/ lunes 17 de agosto de 2020

Hidalgo y Armenta, en la recta final del STASE



De los siete candidatos que se registraron para dirigir el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado, solo Irene Hidalgo Bueno y María Elena Armenta de la Rocha entraron a la recta final con posibilidades de ganar las elecciones que se desarrollarán del 19 al 21 de los corrientes en Sinaloa, si el gobernador Quirino Ordaz Coppel le abona al proceso para que sea limpio y transparente.

O resumidamente, si el mandatario apaga las tentaciones que en los últimos días se convirtieron en una amenaza latente del ya espurio directivo Gabriel Ballardo Valdez para maquinar un fraude en favor de su abanderada Teresa de Jesús Ochoa, de la Planilla Roja, que cayó hasta los últimos lugares de las preferencias entre los agremiados.

La muchacha, tuvo un arranque falso de origen, porque abiertamente la nombraron desde hace tiempo como la sucesora en turno de la dirigencia. Sin embargo, no pudieron engañar a los militantes que desde el año en que llegó el actual grupúsculo demandan se renueve la forma de hacer sindicalismo y no se dediquen a ver solo por los intereses personales de los “líderes” y sus allegados.

Requieren de alguien que los defienda.

Estaba previsto que quien surgiera de las filas de esa facción que se enquistó en la silla del STASE, perdería cualquier virtud para administrar el organismo, a causa de las fallas con que se le nominó y terminó por perderse en el camino, dado que en vez de hacer propuestas, se dedicó a defender a su jefe. Prácticamente la “besó el Diablo”.

Solamente surgió visible en las encuestas de “pago por evento” que le ordenaron, pero en las que no incluyeron a los auténticos miembros de la agrupación sindical.

Dentro de este acontecimiento electoral, aunque se aprovecharon de la suspensión de las actividades de proselitismo a causa de la pandemia, el resto de los aspirantes se extraviaron totalmente. Dejaron de movilizarse.

En cambio, en medio de esa emergencia, María Elena Armenta de la Rocha de la Planilla Rosa desenvolvió una estrategia constante y un plan de trabajo convincente. Fue una de las más acérrimas críticas del sistema de abandono en que se mantuvo a la clase trabajadora.

A una velocidad un poco mayor, Irene Hidalgo Bueno sostuvo una dinámica de penetración entre las bases sin descanso. Se manifestó contra la forma en cómo se ignoró al segmento de la burocracia organizada y elevó un programa de acción que se ajustó a las exigencias de las mayorías.

Los actos de inicio proselitismo, fincaron los primeras señales de que se trataba de un proyecto viable que acogieron los integrantes de la organización. Las redes sociales, las capitalizó positivamente y estuvo pendiente de todo lo que se necesitaba durante la contingencia del coronavirus. Proclamó la suspensión de la campaña por respeto a los potenciales votantes y al público al que sirven en las oficinas gubernamentales.

Y en el centro del principio de “lo que bien comienza bien acaba”, estuvo en contacto ininterrumpido con la clase trabajadora y transitó todo el proceso con una creciente ola de simpatizantes que están en espera del día de los comicios para votar por ella.

Es quien está por encima de todos los participantes.

Mientras Juan Gabriel Chinchillas, Luis Alberto García Manzo, Herlinda Orozco y Ramón Beltrán Monreal, quedaron muy lejos de la meta, luego de que no hicieron proselitismo de tiempo completo y desde que se rumoró que finalmente tuvieron arreglos por debajo del agua con Gabriel Ballardo Valdez para no atacarlo a él ni a su candidata Teresa de Jesús Ochoa.

Para que la jornada comicial de tres días se realice sin suciedad, dependerá de que el Ejecutivo sinaloense Quirino Ordaz Coppel no permita que se cometan anomalías ante las probabilidades de quienes quieren perpetuarse en la dirigencia.

Lo que en verdad no le conviene impulsar el continuismo si quiere retirarse como un gobernante de respeto, luego de que en 2021 se renovará el Gobierno del Estado, el Congreso de Sinaloa y los ayuntamientos.



