/ sábado 11 de abril de 2020

Las pugnas... Dados mortales

El bueno Vs los malos… ¿O viceversa?

México lindo está herido…Muy herido está nuestro amado País…Lastimado en sus entrañas, se encuentra pues nuestro territorio nacional.

Herida y ofendida observamos de tal manera, y con suma tristeza a la patria nuestra. La misma tierra por la que nuestros antepasados ofrecieron su sangre para defenderla de manos extrañas e intereses plagados de avaricia que muchas veces llegaron para conquistarla.

México lindo está ciertamente herido pero también profundamente maltrecho.

Herido por la pandemia del CORONAVIRUS que azota inmisericorde nuestra salud y trastoca de paso la sana convivencia social de los mexicanos.

Herido también en su economía, lo que resienten ya millones de compatriotas que se mueven en ésta gigantesca ola de incertidumbre y la nula claridad de nuestro futuro.

Una incertidumbre que a los mexicanos nos mantiene en vilo y muy preocupados, al percibir la desolación del desempleo y de la evidente andanada de carencias que la crisis que se avecina traerá consigo.

Y maltrecho por los desacuerdos, pugnas y confrontaciones estúpidas que se están dando entre los actores políticos de nuestra nación, cuya mirada y razonamiento no les permite ver más allá de sus pies.

Confrontaciones y desacuerdos entre quienes se supone debieran ser los guías de la efectiva conducción de nuestro País.

Políticos contra políticos, pero igualmente políticos contra empresarios, desprovistos unos y otros de la responsabilidad y el patriotismo que tendrían que mostrar en tiempos tan aciagos como los que estamos viviendo.

Políticos y empresarios que optan por el camino de las batallas mediáticas en una contienda a todas luces estéril que solo nos arrojará mayor sufrimiento y desolación.

Y el pueblo en medio. Impávido. Desolado. Preocupado y golpeado por la irresponsabilidad de unos y otros.

No importa en éste momento saber de qué lado está la razón. Lo que importante sería observar posturas serias, sensatas, maduras y viables de los actores de la vida política y económica de México. Posturas profesionales, responsables y realistas que nos ofrecieran certidumbre para salir del mal trance que tenemos frente a nosotros.

Hoy no importa si la razón está del lado del Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando dice apostarle al bienestar de los pobres, y marca distancia con los hombres del dinero, al negarles de manera rotunda y bajo el marco de la radicalidad oficial, el plan de rescate económico que éstos le presentan.

Tampoco debiera importarnos entender y respaldar como necesarias y urgentes las peticiones de los hombres de negocios en el sentido de obtener beneficios fiscales de parte del gobierno federal, en aras aseguran, de poder salvaguardar la salud económica de México, para reactivar así la actividad empresarial y con ello mantener vigentes los millones de empleos que sus empresas generan en el País.

Insisto. No importa ni es indispensable agarrar partido en ésta disputa política entre el bueno y los malos, o viceversa, los buenos contra el malo.

Lo que en realidad sí nos debe importar, es el hecho de que la población de nuestro País se encuentra dividida en dos partes, dando cabida al odio, el rencor, la venganza y el encono de unos hacia otros.

Mezcla letal que podría generar una verdadera y más cruenta crisis social, más grave y dañina incluso que la pandemia del famoso coronavirus.

Lo lamentable de todo, es que tanto el Presidente de la República como los miembros del sector empresarial saben perfectamente que el destino de su confrontación, solo lleva a un destino desolador, y no obstante, muy poco, por no decir nada, hacen por la conciliación.

Lo importante es que aún estamos a tiempo de ver la rectificación de unos y otros… El consenso de ideas y planteamientos serios, viables pero alejados de olores y colores políticos sería la gran opción… Pendientes.

El bueno Vs los malos… ¿O viceversa?

México lindo está herido…Muy herido está nuestro amado País…Lastimado en sus entrañas, se encuentra pues nuestro territorio nacional.

Herida y ofendida observamos de tal manera, y con suma tristeza a la patria nuestra. La misma tierra por la que nuestros antepasados ofrecieron su sangre para defenderla de manos extrañas e intereses plagados de avaricia que muchas veces llegaron para conquistarla.

México lindo está ciertamente herido pero también profundamente maltrecho.

Herido por la pandemia del CORONAVIRUS que azota inmisericorde nuestra salud y trastoca de paso la sana convivencia social de los mexicanos.

Herido también en su economía, lo que resienten ya millones de compatriotas que se mueven en ésta gigantesca ola de incertidumbre y la nula claridad de nuestro futuro.

Una incertidumbre que a los mexicanos nos mantiene en vilo y muy preocupados, al percibir la desolación del desempleo y de la evidente andanada de carencias que la crisis que se avecina traerá consigo.

Y maltrecho por los desacuerdos, pugnas y confrontaciones estúpidas que se están dando entre los actores políticos de nuestra nación, cuya mirada y razonamiento no les permite ver más allá de sus pies.

Confrontaciones y desacuerdos entre quienes se supone debieran ser los guías de la efectiva conducción de nuestro País.

Políticos contra políticos, pero igualmente políticos contra empresarios, desprovistos unos y otros de la responsabilidad y el patriotismo que tendrían que mostrar en tiempos tan aciagos como los que estamos viviendo.

Políticos y empresarios que optan por el camino de las batallas mediáticas en una contienda a todas luces estéril que solo nos arrojará mayor sufrimiento y desolación.

Y el pueblo en medio. Impávido. Desolado. Preocupado y golpeado por la irresponsabilidad de unos y otros.

No importa en éste momento saber de qué lado está la razón. Lo que importante sería observar posturas serias, sensatas, maduras y viables de los actores de la vida política y económica de México. Posturas profesionales, responsables y realistas que nos ofrecieran certidumbre para salir del mal trance que tenemos frente a nosotros.

Hoy no importa si la razón está del lado del Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando dice apostarle al bienestar de los pobres, y marca distancia con los hombres del dinero, al negarles de manera rotunda y bajo el marco de la radicalidad oficial, el plan de rescate económico que éstos le presentan.

Tampoco debiera importarnos entender y respaldar como necesarias y urgentes las peticiones de los hombres de negocios en el sentido de obtener beneficios fiscales de parte del gobierno federal, en aras aseguran, de poder salvaguardar la salud económica de México, para reactivar así la actividad empresarial y con ello mantener vigentes los millones de empleos que sus empresas generan en el País.

Insisto. No importa ni es indispensable agarrar partido en ésta disputa política entre el bueno y los malos, o viceversa, los buenos contra el malo.

Lo que en realidad sí nos debe importar, es el hecho de que la población de nuestro País se encuentra dividida en dos partes, dando cabida al odio, el rencor, la venganza y el encono de unos hacia otros.

Mezcla letal que podría generar una verdadera y más cruenta crisis social, más grave y dañina incluso que la pandemia del famoso coronavirus.

Lo lamentable de todo, es que tanto el Presidente de la República como los miembros del sector empresarial saben perfectamente que el destino de su confrontación, solo lleva a un destino desolador, y no obstante, muy poco, por no decir nada, hacen por la conciliación.

Lo importante es que aún estamos a tiempo de ver la rectificación de unos y otros… El consenso de ideas y planteamientos serios, viables pero alejados de olores y colores políticos sería la gran opción… Pendientes.