/ lunes 30 de marzo de 2020

La crisis del Coronavirus en el Garmendia

Dos días próximos al fin de semana, el episodio que “arqueó” la estructura del remodelado mercado “Gustavo Garmendia” de Culiacán y del primer cuadro citadino, fue la noticia que como reguero de virus se propagó. El Covid 19 que se le detectó aparentemente al dirigente de la Unión de Locatarios, recreó en el imaginario colectivo que el lugar se erigió en una gigantesca fuente de contagio en la que entran y salen miles de consumidores, proveedores y distribuidores.

Pedro Gutiérrez, asiduo asistente a unos de los cafés que se localiza a una cuadra del complejo comercial, traía una lista de productos que compraría el jueves, a solicitud de su esposa, para reponer la despensa semanal.

Una hora después de sentarse en la mesa del restaurante, revisó el celular y constató más de diez llamadas seguidas. En su WhatsApp había varios mensajes en los que le pedía de manera urgente que cancelara el encargo.

¡Nada de compras!

Enseguida, al regresar la llamada vía telefónica con voz de angustia su consorte le reveló la información que le dieron dos empleadas de los puestos aledaños y que el interlocutor, escuchó repetidamente de la boca de otras personas a las que encontró cuando acudió a las instalaciones de los locales a confirmar lo que en la calle se decía casi a gritos.

Era obvio que la alarma se desencadenaría. Y el susto, de acuerdo al testimonio quien se apersonó entre los vendedores, lo mostraban en sus caras aunque ellos lo quisieron ocultar.

Solo los compradores que desconocían el dato, recorrieron sin reparo los pasillos, pero en horas, las ventas se desplomaron abruptamente en otra de las consecuencias sombrías: la económica.

El viernes el alcalde de la capital sinaloense, Jesús Estrada Ferreiro dijo conocer el caso y hasta que habló con el paciente. Aunque se negó a confirmar si realmente el aludido portaba el mal, escándalo y miedo siguieron latentes.

La ola de informaciones, rumores y temores ensanchó el probable efecto del fenómeno cuando el sábado las filas de los locatarios llenaron el Hospital Civil de Culiacán, en busca de un turno para hacerse exámenes de laboratorio.

Fue Jorge Alán Urbina Vidales, titular de la Comisión Estatal para la Protección de Riesgos Sanitarios de Sinaloa, filial de la Secretaría de Salud, quien disipó algunas dudas.

El funcionario que más sale a cuadro desde que inició la pandemia que azota al país, aseguró que con el manejo necesario y las medidas preventivas, el Mercado Gustavo Garmendia no tiene porqué cerrar. Y llevó personal para capacitar en la movilización de alimentos a empleados y locatarios.

En tanto su jefe que actualiza las estadísticas a diario, Efrén Encinas, secretario de Salud estatal, confirmó que para el sábado pasado, se registró la segunda muerte por Coronavirus. Y se tenían 15 pacientes que dieron positivo.

Precisamente a un mes con dos días de que se aisló al individuo que portaba la virulencia en cuestión y que se convirtió en el caso número dos en la República Mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador, estuvo en el hotel donde se verificó el hecho. Llamó al autocuidado y al cuidado de los más vulnerables y enmarcó que no se trata de la peste.

Antes en lenguaje de béisbol, el gobernador Quirino Ordaz Coppel que lo acompaño a Badiraguato, destacó que Enrique Peña Nieto solo bateó la carretera que se inspeccionó este domingo –hacia Guadalupe y Calvo, Chihuahua-, y el actual mandatario federal la cachó.

Mientras en Navolato, el alcalde petista, Eliazar Gutiérrez Ángulo, presidió el plebiscito de síndicos e impuso acciones precautorias contra la contingencia hasta de desinfectarse las manos antes y después de hacer contacto con las boletas electorales.

Dos días próximos al fin de semana, el episodio que “arqueó” la estructura del remodelado mercado “Gustavo Garmendia” de Culiacán y del primer cuadro citadino, fue la noticia que como reguero de virus se propagó. El Covid 19 que se le detectó aparentemente al dirigente de la Unión de Locatarios, recreó en el imaginario colectivo que el lugar se erigió en una gigantesca fuente de contagio en la que entran y salen miles de consumidores, proveedores y distribuidores.

Pedro Gutiérrez, asiduo asistente a unos de los cafés que se localiza a una cuadra del complejo comercial, traía una lista de productos que compraría el jueves, a solicitud de su esposa, para reponer la despensa semanal.

Una hora después de sentarse en la mesa del restaurante, revisó el celular y constató más de diez llamadas seguidas. En su WhatsApp había varios mensajes en los que le pedía de manera urgente que cancelara el encargo.

¡Nada de compras!

Enseguida, al regresar la llamada vía telefónica con voz de angustia su consorte le reveló la información que le dieron dos empleadas de los puestos aledaños y que el interlocutor, escuchó repetidamente de la boca de otras personas a las que encontró cuando acudió a las instalaciones de los locales a confirmar lo que en la calle se decía casi a gritos.

Era obvio que la alarma se desencadenaría. Y el susto, de acuerdo al testimonio quien se apersonó entre los vendedores, lo mostraban en sus caras aunque ellos lo quisieron ocultar.

Solo los compradores que desconocían el dato, recorrieron sin reparo los pasillos, pero en horas, las ventas se desplomaron abruptamente en otra de las consecuencias sombrías: la económica.

El viernes el alcalde de la capital sinaloense, Jesús Estrada Ferreiro dijo conocer el caso y hasta que habló con el paciente. Aunque se negó a confirmar si realmente el aludido portaba el mal, escándalo y miedo siguieron latentes.

La ola de informaciones, rumores y temores ensanchó el probable efecto del fenómeno cuando el sábado las filas de los locatarios llenaron el Hospital Civil de Culiacán, en busca de un turno para hacerse exámenes de laboratorio.

Fue Jorge Alán Urbina Vidales, titular de la Comisión Estatal para la Protección de Riesgos Sanitarios de Sinaloa, filial de la Secretaría de Salud, quien disipó algunas dudas.

El funcionario que más sale a cuadro desde que inició la pandemia que azota al país, aseguró que con el manejo necesario y las medidas preventivas, el Mercado Gustavo Garmendia no tiene porqué cerrar. Y llevó personal para capacitar en la movilización de alimentos a empleados y locatarios.

En tanto su jefe que actualiza las estadísticas a diario, Efrén Encinas, secretario de Salud estatal, confirmó que para el sábado pasado, se registró la segunda muerte por Coronavirus. Y se tenían 15 pacientes que dieron positivo.

Precisamente a un mes con dos días de que se aisló al individuo que portaba la virulencia en cuestión y que se convirtió en el caso número dos en la República Mexicana, el presidente Andrés Manuel López Obrador, estuvo en el hotel donde se verificó el hecho. Llamó al autocuidado y al cuidado de los más vulnerables y enmarcó que no se trata de la peste.

Antes en lenguaje de béisbol, el gobernador Quirino Ordaz Coppel que lo acompaño a Badiraguato, destacó que Enrique Peña Nieto solo bateó la carretera que se inspeccionó este domingo –hacia Guadalupe y Calvo, Chihuahua-, y el actual mandatario federal la cachó.

Mientras en Navolato, el alcalde petista, Eliazar Gutiérrez Ángulo, presidió el plebiscito de síndicos e impuso acciones precautorias contra la contingencia hasta de desinfectarse las manos antes y después de hacer contacto con las boletas electorales.