/ miércoles 6 de octubre de 2021

En la mira

El pasado 01 de octubre tomó protesta la Legislatura que integra el primer Congreso del Estado de Sinaloa con mayoría de mujeres; un logro histórico, sí, no solo porque veremos a más mujeres en estos cargos sino también por los mecanismos en la toma de decisiones que serán avalados por ellas. Sabemos, sin embrago, que es apenas el inicio de una representación femenina más sustantiva.

Sinaloa está en la mira en temas de seguridad: ocupa el nada honroso 4to. lugar en presuntos delitos de feminicidio por cada 100 mil mujeres, tal como lo muestran los datos entregados el pasado 25 de septiembre por parte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Y la problemática se magnifica cuando volteamos a ver a los municipios: Culiacán es el primer lugar en el ranking de mayor número de presuntos delitos de feminicidio.

Es importante, no obstante, precisar que la existencia de más mujeres en los cargos públicos genera una expectativa de un nuevo contrato social, de una nueva manera de abordar y priorizar la agenda pública, donde temas como seguridad, economía, sistema de cuidados, salud y el lastre de la corrupción sean tomados con la integridad y profundidad necesaria para frenar la ampliación de las brechas de desigualdad.

También en los próximos días tomarán protesta funcionarias y funcionarios del Poder Ejecutivo estatal y municipal, y la pregunta que nos hacemos las y los activistas de los derechos humanos de las mujeres es: ¿se cumplirá la paridad en los cargos y su integración? Claro que aspiramos a que ambos niveles de gobierno lo cumplan, y que el Congreso sea por lo menos garante de esta disposición legal y de esta enorme deuda social.

Entre los temas en los que hay que poner especial énfasis es el reto primario de la distribución y aprobación de un presupuesto con una visión de clara perspectiva de género, para que posteriormente podamos debatir sobre los perfiles de quienes integrarán los cargos más importantes: técnica y activismo son una mezcla necesaria si en verdad queremos transformar y con ello mejorar la realidad de las y los sinaloenses.

La ultima sesión con la que se despidió el Congreso saliente no fue un tema menor. Los derechos humanos y la colisión de estos en la defensa de la vida no puede ser un asunto relegado del amplio debate dado por la Suprema Corte de Justicia; de igual forma, la pluralidad de organizaciones que defienden estos derechos deberán ser escuchadas, expuestos sus temas y documentados: no se trata de una reforma cualquiera, se trata de asumir y afrontar el problema con acciones más que con letras.

Hace tres años el Congreso del Estado de Morelos hizo historia obteniendo el mayor número de mujeres en los escaños de un congreso estatal, pero hoy sabemos que no fue suficiente. Comprobado y documentado: las mujeres llegaron y no obtuvieron el poder ni en las comisiones donde se abordan los temas transversales, ni en los grupos parlamentarios, ni en los grupos de coordinación política… Es decir, fueron excluidas de los principales espacios de debate y toma de decisión.

Conozcamos la historia que nos relatan las distintas luchas por la paridad para que, como quería Ortega, evitemos repetirlas como tragedia. Estamos en la mira.






El pasado 01 de octubre tomó protesta la Legislatura que integra el primer Congreso del Estado de Sinaloa con mayoría de mujeres; un logro histórico, sí, no solo porque veremos a más mujeres en estos cargos sino también por los mecanismos en la toma de decisiones que serán avalados por ellas. Sabemos, sin embrago, que es apenas el inicio de una representación femenina más sustantiva.

Sinaloa está en la mira en temas de seguridad: ocupa el nada honroso 4to. lugar en presuntos delitos de feminicidio por cada 100 mil mujeres, tal como lo muestran los datos entregados el pasado 25 de septiembre por parte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Y la problemática se magnifica cuando volteamos a ver a los municipios: Culiacán es el primer lugar en el ranking de mayor número de presuntos delitos de feminicidio.

Es importante, no obstante, precisar que la existencia de más mujeres en los cargos públicos genera una expectativa de un nuevo contrato social, de una nueva manera de abordar y priorizar la agenda pública, donde temas como seguridad, economía, sistema de cuidados, salud y el lastre de la corrupción sean tomados con la integridad y profundidad necesaria para frenar la ampliación de las brechas de desigualdad.

También en los próximos días tomarán protesta funcionarias y funcionarios del Poder Ejecutivo estatal y municipal, y la pregunta que nos hacemos las y los activistas de los derechos humanos de las mujeres es: ¿se cumplirá la paridad en los cargos y su integración? Claro que aspiramos a que ambos niveles de gobierno lo cumplan, y que el Congreso sea por lo menos garante de esta disposición legal y de esta enorme deuda social.

Entre los temas en los que hay que poner especial énfasis es el reto primario de la distribución y aprobación de un presupuesto con una visión de clara perspectiva de género, para que posteriormente podamos debatir sobre los perfiles de quienes integrarán los cargos más importantes: técnica y activismo son una mezcla necesaria si en verdad queremos transformar y con ello mejorar la realidad de las y los sinaloenses.

La ultima sesión con la que se despidió el Congreso saliente no fue un tema menor. Los derechos humanos y la colisión de estos en la defensa de la vida no puede ser un asunto relegado del amplio debate dado por la Suprema Corte de Justicia; de igual forma, la pluralidad de organizaciones que defienden estos derechos deberán ser escuchadas, expuestos sus temas y documentados: no se trata de una reforma cualquiera, se trata de asumir y afrontar el problema con acciones más que con letras.

Hace tres años el Congreso del Estado de Morelos hizo historia obteniendo el mayor número de mujeres en los escaños de un congreso estatal, pero hoy sabemos que no fue suficiente. Comprobado y documentado: las mujeres llegaron y no obtuvieron el poder ni en las comisiones donde se abordan los temas transversales, ni en los grupos parlamentarios, ni en los grupos de coordinación política… Es decir, fueron excluidas de los principales espacios de debate y toma de decisión.

Conozcamos la historia que nos relatan las distintas luchas por la paridad para que, como quería Ortega, evitemos repetirlas como tragedia. Estamos en la mira.