sol de Sinaloa-, en el periodo oscuro del Medieval, en que quemaban a las mujeres.

Y que desafortunadamente, se impone como moda trágica, a través de los crímenes de odio.