/ lunes 22 de julio de 2019

Las componendas PRI-Morena en el Congreso

Al igual a como lo hicieron los priistas en congresos anteriores, los diputados locales de Morena avalaron que las cuentas públicas del 2017 sean la “letra de cambio” para la negociación política. Al rechazar las de los 18 ayuntamientos luego de su revisión y advertir que con la misma vara medirán la del Gobierno del Estado, entraron al círculo de las componendas que tanto condenaron.

Sin embargo, en esta maniobra fétida, causa sospecha que el coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, Sergio Jacobo Gutiérrez no pusiera el grito en el cielo ni anunciara que se irá a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como lo acostumbra.

En ocasión de la violación que se cometerá al dar revés a la iniciativa del gobernador Quirino Ordaz Coppel, o simplemente porque no se acató la resolución de reducir de 40 a 30 el número de curules, que conformarían la Cámara para el 2021, llama poderosamente la atención la docilidad con que se manejó este diputado, cuando normalmente protagoniza escandalosos shows en los que se rasga las vestiduras.

Con suma agilidad, aceptó que la propuesta del Ejecutivo quede sin efecto.

¿Pero que se observa a leguas?

Primeramente, que esa reforma que les sería a los del tricolor beneficiosa en ese momento, ya no encaja en sus expectativas.

Era para limitar el alcance de los organismos distintos al Revolucionario Institucional en el Poder Legislativo. Hoy, amenazaría la sobrevivencia para el 2021 de la de por sí, su precaria bancada que solo tiene ocho representantes.

En segundo término, que los integrantes del Partido Revolucionario Institucional que gobernaron los municipios, temen que les esculquen a fondo el destino y la administración de los dineros que aparecen nebulosos.

Y que se les aplique lo que dijo en campaña y que todos los días remacha como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en su aparente lucha contra la corrupción: que se castigará a los corruptos y que no habrá impunidad.

Por ejemplo, está acción podría en principio, derrocar al ex alcalde de Culiacán de la dirigencia estatal del PRI, para que en libertad enfrente las supuestas tropelías que perpetró y que obligó a su antecesor Jesús Estrada Ferreiro a meterse a su casa partidista para reclamarle y preguntarle ¿en dónde quedó la bolita?, pero de billetes que no encuentran.

¿En qué derrochaste tanto?

Así como éste, son muchos los casos en que la suciedad en la administración de los recursos financieros, detectó y reveló el legislador del Movimiento de Regeneración Nacional, Marco Antonio Zazueta, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso del Estado, lo que obligó a paralizar las cuentas públicas.

En ese ajuste, en el que se expresa que hay revanchismo, los morenistas esperaron con ansias este instante. Desde antes, planearon la creación de una Comisión para vigilar a la Auditoría Superior del Estado, a la que el Ejecutivo le otorgó facultades plenas vía Congreso, y que curiosamente deja pasar todo lo que proviene de la contabilidad de los que fueron gobiernos del PRI.

Al final de todo este proceso de choque que en apariencia se vive, tanto morenistas como priistas aprobarán la mayoría de las cuentas municipales. Y lincharán a uno que otro para simular que actuaron con justicia, en una relación que se apega más a la maquinación que a la legalidad o a la rectitud que demanda la sociedad.

Donde la podredumbre y los intereses políticos, pueden ser objeto de permuta.

Al igual a como lo hicieron los priistas en congresos anteriores, los diputados locales de Morena avalaron que las cuentas públicas del 2017 sean la “letra de cambio” para la negociación política. Al rechazar las de los 18 ayuntamientos luego de su revisión y advertir que con la misma vara medirán la del Gobierno del Estado, entraron al círculo de las componendas que tanto condenaron.

Sin embargo, en esta maniobra fétida, causa sospecha que el coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, Sergio Jacobo Gutiérrez no pusiera el grito en el cielo ni anunciara que se irá a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como lo acostumbra.

En ocasión de la violación que se cometerá al dar revés a la iniciativa del gobernador Quirino Ordaz Coppel, o simplemente porque no se acató la resolución de reducir de 40 a 30 el número de curules, que conformarían la Cámara para el 2021, llama poderosamente la atención la docilidad con que se manejó este diputado, cuando normalmente protagoniza escandalosos shows en los que se rasga las vestiduras.

Con suma agilidad, aceptó que la propuesta del Ejecutivo quede sin efecto.

¿Pero que se observa a leguas?

Primeramente, que esa reforma que les sería a los del tricolor beneficiosa en ese momento, ya no encaja en sus expectativas.

Era para limitar el alcance de los organismos distintos al Revolucionario Institucional en el Poder Legislativo. Hoy, amenazaría la sobrevivencia para el 2021 de la de por sí, su precaria bancada que solo tiene ocho representantes.

En segundo término, que los integrantes del Partido Revolucionario Institucional que gobernaron los municipios, temen que les esculquen a fondo el destino y la administración de los dineros que aparecen nebulosos.

Y que se les aplique lo que dijo en campaña y que todos los días remacha como Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en su aparente lucha contra la corrupción: que se castigará a los corruptos y que no habrá impunidad.

Por ejemplo, está acción podría en principio, derrocar al ex alcalde de Culiacán de la dirigencia estatal del PRI, para que en libertad enfrente las supuestas tropelías que perpetró y que obligó a su antecesor Jesús Estrada Ferreiro a meterse a su casa partidista para reclamarle y preguntarle ¿en dónde quedó la bolita?, pero de billetes que no encuentran.

¿En qué derrochaste tanto?

Así como éste, son muchos los casos en que la suciedad en la administración de los recursos financieros, detectó y reveló el legislador del Movimiento de Regeneración Nacional, Marco Antonio Zazueta, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso del Estado, lo que obligó a paralizar las cuentas públicas.

En ese ajuste, en el que se expresa que hay revanchismo, los morenistas esperaron con ansias este instante. Desde antes, planearon la creación de una Comisión para vigilar a la Auditoría Superior del Estado, a la que el Ejecutivo le otorgó facultades plenas vía Congreso, y que curiosamente deja pasar todo lo que proviene de la contabilidad de los que fueron gobiernos del PRI.

Al final de todo este proceso de choque que en apariencia se vive, tanto morenistas como priistas aprobarán la mayoría de las cuentas municipales. Y lincharán a uno que otro para simular que actuaron con justicia, en una relación que se apega más a la maquinación que a la legalidad o a la rectitud que demanda la sociedad.

Donde la podredumbre y los intereses políticos, pueden ser objeto de permuta.