/ viernes 5 de octubre de 2018

Líneas de “guerra” por control del estado

Pasado el proceso electoral que encumbró a la izquierda en la Presidencia de la República, apenas se instaló la 63 Legislatura, se levantaron líneas de combate por el control político de Sinaloa que no culminará sino hasta la sucesión de Quirino Ordaz Coppel.

En lo que se asemeja a una segunda etapa de hostilidades luego del uno de julio, las dos primeras sesiones del Congreso del Estado se exhibieron como un cuartel donde los diputados de Morena le declararon la guerra a los del Partido Revolucionario Institucional.

Fueron directo en contra del coordinador de la bancada del tricolor y enviado del gobernador a la Cámara Local desde la Secretaría del Despacho. Esta embestida paralizó momentáneamente los badajos de las campanas que echaron al vuelo, tras la visita del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, que les hizo pensar que nadie estaría por encima de la autoridad sinaloense. Pero fue diplomacia.

No hay que perder de vista, que los legisladores locales que son mayoría, actuaron idénticamente a como sucedió en el Congreso de la Unión. Siguieron fielmente la línea de arriba y no la desviarán por nada. Todo es por el poder.

A la marginación del priismo y a los ataques verbales que sufrieron, los del PRI maniobraron desde hace meses en hacer alianzas con quien sea posible. Y personajes afines al Gobierno del Estado, maquinaron a través del Partido de la Revolución Democrática, -que acostumbra estar al servicio de las autoridades nacionales y locales en turno-, la salida de José Manuel Valenzuela para debilitar al Partido Sinaloense y a su líder, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Dejar sola a la legisladora Angélica Díaz, para que el PAS que mantiene un nivel considerable de simpatizantes, vaya a la baja hacia el 2021 y convencer a sus directivos de que se unan al Revolucionario Institucional para pelear juntos contra el de Movimiento de Regeneración Nacional, es uno de los objetivos.

El otro, es dañar hasta donde más se pueda a Héctor Melesio Cuén Ojeda y fortalecer al senador morenista Rubén Rocha Moya que se mueve como precandidato, en la creencia de que por oficios de éste, salvarán cualesquier intención de Andrés Manuel López Obrador de investigar y castigar si se comprueban irregularidades a colaboradores estatales. No es descabellado que luego los dos diputados del PRD, decidan declararse independientes y si las normas se los permiten, adherirse al grupo parlamentario del PRI.

En medio de la lucha activa, tanto los priistas como los morenistas, auscultan nombres para renovar sus comités directivos estatales. Sergio Torres se acerca a la cima tricolor. Y Gerardo Vargas continúa en la disputa y aparte tiene la opción de encabezar Morena.

Pasado el proceso electoral que encumbró a la izquierda en la Presidencia de la República, apenas se instaló la 63 Legislatura, se levantaron líneas de combate por el control político de Sinaloa que no culminará sino hasta la sucesión de Quirino Ordaz Coppel.

En lo que se asemeja a una segunda etapa de hostilidades luego del uno de julio, las dos primeras sesiones del Congreso del Estado se exhibieron como un cuartel donde los diputados de Morena le declararon la guerra a los del Partido Revolucionario Institucional.

Fueron directo en contra del coordinador de la bancada del tricolor y enviado del gobernador a la Cámara Local desde la Secretaría del Despacho. Esta embestida paralizó momentáneamente los badajos de las campanas que echaron al vuelo, tras la visita del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, que les hizo pensar que nadie estaría por encima de la autoridad sinaloense. Pero fue diplomacia.

No hay que perder de vista, que los legisladores locales que son mayoría, actuaron idénticamente a como sucedió en el Congreso de la Unión. Siguieron fielmente la línea de arriba y no la desviarán por nada. Todo es por el poder.

A la marginación del priismo y a los ataques verbales que sufrieron, los del PRI maniobraron desde hace meses en hacer alianzas con quien sea posible. Y personajes afines al Gobierno del Estado, maquinaron a través del Partido de la Revolución Democrática, -que acostumbra estar al servicio de las autoridades nacionales y locales en turno-, la salida de José Manuel Valenzuela para debilitar al Partido Sinaloense y a su líder, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Dejar sola a la legisladora Angélica Díaz, para que el PAS que mantiene un nivel considerable de simpatizantes, vaya a la baja hacia el 2021 y convencer a sus directivos de que se unan al Revolucionario Institucional para pelear juntos contra el de Movimiento de Regeneración Nacional, es uno de los objetivos.

El otro, es dañar hasta donde más se pueda a Héctor Melesio Cuén Ojeda y fortalecer al senador morenista Rubén Rocha Moya que se mueve como precandidato, en la creencia de que por oficios de éste, salvarán cualesquier intención de Andrés Manuel López Obrador de investigar y castigar si se comprueban irregularidades a colaboradores estatales. No es descabellado que luego los dos diputados del PRD, decidan declararse independientes y si las normas se los permiten, adherirse al grupo parlamentario del PRI.

En medio de la lucha activa, tanto los priistas como los morenistas, auscultan nombres para renovar sus comités directivos estatales. Sergio Torres se acerca a la cima tricolor. Y Gerardo Vargas continúa en la disputa y aparte tiene la opción de encabezar Morena.