/ lunes 25 de abril de 2022

La soga intimidó y dejó mudo al alcalde

Antes de que la soga empiece a rodear su cuello, el alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, se acobardó y guardó un silencio sepulcral ante el sí que los diputados locales dieron al inicio de un juicio político en su contra. Al grado, que no sabe si el tiempo le alcanzará para planear su escapada hacia uno de los refugios, que asegura, tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para sus amigos.

El viernes pasado, no respondió a gritos y en contra a como acostumbra. En cuanto los legisladores le mostraron el lazo de la cuerda rasposa de la que lo colgarán si se acopian los elementos para declarar la procedencia del caso, puso cierre a su boca.

Y la renuncia de Jesús Ibarra a la Comisión Instructora del Congreso del Estado, lo intimidó más. Sintió que uno de sus aliados, no quiso ser su principal verdugo, pero también develó ello, que el asunto va en serio.

En nuestra entrega del sábado 16 de los corrientes, anticipamos que el munícipe de la capital de Sinaloa, comenzó a hurgar entre los pasajes subterráneos, un espacio para la huida.

Recibió informaciones fidedignas de que grupos políticos, contrarios, lo quieren sentar en el banquillo de los acusados, a causa de que no es sano políticamente para Morena sostener a un funcionario que traiciona constantemente a los jefes en la entidad y a los culiacanenses que le refrendaron su apoyo.

“No es de hombres su actitud”.

El edil tuvo una oferta desde la pre campaña por la gobernatura para que se retirara como aspirante. Un cargo de Sub en la Fiscalía General de la República que le permitiría salir airoso.

Sin embargo, no aceptó y negoció la reelección que finalmente logró después de despotricar contra el proyecto de Rubén Rocha Moya, que se coló como gobernador con la más alta votación en la historia.

Triunfo que, hasta la fecha, no pudo digerir como político y levantó una línea de confrontación que extendió hacia el Poder Legislativo. Hoy sufre las primeras consecuencias.

Desde antes de Semana Santa, empero, el presidente municipal escuchó “pasos en la azotea”. Cuentan colaboradores que exploró la posibilidad de lo que sería un plan B al obtener datos que le adelantaron que iban por su cabeza.

Reavivó con urgencia en los altos círculos la opción de ocupar un puesto en alguna institución del Gobierno Federal. Que alguien le recordara al titular del Ejecutivo mexicano la propuesta antigua de colocarlo en una oficina de la FGR, resultaría atractivo como tabla de salvación.

Así se movió.

Pero aún se ignora si la maniobra para que se concretara el ruego a la figura presidencial, tuvo frutos o fue un fracaso. Solo se sabrá si en breve, antes de que le formen el cuadro, lo requieren para tal efecto.

La verdad es que pasa el tiempo y aunque la ley señala plazos para enjuiciar a alguien que violentó las normas, está de por medio el sumo interés de los diputados de todas las bancadas que lo quieren fuera del gobierno culiacanense.

Son tres meses que se le harán pocos a Jesús Estrada Ferreiro. De momento, lo atrapó el miedo que amenaza con paralizarlo.

Ya le quitó la estridencia a su voz y le eliminó el ánimo contestatario. Anduvo muy manso en los últimos días.

Sintió el primer apretón de manos en la nuca desde que aprobaron darle el visto bueno a la demanda, a pesar de que esto apenas es el principio.

Pero al parecer sus temores no lo dejan pensar si en realidad se trata de una meterlo en una camisa de presión para que le baje a sus marrullerías o si la Cámara lo ajustará hasta llegar a las últimas consecuencias.

De la dirigencia de Movimiento de Regeneración Nacional, no desean que lo enjuicien y los pronunciamientos seguirán en este sentido.

Aunque localmente, hay muchos que se frotan las manos, entre ellos la mayoría de los morenistas.

Y los priistas y panistas se preparan para dar un golpe aparente a sus adversarios, que obvio no lo harían con un alcalde de su afiliación partidista. Este es el instante apropiado para expulsar la rabia que todavía tienen por la derrota.

Pese a que los cobijaron y los premiaron con posiciones que disfrutan familiares y amigos de legisladores que odiaban al morenismo con quien hoy duermen, de manera placentera.

