/ jueves 1 de abril de 2021

La justicia humanizada

"Queremos que los perpetradores respondan

por sus actos, y queremos estrategias para sostener

un cambio sistémico a largo plazo".

Tarana Burke

Hace un par de semanas la mamá de “Dany”, menor de ocho años de edad abusada sexualmente en agosto pasado por un familiar, -por inverosímil que parezca- exigía de nuevo ante autoridades y medios de comunicación el cumplimiento de la justicia, esta que tiene en su deber ser pronta y expedita, para que pueda realizarse cuanto antes la orden de aprehensión al agresor.

Este retraso por parte de la Fiscalía General del Estado, ha causado que sea atraído por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, aún sin darse a conocer las posibles omisiones de parte de las autoridades, lo cierto es que la revictimización de la que es objeto la menor en el transcurso de este tiempo, y de la que ha denunciado persistentemente su madre, debe llegar a su fin, y no replicarse.

Este caso es una herida abierta en nuestro estado, tanto por la edad de la víctima como el tipo de delito del que se trata, ¿Cómo hacemos valer la norma y qué instrumentos nos faltan para lograr una justicia humanizada para Dany, y las víctimas del día a día?

Los últimos años se ha establecido un marco legal sancionador a efecto de desarticular esta violencia sistemática y sistémica, particularmente contra las niñas, adolescentes y mujeres. Sin embargo, hoy se enfrenta de nuevo un debate sobre una falacia visto desde la perspectiva de los derechos humanos, que es la ponderación de la presunción de inocencia sobre la justicia para las víctimas, cuando es justo la falta de acceso y garantía justicia lo que ha causado una transición del propio sistema judicial, que aún tiene mucho por perfeccionar.

Esta transición la estamos viviendo en todos los niveles donde se han regulado las nuevas violencias; por ello, la insistencia en la formación y capacitación de servidoras y servidores públicos, el acceso a la información como pública y mediática; las acciones afirmativas a través de estrategias que puedan sostener este cambio legal y cultural a través del tiempo cobran mayor relevancia, a la luz de la gran deuda y rezago en la impartición de la justicia, y esto visto también desde los altos índices de impunidad en el que México ocupa la posición 60 de 69 países analizados de acuerdo a la medición del índice Global de Impunidad 2020, y que sin duda afecta en mayor medida a las y los más vulnerados.

Usemos nuestra voz pública para apoyar a las víctimas, más aún por aquellas que más nos necesitan. Hasta que la justicia humanizada especialmente para nuestras niñas sea la norma.


"Queremos que los perpetradores respondan

por sus actos, y queremos estrategias para sostener

un cambio sistémico a largo plazo".

Tarana Burke

Hace un par de semanas la mamá de “Dany”, menor de ocho años de edad abusada sexualmente en agosto pasado por un familiar, -por inverosímil que parezca- exigía de nuevo ante autoridades y medios de comunicación el cumplimiento de la justicia, esta que tiene en su deber ser pronta y expedita, para que pueda realizarse cuanto antes la orden de aprehensión al agresor.

Este retraso por parte de la Fiscalía General del Estado, ha causado que sea atraído por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, aún sin darse a conocer las posibles omisiones de parte de las autoridades, lo cierto es que la revictimización de la que es objeto la menor en el transcurso de este tiempo, y de la que ha denunciado persistentemente su madre, debe llegar a su fin, y no replicarse.

Este caso es una herida abierta en nuestro estado, tanto por la edad de la víctima como el tipo de delito del que se trata, ¿Cómo hacemos valer la norma y qué instrumentos nos faltan para lograr una justicia humanizada para Dany, y las víctimas del día a día?

Los últimos años se ha establecido un marco legal sancionador a efecto de desarticular esta violencia sistemática y sistémica, particularmente contra las niñas, adolescentes y mujeres. Sin embargo, hoy se enfrenta de nuevo un debate sobre una falacia visto desde la perspectiva de los derechos humanos, que es la ponderación de la presunción de inocencia sobre la justicia para las víctimas, cuando es justo la falta de acceso y garantía justicia lo que ha causado una transición del propio sistema judicial, que aún tiene mucho por perfeccionar.

Esta transición la estamos viviendo en todos los niveles donde se han regulado las nuevas violencias; por ello, la insistencia en la formación y capacitación de servidoras y servidores públicos, el acceso a la información como pública y mediática; las acciones afirmativas a través de estrategias que puedan sostener este cambio legal y cultural a través del tiempo cobran mayor relevancia, a la luz de la gran deuda y rezago en la impartición de la justicia, y esto visto también desde los altos índices de impunidad en el que México ocupa la posición 60 de 69 países analizados de acuerdo a la medición del índice Global de Impunidad 2020, y que sin duda afecta en mayor medida a las y los más vulnerados.

Usemos nuestra voz pública para apoyar a las víctimas, más aún por aquellas que más nos necesitan. Hasta que la justicia humanizada especialmente para nuestras niñas sea la norma.