/ viernes 1 de octubre de 2021

La agenda verde en Sinaloa

La agenda ecológica internacional como la conocemos es producto de los problemas de polución y contaminación del agua que se concentraron en los principales países industrializados de Europa durante los cincuentas y que será adoptada como tema por la ONU después de su creación tras el término de la segunda guerra mundial. Durante los años setentas se instala como parte de los movimientos sociales, “new age” abanderados sobre todo por las y los jóvenes que bajo el marco de la guerra fría y la guerra de Vietnam, promulgaban por la paz, el feminismo, la revolución sexual y la discriminación racial. Bajo ese contexto, el ambientalismo se incrusta como parte del activismo por los derechos humanos y el nacimiento de greenpeace foundation legitima el activismo medioambiental.

El ambientalismo, como los demás movimientos han tenido un camino complejo en el proceso de concretar políticas públicas que traspasen el plano de ser recomendativas a ser sancionatorias y a pesar de lo importante que ha sido el apoyo de la ciencia, podemos hablar de un marco jurídico internacional que no ha sido sufiente, sobre todo el América Latina ( en general los países del sur) donde modificar los esquemas culturales en términos de conciencia ambiental, son puestos en segundo plano en comparación con fenómenos socioeconómicos también profundos como la pobreza, la violencia extrema y la discriminación, etc.

Entiendo de manera particular al ambientalismo como pensamiento revolucionador y profundo que ha horizontalizado la relación del humanidad con el universo y me gusta personalmente el retorno al pasado, al origen de la humanidad al que nos obliga a pensar, nos remite a cuestionar de donde venimos y a donde vamos, a hacer una valoración de la sabiduría ancestral. Muy lejos estoy de ser una experta en el temas de ecología, de desarrollo sustentable o de crisis ambiental, pero si puedo decir que he conocido personas que han influido en mi compromiso y visión con el medio ambiente y la naturaleza.

Si bien la responsabilidad de la agenda ecológica sigue estando en manos de las organizaciones civiles, la llamada agenda 20-30 de la ONU ha generado una ruta de impacto internacional que está obligando a los gobiernos a ejercer un poco más de voluntad política al respecto del tema. En Sinaloa, podemos hablar de un movimiento ambientalista sólido que ha tenido un buen caldo de cultivo no solo por la base económica en las actividades primarias que impactan de manera directa en el suelo, el aire y el agua, sino por la cantidad impresionante de basura que producimos y la insuficiencia de un sistema de recolección y tratamiento de la misma.

En Sinaloa han sido destapados poco/as titularidades para secretarías, una de ellas ha sido la de Desarrollo Sustentable, una secretaría creada en ésta administración que lejos de haber sido representada por funcionarios grises y acartonados, fue dinamizada por la única mujer en el gabinete, profesionalizada, activista, que ha hecho un trabajo pionero y sustancial al posicionar los temas en la agenda pública estatal y coadyuvar en medidas trascendentales como la regulación en el uso de plástico.

Con la llegada del gobierno de la transformación se ha rumorado que dicha secretaría se fusionará con la Secretaría de Desarrollo Social. Ambas agendas gubernamentales son compatibles, además se ha presentado como titular a otra mujer jóven que goza de amplias credenciales, con experiencia en la administración federal actual desde presidencia donde se operan todos los programas sociales federales, por lo que esperamos haya un fortalecimiento y no una subordinación de la agenda ambiental y se siga avanzando en los muchos temas pendientes que existen en la agenda de verde sinaloense.

La agenda ecológica internacional como la conocemos es producto de los problemas de polución y contaminación del agua que se concentraron en los principales países industrializados de Europa durante los cincuentas y que será adoptada como tema por la ONU después de su creación tras el término de la segunda guerra mundial. Durante los años setentas se instala como parte de los movimientos sociales, “new age” abanderados sobre todo por las y los jóvenes que bajo el marco de la guerra fría y la guerra de Vietnam, promulgaban por la paz, el feminismo, la revolución sexual y la discriminación racial. Bajo ese contexto, el ambientalismo se incrusta como parte del activismo por los derechos humanos y el nacimiento de greenpeace foundation legitima el activismo medioambiental.

El ambientalismo, como los demás movimientos han tenido un camino complejo en el proceso de concretar políticas públicas que traspasen el plano de ser recomendativas a ser sancionatorias y a pesar de lo importante que ha sido el apoyo de la ciencia, podemos hablar de un marco jurídico internacional que no ha sido sufiente, sobre todo el América Latina ( en general los países del sur) donde modificar los esquemas culturales en términos de conciencia ambiental, son puestos en segundo plano en comparación con fenómenos socioeconómicos también profundos como la pobreza, la violencia extrema y la discriminación, etc.

Entiendo de manera particular al ambientalismo como pensamiento revolucionador y profundo que ha horizontalizado la relación del humanidad con el universo y me gusta personalmente el retorno al pasado, al origen de la humanidad al que nos obliga a pensar, nos remite a cuestionar de donde venimos y a donde vamos, a hacer una valoración de la sabiduría ancestral. Muy lejos estoy de ser una experta en el temas de ecología, de desarrollo sustentable o de crisis ambiental, pero si puedo decir que he conocido personas que han influido en mi compromiso y visión con el medio ambiente y la naturaleza.

Si bien la responsabilidad de la agenda ecológica sigue estando en manos de las organizaciones civiles, la llamada agenda 20-30 de la ONU ha generado una ruta de impacto internacional que está obligando a los gobiernos a ejercer un poco más de voluntad política al respecto del tema. En Sinaloa, podemos hablar de un movimiento ambientalista sólido que ha tenido un buen caldo de cultivo no solo por la base económica en las actividades primarias que impactan de manera directa en el suelo, el aire y el agua, sino por la cantidad impresionante de basura que producimos y la insuficiencia de un sistema de recolección y tratamiento de la misma.

En Sinaloa han sido destapados poco/as titularidades para secretarías, una de ellas ha sido la de Desarrollo Sustentable, una secretaría creada en ésta administración que lejos de haber sido representada por funcionarios grises y acartonados, fue dinamizada por la única mujer en el gabinete, profesionalizada, activista, que ha hecho un trabajo pionero y sustancial al posicionar los temas en la agenda pública estatal y coadyuvar en medidas trascendentales como la regulación en el uso de plástico.

Con la llegada del gobierno de la transformación se ha rumorado que dicha secretaría se fusionará con la Secretaría de Desarrollo Social. Ambas agendas gubernamentales son compatibles, además se ha presentado como titular a otra mujer jóven que goza de amplias credenciales, con experiencia en la administración federal actual desde presidencia donde se operan todos los programas sociales federales, por lo que esperamos haya un fortalecimiento y no una subordinación de la agenda ambiental y se siga avanzando en los muchos temas pendientes que existen en la agenda de verde sinaloense.