Una frase en las redacciones de los periódicos se erige como un culto a la verdad y a la ética: “Si tú mamá te dice que te quiere, confírmalo tres veces”. En esencia esa es la columna vertebral del periodismo, su compromiso con la sociedad con mantenerla bien informada para que tome buenas decisiones.
Sin embargo, en un contexto de violencia la redes sociales se convierten en el enemigo a vencer por la difusión de contenidos falsos, que conforme se van diseminando llegan a causar pánico en la población.
De entrada la gente lo que ve en esos canales de difusión tiende a darles cierto grado de verdad, pero no se da el tiempo de verificar si eso es verdad. Y pasó la noche del lunes en Mazatlán, donde una página de Facebook propone no salir de casa a os ciudadanos, porque se escuchaba una aeronave militar sobrevolando el puerto.
Nada más falso. Pero la gente empezó a preguntarse el lunes mismo por la noche si la violencia registrada en Culiacán gran parte del día, se había trasladado hacia Mazatlán.
Es ese tipo de desinformación la que altera el orden común de las cosas.
El puerto estaba tranquilo, pero lo sucedido en Culiacán sembró el germen del miedo entre los porteños, y si a eso le suman que las autoridades locales no contrarrestaron la información en el momento, pues la sicosis se apoderó de una parte de la población.
Hasta el martes el alcalde Édgar González salió a decir que la página en cuestión fue denunciada ante la Policía Cibernética y el Ejército. Pero el daño ya estaba hecho porque hubo gente que prefirió no llevar a sus hijos a la escuela. Ese vacío de información es lo que genera que sociedades enteras colapsen y en la historia de la humanidad hay muchos ejemplos de ello.