/ sábado 23 de enero de 2021

Juega Quirino a “El Rival más Débil”

Al gobernador Quirino Ordaz Coppel le gusta el juego “El Rival más Débil”. Como jefe del priismo sinaloense dispuso enviar como pre candidato a la gubernatura a Mario Zamora Gastélum, quien carga con una casta de perdedor en las elecciones y que facilitará el triunfo de alguno de los opositores, que lo aventajan en las preferencias del momento.

Con el senador del Partido Revolucionario Institucional, el mandatario perderá ganando en las votaciones de junio próximo.

Ceder el poder suavemente, lo planeó desde hace tiempo y por ello no impulsó cuadros como lo hicieron sus antecesores. Por el contrario, les redujo hasta los viáticos y les controló a los colaboradores los programas sociales para que no crecieran, de acuerdo a lo que señala uno de sus ex funcionarios.

Y centró su proyecto de relevo aparente, en tres personajes que se convirtieron en claves, por ser los más frágiles de entre todos los que podían ser aspirantes al Gobierno del Estado:

Juan Alfonso Mejía, secretario de Educación Pública y Cultura, a quien por no tensar las relaciones con el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo dejó fuera. Para no hacer enojar al tabasqueño, porque apoyar a este último, sería postular a un amigo y ex subordinado del empresario Claudio X. González, que encabeza la alianza opositora al Gobierno Federal.

Sin embargo, lo metió a la tómbola para marearlo.

Luego Jesús Valdés Palazuelos pudo ser el ungido, porque reunía las características del instante para fracasar. Venía de ser derrotado en el 2018, por Jesús Estrada Ferreiro y acopiaba un odio de la clase trabajadora del ayuntamiento y de los culiacanenses.

Sentimiento en contra que el directivo del Comité Estatal del tricolor aumentó cuando bajó los sueldos a los empleados partidistas y desató despidos colectivos de personal con derechos de antigüedad en el servicio.

El último se lo perpetró Sergio Torres Félix, abanderado de Movimiento Ciudadano cuanto exhibió del ex alcalde la corrupción con la que se manejó y que entre los habitantes era un “secreto a voces”.

Finalmente la decisión sobre Mario Zamora Gastélum, fue la peor para la militancia del priismo y la mejor para los contrarios. El repudio de ayer que intentaba impedir su registro fue la primera prueba. No lo quieren.

El riesgo de extinción del Revolucionario Institucional y sus partidos coleros, está echado.

El historial del mochiteco se remonta mucho más atrás.

Su padre, Mario Zamora Malcampo perdió la presidencia municipal de Ahome, en las épocas en que los priistas arrasaban. En 1995 el panista Francisco Salvador López Brito le arrebató los dados de la partida.

¿Qué será hoy que existe un PRI precario y un partido dominante que cambió la geografía política?

Pero Mario Zamora Gastélum, “mordió el polvo” en el 2010. Fue vencido de manera apabullante al obtener solo 45 mil 379 votos contra 113 mil 745 de Xenén Xóchihua, del Partido Acción Nacional. Lo aplastó con 68 mil 366 papeletas electorales que se cruzaron a su favor.

La última, la hizo en 2018. La fórmula que presidió con Rosa Elena Millán en la disputa por el Senado de la República, se repitió la historia como si estuviera en los códigos del árbol genealógico del mochitense. Cayó al lograr 306 mil 995 sufragios contra 604 mil 603 de Imelda Castro y Rubén Rocha Moya, de Morena. Con el doble de diferencia.

Para desgracia de la militancia, enviaron al más enclenque en rentabilidad electoral para hacer triunfar a los adversarios, como si se le quisiera amartillar el último clavo al ataúd donde yace el PRI.

Al gobernador Quirino Ordaz Coppel le gusta el juego “El Rival más Débil”. Como jefe del priismo sinaloense dispuso enviar como pre candidato a la gubernatura a Mario Zamora Gastélum, quien carga con una casta de perdedor en las elecciones y que facilitará el triunfo de alguno de los opositores, que lo aventajan en las preferencias del momento.

Con el senador del Partido Revolucionario Institucional, el mandatario perderá ganando en las votaciones de junio próximo.

Ceder el poder suavemente, lo planeó desde hace tiempo y por ello no impulsó cuadros como lo hicieron sus antecesores. Por el contrario, les redujo hasta los viáticos y les controló a los colaboradores los programas sociales para que no crecieran, de acuerdo a lo que señala uno de sus ex funcionarios.

Y centró su proyecto de relevo aparente, en tres personajes que se convirtieron en claves, por ser los más frágiles de entre todos los que podían ser aspirantes al Gobierno del Estado:

Juan Alfonso Mejía, secretario de Educación Pública y Cultura, a quien por no tensar las relaciones con el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo dejó fuera. Para no hacer enojar al tabasqueño, porque apoyar a este último, sería postular a un amigo y ex subordinado del empresario Claudio X. González, que encabeza la alianza opositora al Gobierno Federal.

Sin embargo, lo metió a la tómbola para marearlo.

Luego Jesús Valdés Palazuelos pudo ser el ungido, porque reunía las características del instante para fracasar. Venía de ser derrotado en el 2018, por Jesús Estrada Ferreiro y acopiaba un odio de la clase trabajadora del ayuntamiento y de los culiacanenses.

Sentimiento en contra que el directivo del Comité Estatal del tricolor aumentó cuando bajó los sueldos a los empleados partidistas y desató despidos colectivos de personal con derechos de antigüedad en el servicio.

El último se lo perpetró Sergio Torres Félix, abanderado de Movimiento Ciudadano cuanto exhibió del ex alcalde la corrupción con la que se manejó y que entre los habitantes era un “secreto a voces”.

Finalmente la decisión sobre Mario Zamora Gastélum, fue la peor para la militancia del priismo y la mejor para los contrarios. El repudio de ayer que intentaba impedir su registro fue la primera prueba. No lo quieren.

El riesgo de extinción del Revolucionario Institucional y sus partidos coleros, está echado.

El historial del mochiteco se remonta mucho más atrás.

Su padre, Mario Zamora Malcampo perdió la presidencia municipal de Ahome, en las épocas en que los priistas arrasaban. En 1995 el panista Francisco Salvador López Brito le arrebató los dados de la partida.

¿Qué será hoy que existe un PRI precario y un partido dominante que cambió la geografía política?

Pero Mario Zamora Gastélum, “mordió el polvo” en el 2010. Fue vencido de manera apabullante al obtener solo 45 mil 379 votos contra 113 mil 745 de Xenén Xóchihua, del Partido Acción Nacional. Lo aplastó con 68 mil 366 papeletas electorales que se cruzaron a su favor.

La última, la hizo en 2018. La fórmula que presidió con Rosa Elena Millán en la disputa por el Senado de la República, se repitió la historia como si estuviera en los códigos del árbol genealógico del mochitense. Cayó al lograr 306 mil 995 sufragios contra 604 mil 603 de Imelda Castro y Rubén Rocha Moya, de Morena. Con el doble de diferencia.

Para desgracia de la militancia, enviaron al más enclenque en rentabilidad electoral para hacer triunfar a los adversarios, como si se le quisiera amartillar el último clavo al ataúd donde yace el PRI.