Antes de que la soga empiece a rodear su cuello, el alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, se acobardó y guardó un silencio sepulcral ante el sí que los diputados locales dieron al inicio de un juicio político en su contra. Al grado, que no sabe si el tiempo le alcanzará para planear su escapada hacia uno de los refugios, que asegura, tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para sus amigos.

El viernes pasado, no respondió a gritos y en contra a como acostumbra. En cuanto los legisladores le mostraron el lazo de la cuerda rasposa de la que lo colgarán si se acopian los elementos para declarar la procedencia del caso, puso cierre a su boca.

Y la renuncia de Jesús Ibarra a la Comisión Instructora del Congreso del Estado, lo intimidó más. Sintió que uno de sus aliados, no quiso ser su principal verdugo, pero también develó ello, que el asunto va en serio.

En nuestra entrega del sábado 16 de los corrientes, anticipamos que el munícipe de la capital de Sinaloa, comenzó a hurgar entre los pasajes subterráneos, un espacio para la huida.

Recibió informaciones fidedignas de que grupos políticos, contrarios, lo quieren sentar en el banquillo de los acusados, a causa de que no es sano políticamente para Morena sostener a un funcionario que traiciona constantemente a los jefes en la entidad y a los culiacanenses que le refrendaron su apoyo.

“No es de hombres su actitud”.

El edil tuvo una oferta desde la pre campaña por la gobernatura para que se retirara como aspirante. Un cargo de Sub en la Fiscalía General de la República que le permitiría salir airoso.

Sin embargo, no aceptó y negoció la reelección que finalmente logró después de despotricar contra el proyecto de Rubén Rocha Moya, que se coló como gobernador con la más alta votación en la historia.

Triunfo que, hasta la fecha, no pudo digerir como político y levantó una línea de confrontación que extendió hacia el Poder Legislativo. Hoy sufre las primeras consecuencias.

Desde antes de Semana Santa, empero, el presidente municipal escuchó “pasos en la azotea”. Cuentan colaboradores que exploró la posibilidad de lo que sería un plan B al obtener datos que le adelantaron que iban por su cabeza.

Reavivó con urgencia en los altos círculos la opción de ocupar un puesto en alguna institución del Gobierno Federal. Que alguien le recordara al titular del Ejecutivo mexicano la propuesta antigua de colocarlo en una oficina de la FGR, resultaría atractivo como tabla de salvación.

Así se movió.

Pero aún se ignora si la maniobra para que se concretara el ruego a la figura presidencial, tuvo frutos o fue un fracaso. Solo se sabrá si en breve, antes de que le formen el cuadro, lo requieren para tal efecto.

La verdad es que pasa el tiempo y aunque la ley señala plazos para enjuiciar a alguien que violentó las normas, está de por medio el sumo interés de los diputados de todas las bancadas que lo quieren fuera del gobierno culiacanense.

Son tres meses que se le harán pocos a Jesús Estrada Ferreiro. De momento, lo atrapó el miedo que amenaza con paralizarlo.

Ya le quitó la estridencia a su voz y le eliminó el ánimo contestatario. Anduvo muy manso en los últimos días.

Sintió el primer apretón de manos en la nuca desde que aprobaron darle el visto bueno a la demanda, a pesar de que esto apenas es el principio.

Pero al parecer sus temores no lo dejan pensar si en realidad se trata de una meterlo en una camisa de presión para que le baje a sus marrullerías o si la Cámara lo ajustará hasta llegar a las últimas consecuencias.

De la dirigencia de Movimiento de Regeneración Nacional, no desean que lo enjuicien y los pronunciamientos seguirán en este sentido.

Aunque localmente, hay muchos que se frotan las manos, entre ellos la mayoría de los morenistas.

Y los priistas y panistas se preparan para dar un golpe aparente a sus adversarios, que obvio no lo harían con un alcalde de su afiliación partidista. Este es el instante apropiado para expulsar la rabia que todavía tienen por la derrota.

Pese a que los cobijaron y los premiaron con posiciones que disfrutan familiares y amigos de legisladores que odiaban al morenismo con quien hoy duermen, de manera placentera.