/ lunes 25 de julio de 2022

Las dos caras de Quirino

Con una cara, el entonces gobernador Quirino Ordaz Coppel inauguraba hospitales que no se podían utilizar porque carecían de equipo y suficiente personal. Con la otra, iba acumulando riqueza durante sus años como mandatario estatal sin dejar de atender sus negocios. En una cara le brillaba la sonrisa cuando saludaba a políticos con los que acordaba tras bambalinas a lo largo de su administración. En la otra se veía reflejado el brillo dorado de los lujos que asomaban un día sí y otro también reflejo de su fortuna. Nada hay de ilegal, solo aflora la contradicción. Esa contradicción que tira por tierra la llevada y traída “austeridad” entre funcionarios del actual régimen, puesta en entredicho con la última compra del hoy Embajador de México en España que en su primer día adquirió un automóvil Tesla .

Con una mano Quirino saludaba al presidente Andrés Manuel López Obrador quien lo invitó a sumarse a la llamada 4T, gobierno que dice enarbolar el precepto de austeridad ante todo, aunque ni el propio presidente se crea ese cuento. Con la otra firmaba ganancias de sus empresas ocultas al escrutinio público mientras fue gobernador.

Como gobernador de Sinaloa, Quirino paseaba por calles de los municipios a bordo de un vehículo oficial, caminaba entre los barrios pobres para saludar a mujeres y besar bebés en cuanto acto político podía. En Madrid, anda a bordo de un Tesla cuyo costo de alrededor de dos millones de pesos fue a dar a las cuentas de Elon Musk, dueño de la marca,

El Embajador no es Harvey Dent, el icónico villano de Batman que cayó en desgracia tras perder al amor de su vida, pero definitivamente comparte con él el rasgo que los define: ambos tienen dos caras. Si bien las de Dent representan el bien y el mal sin claroscuros, las de Quirino son las de ese político en apariencia de bajo perfil, que trataba de ser cercano a la gente, de acercarle al pueblo el pan y circo necesarios para evitar la crítica más férrea, y la del hombre ambicioso, que quiere tener más cuando ya lo tiene todo. Mientras que Quirino Jekyll intenta ser sensato sin lograrlo, Mr Quirino Hyde es todo lo que quiere ser.

Quirino presumió los dos hospitales que se construyeron en Culiacán previo a la pandemia, pero ninguno de los dos estaba en las mejores condiciones cuando dejó el gobierno: uno de ellos ni siquiera puede funcionar por falta de equipamiento.

Muchos dicen que al ex gobernador le salió caro irse de Embajador, pues fue expulsado por el partido que lo llevó al poder en 2017. Pero a Quirino le importa muy poco lo que suceda al interior del PRI. Si desde su smartphone en algún balcón de la Embajada o alguna terraza madrileña se entera de los escándalos de Alito Moreno y sus compinches. Seguramente le dará pena ajena, volteará a otro lado y a sonreir para una foto dedicada a Facebook.

La aduana de la Función Pública sirvió como escáner legal para que el hoy diplomático declarara no solo sus bienes públicos sino su participación accionaria en diversas empresas. Fuera de un reducido círculo empresarial donde ha hecho su carrera antes de dedicarse a la política, muy pocos en Sinaloa conocían el porcentaje de sus acciones y la propiedad de sus empresas, algunas de ellas consentidas por la actual administración municipal de Mazatlán que encabeza Luis Guillermo “el Quimico” Benitez Torres.

Privilegios, conflictos de interés, beneficios por debajo de la mesa, ¿cuantas cosas saldrán a la luz pública después de que se revise el comportamiento de sus empresas en su periodo como gobernador?

Con una cara, el entonces gobernador Quirino Ordaz Coppel inauguraba hospitales que no se podían utilizar porque carecían de equipo y suficiente personal. Con la otra, iba acumulando riqueza durante sus años como mandatario estatal sin dejar de atender sus negocios. En una cara le brillaba la sonrisa cuando saludaba a políticos con los que acordaba tras bambalinas a lo largo de su administración. En la otra se veía reflejado el brillo dorado de los lujos que asomaban un día sí y otro también reflejo de su fortuna. Nada hay de ilegal, solo aflora la contradicción. Esa contradicción que tira por tierra la llevada y traída “austeridad” entre funcionarios del actual régimen, puesta en entredicho con la última compra del hoy Embajador de México en España que en su primer día adquirió un automóvil Tesla .

Con una mano Quirino saludaba al presidente Andrés Manuel López Obrador quien lo invitó a sumarse a la llamada 4T, gobierno que dice enarbolar el precepto de austeridad ante todo, aunque ni el propio presidente se crea ese cuento. Con la otra firmaba ganancias de sus empresas ocultas al escrutinio público mientras fue gobernador.

Como gobernador de Sinaloa, Quirino paseaba por calles de los municipios a bordo de un vehículo oficial, caminaba entre los barrios pobres para saludar a mujeres y besar bebés en cuanto acto político podía. En Madrid, anda a bordo de un Tesla cuyo costo de alrededor de dos millones de pesos fue a dar a las cuentas de Elon Musk, dueño de la marca,

El Embajador no es Harvey Dent, el icónico villano de Batman que cayó en desgracia tras perder al amor de su vida, pero definitivamente comparte con él el rasgo que los define: ambos tienen dos caras. Si bien las de Dent representan el bien y el mal sin claroscuros, las de Quirino son las de ese político en apariencia de bajo perfil, que trataba de ser cercano a la gente, de acercarle al pueblo el pan y circo necesarios para evitar la crítica más férrea, y la del hombre ambicioso, que quiere tener más cuando ya lo tiene todo. Mientras que Quirino Jekyll intenta ser sensato sin lograrlo, Mr Quirino Hyde es todo lo que quiere ser.

Quirino presumió los dos hospitales que se construyeron en Culiacán previo a la pandemia, pero ninguno de los dos estaba en las mejores condiciones cuando dejó el gobierno: uno de ellos ni siquiera puede funcionar por falta de equipamiento.

Muchos dicen que al ex gobernador le salió caro irse de Embajador, pues fue expulsado por el partido que lo llevó al poder en 2017. Pero a Quirino le importa muy poco lo que suceda al interior del PRI. Si desde su smartphone en algún balcón de la Embajada o alguna terraza madrileña se entera de los escándalos de Alito Moreno y sus compinches. Seguramente le dará pena ajena, volteará a otro lado y a sonreir para una foto dedicada a Facebook.

La aduana de la Función Pública sirvió como escáner legal para que el hoy diplomático declarara no solo sus bienes públicos sino su participación accionaria en diversas empresas. Fuera de un reducido círculo empresarial donde ha hecho su carrera antes de dedicarse a la política, muy pocos en Sinaloa conocían el porcentaje de sus acciones y la propiedad de sus empresas, algunas de ellas consentidas por la actual administración municipal de Mazatlán que encabeza Luis Guillermo “el Quimico” Benitez Torres.

Privilegios, conflictos de interés, beneficios por debajo de la mesa, ¿cuantas cosas saldrán a la luz pública después de que se revise el comportamiento de sus empresas en su periodo como gobernador?