De los siete candidatos que se registraron para dirigir el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado, solo Irene Hidalgo Bueno y María Elena Armenta de la Rocha entraron a la recta final con posibilidades de ganar las elecciones que se desarrollarán del 19 al 21 de los corrientes en Sinaloa, si el gobernador Quirino Ordaz Coppel le abona al proceso para que sea limpio y transparente.

O resumidamente, si el mandatario apaga las tentaciones que en los últimos días se convirtieron en una amenaza latente del ya espurio directivo Gabriel Ballardo Valdez para maquinar un fraude en favor de su abanderada Teresa de Jesús Ochoa, de la Planilla Roja, que cayó hasta los últimos lugares de las preferencias entre los agremiados.

La muchacha, tuvo un arranque falso de origen, porque abiertamente la nombraron desde hace tiempo como la sucesora en turno de la dirigencia. Sin embargo, no pudieron engañar a los militantes que desde el año en que llegó el actual grupúsculo demandan se renueve la forma de hacer sindicalismo y no se dediquen a ver solo por los intereses personales de los “líderes” y sus allegados.

Requieren de alguien que los defienda.

Estaba previsto que quien surgiera de las filas de esa facción que se enquistó en la silla del STASE, perdería cualquier virtud para administrar el organismo, a causa de las fallas con que se le nominó y terminó por perderse en el camino, dado que en vez de hacer propuestas, se dedicó a defender a su jefe. Prácticamente la “besó el Diablo”.

Solamente surgió visible en las encuestas de “pago por evento” que le ordenaron, pero en las que no incluyeron a los auténticos miembros de la agrupación sindical.

Dentro de este acontecimiento electoral, aunque se aprovecharon de la suspensión de las actividades de proselitismo a causa de la pandemia, el resto de los aspirantes se extraviaron totalmente. Dejaron de movilizarse.

En cambio, en medio de esa emergencia, María Elena Armenta de la Rocha de la Planilla Rosa desenvolvió una estrategia constante y un plan de trabajo convincente. Fue una de las más acérrimas críticas del sistema de abandono en que se mantuvo a la clase trabajadora.

A una velocidad un poco mayor, Irene Hidalgo Bueno sostuvo una dinámica de penetración entre las bases sin descanso. Se manifestó contra la forma en cómo se ignoró al segmento de la burocracia organizada y elevó un programa de acción que se ajustó a las exigencias de las mayorías.

Los actos de inicio proselitismo, fincaron los primeras señales de que se trataba de un proyecto viable que acogieron los integrantes de la organización. Las redes sociales, las capitalizó positivamente y estuvo pendiente de todo lo que se necesitaba durante la contingencia del coronavirus. Proclamó la suspensión de la campaña por respeto a los potenciales votantes y al público al que sirven en las oficinas gubernamentales.

Y en el centro del principio de “lo que bien comienza bien acaba”, estuvo en contacto ininterrumpido con la clase trabajadora y transitó todo el proceso con una creciente ola de simpatizantes que están en espera del día de los comicios para votar por ella.

Es quien está por encima de todos los participantes.

Mientras Juan Gabriel Chinchillas, Luis Alberto García Manzo, Herlinda Orozco y Ramón Beltrán Monreal, quedaron muy lejos de la meta, luego de que no hicieron proselitismo de tiempo completo y desde que se rumoró que finalmente tuvieron arreglos por debajo del agua con Gabriel Ballardo Valdez para no atacarlo a él ni a su candidata Teresa de Jesús Ochoa.

Para que la jornada comicial de tres días se realice sin suciedad, dependerá de que el Ejecutivo sinaloense Quirino Ordaz Coppel no permita que se cometan anomalías ante las probabilidades de quienes quieren perpetuarse en la dirigencia.

Lo que en verdad no le conviene impulsar el continuismo si quiere retirarse como un gobernante de respeto, luego de que en 2021 se renovará el Gobierno del Estado, el Congreso de Sinaloa y los ayuntamientos.