/ lunes 23 de marzo de 2020

Entre la resistencia y la cuarentena

Desde antes de la suspensión de clases del viernes pasado, la actividad comercial comenzó a reducir su intensidad en algunas ramas y en otras la incrementó por el pánico de las compras que desató la emergencia de salud en los productos del cuadro de medicina preventiva. La realidad, es que el Coronavirus, como sucede con la mayoría de los fenómenos desconocidos, dividió a la sociedad.

El 14 y 15 del mes, a pesar de las recomendaciones de las autoridades de Salud, la playa de Altata, en Navolato, lució llena de paseantes. Las plazas en Culiacán y en otros municipios, tuvieron una presencia normal de visitantes.

En la capital sinaloense, se empezaron a sufrir los primeros efectos que desencadenó el alerta y los restaurantes registraron entre siete a una decena de comensales. La queja de los vendedores de mesa, lo confirmó y en pleno centro de la ciudad aunque hubo circulación humana no se equilibraron las ventas.

El 13, los supermercados vivieron una locura. La gente se arremolinó para guarecerse “armada hasta los dientes”. Doña Francisca Martínez de la colonia Laureles, fue uno de los ejemplos vivientes. Llevó una camioneta llena de víveres para enterrarse a “piedra y lodo”.

Dijo que no contestaría ni su teléfono celular, por miedo a que la contagiarán a ella o a los suyos. En este momento estaba solvente en sus finanzas. Pero los que no tuvieron dinero para almacenar comida, vieron con angustia como le harían para sobrepasar la contingencia que, de salud pasó al plano económico.

Ese mismo día a los estudiantes de preparatoria y de carreras profesionales de la Universidad Autónoma de Sinaloa, los despacharon temprano y durante casi toda la semana la temática de los maestros se salió de la línea de las asignaturas que prevé el plan de estudios. Todos se centraron en dar recomendaciones sobre cómo evitar el Coronavirus y los debates arreciaron entre los escépticos y los creyentes.

Por la mañana, los socios de la Asociación Regional de Contadores Públicos, cuyo presidente del Colegio Culiacán es Adalberto Sánchez Cruz, pulsó el grado del ambiente. Solo acudieron entre cinco o seis al desayuno semanal de 20 a 30 que acostumbran. No llegó ni el expositor.

Esa fue la punta del hilo que en el ojo de la aguja indicó que unos emprendieron con la aplicación de su cuarentena y otros a oponer resistencia. Eso partió en dos a la comunidad.

Crece ola viral de Sergio contra Gobierno.

Pese a los estragos del Coronavirus, Sergio Torres Félix probó una semana después de condenar la desidia con la que las autoridades federales tratan a millares de familias pescadoras y labradoras del agro sinaloense, que la animadversión ciudadana no perdona la indiferencia.

A la crítica decisiva qué, compartió en las páginas de internet a través de su twitter: “Me duele ver el abandono en que el Gobierno Federal tiene a los pescadores y a los agricultores de Sinaloa”, le siguieron centenares de reproducciones.

Lo curioso es que la suma de expresiones continuó por dos semanas consecutivas para reforzar su posición de ¡no se vale!

O de complementar: “¿Ustedes que opinan?, preguntó. Y en espera les indicó: Los leo…” Es imperativo recordar que desde el día 11 en que soltó ese cuestionamiento, “llovieron como agua” los simpatizantes que le contestaron y lo avalaron lo dicho por Sergio Torres Félix en su cuenta @SergioTorresSIN.

Que puso “el dedo en la llaga” con estadística de recorte al presupuesto a la pesca hasta en 80 por ciento para el ejercicio del 2020. Y de la riqueza que los pescadores aportan de alrededor de 6mil millones de pesos, que no les sirve de nada.

Desde antes de la suspensión de clases del viernes pasado, la actividad comercial comenzó a reducir su intensidad en algunas ramas y en otras la incrementó por el pánico de las compras que desató la emergencia de salud en los productos del cuadro de medicina preventiva. La realidad, es que el Coronavirus, como sucede con la mayoría de los fenómenos desconocidos, dividió a la sociedad.

El 14 y 15 del mes, a pesar de las recomendaciones de las autoridades de Salud, la playa de Altata, en Navolato, lució llena de paseantes. Las plazas en Culiacán y en otros municipios, tuvieron una presencia normal de visitantes.

En la capital sinaloense, se empezaron a sufrir los primeros efectos que desencadenó el alerta y los restaurantes registraron entre siete a una decena de comensales. La queja de los vendedores de mesa, lo confirmó y en pleno centro de la ciudad aunque hubo circulación humana no se equilibraron las ventas.

El 13, los supermercados vivieron una locura. La gente se arremolinó para guarecerse “armada hasta los dientes”. Doña Francisca Martínez de la colonia Laureles, fue uno de los ejemplos vivientes. Llevó una camioneta llena de víveres para enterrarse a “piedra y lodo”.

Dijo que no contestaría ni su teléfono celular, por miedo a que la contagiarán a ella o a los suyos. En este momento estaba solvente en sus finanzas. Pero los que no tuvieron dinero para almacenar comida, vieron con angustia como le harían para sobrepasar la contingencia que, de salud pasó al plano económico.

Ese mismo día a los estudiantes de preparatoria y de carreras profesionales de la Universidad Autónoma de Sinaloa, los despacharon temprano y durante casi toda la semana la temática de los maestros se salió de la línea de las asignaturas que prevé el plan de estudios. Todos se centraron en dar recomendaciones sobre cómo evitar el Coronavirus y los debates arreciaron entre los escépticos y los creyentes.

Por la mañana, los socios de la Asociación Regional de Contadores Públicos, cuyo presidente del Colegio Culiacán es Adalberto Sánchez Cruz, pulsó el grado del ambiente. Solo acudieron entre cinco o seis al desayuno semanal de 20 a 30 que acostumbran. No llegó ni el expositor.

Esa fue la punta del hilo que en el ojo de la aguja indicó que unos emprendieron con la aplicación de su cuarentena y otros a oponer resistencia. Eso partió en dos a la comunidad.

Crece ola viral de Sergio contra Gobierno.

Pese a los estragos del Coronavirus, Sergio Torres Félix probó una semana después de condenar la desidia con la que las autoridades federales tratan a millares de familias pescadoras y labradoras del agro sinaloense, que la animadversión ciudadana no perdona la indiferencia.

A la crítica decisiva qué, compartió en las páginas de internet a través de su twitter: “Me duele ver el abandono en que el Gobierno Federal tiene a los pescadores y a los agricultores de Sinaloa”, le siguieron centenares de reproducciones.

Lo curioso es que la suma de expresiones continuó por dos semanas consecutivas para reforzar su posición de ¡no se vale!

O de complementar: “¿Ustedes que opinan?, preguntó. Y en espera les indicó: Los leo…” Es imperativo recordar que desde el día 11 en que soltó ese cuestionamiento, “llovieron como agua” los simpatizantes que le contestaron y lo avalaron lo dicho por Sergio Torres Félix en su cuenta @SergioTorresSIN.

Que puso “el dedo en la llaga” con estadística de recorte al presupuesto a la pesca hasta en 80 por ciento para el ejercicio del 2020. Y de la riqueza que los pescadores aportan de alrededor de 6mil millones de pesos, que no les sirve de nada.