/ miércoles 23 de diciembre de 2020

Feminicidio Infantil: Visibilizar para Erradicar

La tasa de violación de niñas y niños en México es de 1,764 por cada 100 mil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, cinco mil de cada 100 mil infantes han sufrido tocamientos. De mil casos de abuso, solo se denuncian ante la justicia unos 100; de esos, solo 10 van a juicio; y de ahí, solo uno llega a condena. Es decir, la impunidad es de 99%, y la cifra negra aún mayor.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) coincide en la magnitud de la tragedia: se cometen 5.4 millones de abusos sexuales contra niñas y niños anualmente, y la impunidad es un problema de magnitudes similares

Escribirlo estremece, saberlo indigna, pero es necesario hablarlo para visibilizarlo, para dejar de regalar el silencio social que se ha vuelto cómplice y que poco ayuda para encontrar la manera de erradicar esta enorme tragedia que ensombrece todo lo que nos hace dignos.

En el caso de los feminicidios infantiles, además de las razones de género, se encuentra implicada la edad de la víctima, por lo que se define como: la muerte de una niña menor de 14 años de edad cometida en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña. En Sinaloa existen grandes problemas derivados de la inexistencia de datos exactos sobre el número de mujeres y aún más de niñas asesinadas, causas y motivos, relación entre la víctima y el victimario, la violencia o violencias sufridas por la víctima, lugar donde fue encontrada, y otros datos generales.

En el feminicidio infantil pueden haber estado presentes estos rasgos previamente, aunque sin prestarles la debida atención: la violencia familiar, la precarización económica, la explotación laboral, la sexual, y pocas oportunidades de desarrollo de la niñez. Cuando se habla de la privación de la vida de las niñas menores de 14 años de edad se exponen asesinatos perpetrados por personas de confianza, los encargados de su protección: son sus propios padres, tíos, primos, quienes terminan con sus vidas, o bien, están aquellos vecinos o conocidos que las acechan hasta encontrar el momento.

La inadecuada tipificación de este delito genera una invisibilidad, y una clasificación imprecisa de los feminicidios infantiles hace que se registren como “parricidios”, homicidios por “negligencias de cuidado” o “infanticidios”, además de que no se registra la relación entre el victimario y la víctima. Para pensar en un mayor diagnóstico que nos permita erradicarlo es necesario combatir los sesgos metodológicos reconociendo que los crímenes que se cometen en contra de las mujeres menores de edad por razones de género son un problema a resolver, en Sinaloa y en todo México: una tarea de urgencia.

La tasa de violación de niñas y niños en México es de 1,764 por cada 100 mil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Además, cinco mil de cada 100 mil infantes han sufrido tocamientos. De mil casos de abuso, solo se denuncian ante la justicia unos 100; de esos, solo 10 van a juicio; y de ahí, solo uno llega a condena. Es decir, la impunidad es de 99%, y la cifra negra aún mayor.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) coincide en la magnitud de la tragedia: se cometen 5.4 millones de abusos sexuales contra niñas y niños anualmente, y la impunidad es un problema de magnitudes similares

Escribirlo estremece, saberlo indigna, pero es necesario hablarlo para visibilizarlo, para dejar de regalar el silencio social que se ha vuelto cómplice y que poco ayuda para encontrar la manera de erradicar esta enorme tragedia que ensombrece todo lo que nos hace dignos.

En el caso de los feminicidios infantiles, además de las razones de género, se encuentra implicada la edad de la víctima, por lo que se define como: la muerte de una niña menor de 14 años de edad cometida en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña. En Sinaloa existen grandes problemas derivados de la inexistencia de datos exactos sobre el número de mujeres y aún más de niñas asesinadas, causas y motivos, relación entre la víctima y el victimario, la violencia o violencias sufridas por la víctima, lugar donde fue encontrada, y otros datos generales.

En el feminicidio infantil pueden haber estado presentes estos rasgos previamente, aunque sin prestarles la debida atención: la violencia familiar, la precarización económica, la explotación laboral, la sexual, y pocas oportunidades de desarrollo de la niñez. Cuando se habla de la privación de la vida de las niñas menores de 14 años de edad se exponen asesinatos perpetrados por personas de confianza, los encargados de su protección: son sus propios padres, tíos, primos, quienes terminan con sus vidas, o bien, están aquellos vecinos o conocidos que las acechan hasta encontrar el momento.

La inadecuada tipificación de este delito genera una invisibilidad, y una clasificación imprecisa de los feminicidios infantiles hace que se registren como “parricidios”, homicidios por “negligencias de cuidado” o “infanticidios”, además de que no se registra la relación entre el victimario y la víctima. Para pensar en un mayor diagnóstico que nos permita erradicarlo es necesario combatir los sesgos metodológicos reconociendo que los crímenes que se cometen en contra de las mujeres menores de edad por razones de género son un problema a resolver, en Sinaloa y en todo México: una tarea de urgencia.