/ sábado 8 de mayo de 2021

La UAS, un poder paralelo a la gubernatura

En la UAS, en un proceso que se reduce para resolverse en días, los grupos dominantes entraron a la disputa por la Rectoría. Encaminados en una justa competitiva, levantan su mira, para ejercer un poder que alcanza dimensiones paralelas al de la gubernatura.

Lo muestra su estructura humana y movilizadora de 17 mil trabajadores académicos, administrativos y de intendencia, más grande incluso, que la de la burocracia organizada que se dispersa en los 18 municipios y que tiene su matriz en Palacio de Gobierno.

Y los casi 170 mil estudiantes de las diferentes carreras profesionales y de educación media superior, que le otorgan un férreo soporte a la máxima Casa de Estudios.

Por eso, la Universidad Autónoma de Sinaloa, es el otro espacio que los sinaloenses orientaron como contrapeso desde los viejos tiempos de lucha para frenar las sistemáticas arbitrariedades que se liberaron desde la Administración Pública estatal.

En ello reside la importancia de la pugna por suceder a Juan Eulogio Guerra Liera. O del interés del gobernador Quirino Ordaz Coppel –de afiliación priista-, y del abanderado de Morena, que se asume como perredista, tricolorista y morenista, Rubén Rocha Moya, para estar dentro de la contienda universitaria.

Los caballos y las potrancas ya hacen sus envites en el taste.

En éste, el aspirante Santiago Inzunza Cázarez, ahijado del abanderado de Movimiento de Regeneración Nacional, representa a las fuerzas gobiernistas. A las que encabeza el actual mandatario y a las que creen que ganarán la elección constitucional del próximo seis de junio.

Goza del apoyo del Poder Ejecutivo y del Judicial, que dirige su hermano Enrique Inzunza Cázarez, con un historial perverso y nepotista al convertir el Supremo Tribunal de Justicia en una agencia familiar de colocaciones.

Detrás de él, se encuentra también su hermana, Aída Inzunza Cázarez, presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa.

Viene con toda una maquinaria y excesivo dinero para buscar la victoria, pero no es bien visto entre la comunidad universitaria.

Luego Gonzalo Armienta Hernández, un connotado maestro, notario público y especialista en derecho fiscal y administrativo, aparece como uno más de los pretensos a tomar las riendas de la institución educativa.

Ex director de la Facultad de Derecho e hijo del ex secretario general de Gobierno, Gonzalo Armenta Calderón en el periodo gubernamental de Juan Millán Lizárraga, que renunció a fuerzas porque los universitarios lo repudiaban, tuvo que abandonar el despacho universitario tras el asesinato de los alumnos María Isabel Landeros Avilés –de 16 años- y de Juan de Dios Quiñónez Domínguez –de 19- hecho que en abril de 1972, enardeció a pueblo y a universitarios.

Probablemente, su vástago, que lo ven como un personaje respetable, quiere ocupar el cargo para limpiar la imagen negativa que dejó su progenitor.

La tercera en discordia, es la ex diputada del Partido Sinaloense, Zoila Maribel Gaxiola, que llega con el respaldo fragmentado. No supo aprovechar a las corrientes que simpatizan con el ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, y que la lanzaron a la cúspide política. Difícil su caso, porque no sabe hacer equipo con quien la invita a sumarse a los proyectos.

A causa de que le falta capacidad operativa.

En este trayecto, el más probable para lograr la victoria, es Jesús Madueña Molina. De experiencia de zorro de la política y la academia, ya fungió como secretario general de la UAS y en otras contiendas estuvo muy cerca de acariciar la Rectoría.

Lo distinguen sus lealtades a la universidad y cuenta con ascendencia sólida entre la mayoría de los aproximadamente 300 miembros del Consejo Universitario que el 21 del mes en curso, decidirán a quien gobernará la Casa Rosalina por los próximos cinco años.

En la UAS, en un proceso que se reduce para resolverse en días, los grupos dominantes entraron a la disputa por la Rectoría. Encaminados en una justa competitiva, levantan su mira, para ejercer un poder que alcanza dimensiones paralelas al de la gubernatura.

Lo muestra su estructura humana y movilizadora de 17 mil trabajadores académicos, administrativos y de intendencia, más grande incluso, que la de la burocracia organizada que se dispersa en los 18 municipios y que tiene su matriz en Palacio de Gobierno.

Y los casi 170 mil estudiantes de las diferentes carreras profesionales y de educación media superior, que le otorgan un férreo soporte a la máxima Casa de Estudios.

Por eso, la Universidad Autónoma de Sinaloa, es el otro espacio que los sinaloenses orientaron como contrapeso desde los viejos tiempos de lucha para frenar las sistemáticas arbitrariedades que se liberaron desde la Administración Pública estatal.

En ello reside la importancia de la pugna por suceder a Juan Eulogio Guerra Liera. O del interés del gobernador Quirino Ordaz Coppel –de afiliación priista-, y del abanderado de Morena, que se asume como perredista, tricolorista y morenista, Rubén Rocha Moya, para estar dentro de la contienda universitaria.

Los caballos y las potrancas ya hacen sus envites en el taste.

En éste, el aspirante Santiago Inzunza Cázarez, ahijado del abanderado de Movimiento de Regeneración Nacional, representa a las fuerzas gobiernistas. A las que encabeza el actual mandatario y a las que creen que ganarán la elección constitucional del próximo seis de junio.

Goza del apoyo del Poder Ejecutivo y del Judicial, que dirige su hermano Enrique Inzunza Cázarez, con un historial perverso y nepotista al convertir el Supremo Tribunal de Justicia en una agencia familiar de colocaciones.

Detrás de él, se encuentra también su hermana, Aída Inzunza Cázarez, presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa.

Viene con toda una maquinaria y excesivo dinero para buscar la victoria, pero no es bien visto entre la comunidad universitaria.

Luego Gonzalo Armienta Hernández, un connotado maestro, notario público y especialista en derecho fiscal y administrativo, aparece como uno más de los pretensos a tomar las riendas de la institución educativa.

Ex director de la Facultad de Derecho e hijo del ex secretario general de Gobierno, Gonzalo Armenta Calderón en el periodo gubernamental de Juan Millán Lizárraga, que renunció a fuerzas porque los universitarios lo repudiaban, tuvo que abandonar el despacho universitario tras el asesinato de los alumnos María Isabel Landeros Avilés –de 16 años- y de Juan de Dios Quiñónez Domínguez –de 19- hecho que en abril de 1972, enardeció a pueblo y a universitarios.

Probablemente, su vástago, que lo ven como un personaje respetable, quiere ocupar el cargo para limpiar la imagen negativa que dejó su progenitor.

La tercera en discordia, es la ex diputada del Partido Sinaloense, Zoila Maribel Gaxiola, que llega con el respaldo fragmentado. No supo aprovechar a las corrientes que simpatizan con el ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, y que la lanzaron a la cúspide política. Difícil su caso, porque no sabe hacer equipo con quien la invita a sumarse a los proyectos.

A causa de que le falta capacidad operativa.

En este trayecto, el más probable para lograr la victoria, es Jesús Madueña Molina. De experiencia de zorro de la política y la academia, ya fungió como secretario general de la UAS y en otras contiendas estuvo muy cerca de acariciar la Rectoría.

Lo distinguen sus lealtades a la universidad y cuenta con ascendencia sólida entre la mayoría de los aproximadamente 300 miembros del Consejo Universitario que el 21 del mes en curso, decidirán a quien gobernará la Casa Rosalina por los próximos cinco años.