/ jueves 4 de junio de 2020

La élite del viejo PRI contra Sergio Torres



Tras anteponer sus ambiciones insanas sobre los efectos de la pandemia que agobia a Sinaloa, cabecillas de los viejos grupos dominantes del PRI se dan tiempo para armar la entrega dócil de la gubernatura a Morena en el 2021, a cambio de una dote sexenal que les perpetúe su sobrevivencia política y económica.

Esos segmentos que son minoría sobre los auténticos militantes que le quedan al priismo, los operan desde las altas esferas de poder del estado y empezaron a concretar acuerdos iniciales.

Con una consigna clave que emergió, como parte de los primeros pactos, de cerrar de un golpe y con varias trancas las puertas del Revolucionario Institucional a Sergio Torres Félix, secretario de Pesca y Acuacultura del gobierno sinaloense, porque su carrera ascendente entre los ciudadanos le haría sombra al perverso plan que se organiza.

O de ser necesario, maquinarían su expulsión de las filas partidista para eliminar a un aspirante que representa un obstáculo para procesar lo que ya pusieron en marcha: el derrocamiento de las principales columnas en las que mantienen su última esperanza las clases de abajo.

El segundo paso, sería el envío de un candidato frágil a la contienda que podría surgir de entre los perdedores, Jesús Valdez Palazuelos, dirigente del tricolor en Sinaloa, el senador Mario Zamora Gastélum o Juan Alfonso Mejía, actual secretario de Educación Pública y Cultura, panista que decepcionará a los priistas al carecer de militancia, trayectoria y experiencia electoral, pero que repetiría la historia de José Antonio Meade que carecía de identidad partidista.

De acuerdo a las informaciones de miembros del priismo, cercanos al Comité Directivo Estatal, las presuntas negociaciones las realizan grupúsculos que se consideran la élite tricolorista, que durante décadas crearon cuantiosas fortunas que hoy amasan “a costillas” de la manipulación de la estructura humana que confió en ellos.

Y que traen detrás la venía de la cabeza más visible del poder en turno en la entidad.

E incluso corren versiones de que a Sergio Torres Félix, desde las penumbras de donde se oculta la palanca de ese maquinaría del poderío, lo pudieran empezar a presionar para dejarlo sin herramientas de trabajo social, político y financiero.

En el entendido también de enterrar de una vez por todas, la probabilidad de lanzar a una reconocida dama como abanderada. Para salvarla del oprobio electoral que le otorgarían los votantes en virtud de que no repunta en los sondeos previos, y en cambio, crearle condiciones para meterla a la competencia por una diputación o una presidencia municipal.

La principal coincidencia que alertó a las capas medias y bajas del PRI, es que les hablaron de que morenistas y legisladores priistas en el Congreso Local, pactaron sin problema alguno, el cambio de fecha para liberar la convocatoria que abriría el proceso electoral del año entrante que renovará el Poder Ejecutivo, el Legislativo y los 18 ayuntamientos. Y que este martes se modificó la fecha del 15 de septiembre al 15 de diciembre de este 2020.

Sin embargo, en el otro extremo de la carrera el ex alcalde de Culiacán que ya sabe de lo que se planifica en su contra, le podría arrancar los piezas vitales del priismo activo a sus detractores, que lo alientan desde adentro a seguir adelante y cuando recibe ofertas para aparecer en las boletas electorales, de uno de los más posicionados gobernadores de un estado del país, acérrimo opositor del gobierno federal, que trae proyecto presidencial a la mano para el 2024.

O de un plan “C” localista de personajes que invitan a Sergio Torres Félix a crear una alianza sólida para estar en la disputa que se aproxima.



Tras anteponer sus ambiciones insanas sobre los efectos de la pandemia que agobia a Sinaloa, cabecillas de los viejos grupos dominantes del PRI se dan tiempo para armar la entrega dócil de la gubernatura a Morena en el 2021, a cambio de una dote sexenal que les perpetúe su sobrevivencia política y económica.

Esos segmentos que son minoría sobre los auténticos militantes que le quedan al priismo, los operan desde las altas esferas de poder del estado y empezaron a concretar acuerdos iniciales.

Con una consigna clave que emergió, como parte de los primeros pactos, de cerrar de un golpe y con varias trancas las puertas del Revolucionario Institucional a Sergio Torres Félix, secretario de Pesca y Acuacultura del gobierno sinaloense, porque su carrera ascendente entre los ciudadanos le haría sombra al perverso plan que se organiza.

O de ser necesario, maquinarían su expulsión de las filas partidista para eliminar a un aspirante que representa un obstáculo para procesar lo que ya pusieron en marcha: el derrocamiento de las principales columnas en las que mantienen su última esperanza las clases de abajo.

El segundo paso, sería el envío de un candidato frágil a la contienda que podría surgir de entre los perdedores, Jesús Valdez Palazuelos, dirigente del tricolor en Sinaloa, el senador Mario Zamora Gastélum o Juan Alfonso Mejía, actual secretario de Educación Pública y Cultura, panista que decepcionará a los priistas al carecer de militancia, trayectoria y experiencia electoral, pero que repetiría la historia de José Antonio Meade que carecía de identidad partidista.

De acuerdo a las informaciones de miembros del priismo, cercanos al Comité Directivo Estatal, las presuntas negociaciones las realizan grupúsculos que se consideran la élite tricolorista, que durante décadas crearon cuantiosas fortunas que hoy amasan “a costillas” de la manipulación de la estructura humana que confió en ellos.

Y que traen detrás la venía de la cabeza más visible del poder en turno en la entidad.

E incluso corren versiones de que a Sergio Torres Félix, desde las penumbras de donde se oculta la palanca de ese maquinaría del poderío, lo pudieran empezar a presionar para dejarlo sin herramientas de trabajo social, político y financiero.

En el entendido también de enterrar de una vez por todas, la probabilidad de lanzar a una reconocida dama como abanderada. Para salvarla del oprobio electoral que le otorgarían los votantes en virtud de que no repunta en los sondeos previos, y en cambio, crearle condiciones para meterla a la competencia por una diputación o una presidencia municipal.

La principal coincidencia que alertó a las capas medias y bajas del PRI, es que les hablaron de que morenistas y legisladores priistas en el Congreso Local, pactaron sin problema alguno, el cambio de fecha para liberar la convocatoria que abriría el proceso electoral del año entrante que renovará el Poder Ejecutivo, el Legislativo y los 18 ayuntamientos. Y que este martes se modificó la fecha del 15 de septiembre al 15 de diciembre de este 2020.

Sin embargo, en el otro extremo de la carrera el ex alcalde de Culiacán que ya sabe de lo que se planifica en su contra, le podría arrancar los piezas vitales del priismo activo a sus detractores, que lo alientan desde adentro a seguir adelante y cuando recibe ofertas para aparecer en las boletas electorales, de uno de los más posicionados gobernadores de un estado del país, acérrimo opositor del gobierno federal, que trae proyecto presidencial a la mano para el 2024.

O de un plan “C” localista de personajes que invitan a Sergio Torres Félix a crear una alianza sólida para estar en la disputa que se aproxima.