/ jueves 31 de enero de 2019

Entre la seducción Quirino-AMLO, viene Cepeda

Antes de retirarse del estado, el presidente Andrés Manuel López Obrador edificó un escenario de seducción política con el gobernador Quirino Ordaz Coppel que causó el celo de priistas y morenistas.

De paso “le puso el cascabel al gato” de Daniel Amador Gaxiola, a quien por denuncias de la disidencia repercutirá en una investigación y en la visita urgente para que lo defienda aquí, Alfonso Cepeda, directivo del magisterio mexicano.

El dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que estará mañana en este territorio, y que a más tardar en febrero quedará afuera del gremio, trae la consigna de aplastar a los integrantes de “Somos más que 53”, que culparon también frente al Ejecutivo Federal al mazatleco que lleva las riendas de Sinaloa.

En medio de esa atmósfera se desenvolverán los últimos acontecimientos que como el reciente de la gira de trabajo que realizó el tabasqueño, para sorpresa de propios y extraños, defendió a Quirino Ordaz Coppel como un gobernante responsable, quien en el inmediato regreso del cumplido arropó a quien todos los priistas odiaban antes y después de la campaña política. Andrés Manuel López Obrador “es a toda madre, porque cumple lo que promete y hace lo que dice”.

Y sobre esta especie de amasiato que aparentemente se estableció, se soltaron innumerables conjeturas. Sin embargo, la realidad es otra. ¿Por qué el Presidente de la República asumió esta postura? ¿Para poner el pie en el cuello a quienes lo llevaron al poder y congraciarse con el priismo del que se le dice que proviene?

Personajes que se son parte de su equipo, aseguran que no se trata de dar todo el amor ni toda la repulsa a los adversarios.

La estrategia del morenista, lo obliga a comportarse como un estadista, porque es presidente de todos. Comenzó a cumplir lo que sostuvo: “que no será igual a los malos gobernantes del tricolor que desataron venganzas contra los que disentían”.

Que no guarda rencores y que administrará la República con justicia y en apego a las leyes. Y sobre todo, su mensaje de reconciliación lo acompaña con los hechos ante una sociedad dolida a la que intentaron destruir.

Y para desvanecer lo que por años batieron los enemigos de que sería un peligro para México.

Quirino Ordaz Coppel no debe cegarse a ese sentimiento. Menos cuando el presidente escuchó como lo acusaban los maestros de “Somos más que 53”.


Antes de retirarse del estado, el presidente Andrés Manuel López Obrador edificó un escenario de seducción política con el gobernador Quirino Ordaz Coppel que causó el celo de priistas y morenistas.

De paso “le puso el cascabel al gato” de Daniel Amador Gaxiola, a quien por denuncias de la disidencia repercutirá en una investigación y en la visita urgente para que lo defienda aquí, Alfonso Cepeda, directivo del magisterio mexicano.

El dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que estará mañana en este territorio, y que a más tardar en febrero quedará afuera del gremio, trae la consigna de aplastar a los integrantes de “Somos más que 53”, que culparon también frente al Ejecutivo Federal al mazatleco que lleva las riendas de Sinaloa.

En medio de esa atmósfera se desenvolverán los últimos acontecimientos que como el reciente de la gira de trabajo que realizó el tabasqueño, para sorpresa de propios y extraños, defendió a Quirino Ordaz Coppel como un gobernante responsable, quien en el inmediato regreso del cumplido arropó a quien todos los priistas odiaban antes y después de la campaña política. Andrés Manuel López Obrador “es a toda madre, porque cumple lo que promete y hace lo que dice”.

Y sobre esta especie de amasiato que aparentemente se estableció, se soltaron innumerables conjeturas. Sin embargo, la realidad es otra. ¿Por qué el Presidente de la República asumió esta postura? ¿Para poner el pie en el cuello a quienes lo llevaron al poder y congraciarse con el priismo del que se le dice que proviene?

Personajes que se son parte de su equipo, aseguran que no se trata de dar todo el amor ni toda la repulsa a los adversarios.

La estrategia del morenista, lo obliga a comportarse como un estadista, porque es presidente de todos. Comenzó a cumplir lo que sostuvo: “que no será igual a los malos gobernantes del tricolor que desataron venganzas contra los que disentían”.

Que no guarda rencores y que administrará la República con justicia y en apego a las leyes. Y sobre todo, su mensaje de reconciliación lo acompaña con los hechos ante una sociedad dolida a la que intentaron destruir.

Y para desvanecer lo que por años batieron los enemigos de que sería un peligro para México.

Quirino Ordaz Coppel no debe cegarse a ese sentimiento. Menos cuando el presidente escuchó como lo acusaban los maestros de “Somos más que 53”.