/ martes 18 de febrero de 2020

El silencioso ruido de las palabras 

Las palabras tienen un significado unívoco o múltiplo, pero independientemente de ello, hay que agregar la intención, la forma, el momento y el contexto en el que las proferimos y a quién se las aplicamos o decimos. Independientemente de ello, será la interpretación que de las mismas se haga o el impacto que se busca o que sienta, ya por quien les da vida o por el que las recibe.

Así, los científicos han demostrado por décadas. que las palabras de los adultos, ejercen una gran influencia en la mente en formación de los niños (as) y las consecuencias reales pueden ser positivas o negativas y por ello recomiendan que hay palabras, formas y ocasiones en que deben eliminarse del vocabulario y actitud para con ello, ayudar al infante a construir una vida feliz en su adultez.

La relación de impactos, independientemente de la edad, se consideran señales que damos a quien nos escucha: hablar por hablar, expresión de decisión, del actuar, prometer, cumplir, pagar, cobrar, enojo, ira, hostilidad, tristeza, asco, felicidad, sorpresa, venganza, celos, envidia, desprecio, desesperación, aburrimiento, impotencia, desconfianza, placer, amistad, curiosidad, admiración, adoración, orgullo, sorpresa, deseo..... Y los que Ud. Querido lector desee agregar.

La comunicación puede ser de un tú a tú, grupal, de un individuo a otros, etc. Pero como sea puede ser expresión inteligente, convincente, tonta, falsa, estúpida o no y a pesar de ello, como dijera Huntington: "La estupidez ajena divierte, enoja o conviene" pero también la palabra puede ser convincente, clara, precisa. Pero independientemente de toda esto, la palabra utilizada con inteligencia puede ser convincente y generar aceptación, cooperación, compatibilidad y hasta entrega ciega, o provocar incredulidad, rechazo, oposición y hasta odio.

El mundo dividido geográficamente está en crisis y el uso de la palabra es un instrumento maravilloso para darle forma positiva o negativa, acertada o equivoca al quehacer de quienes desde el poder o fuera de él nos informan. Y en medio de esta dualidad nos encontramos los ciudadanos. ¿A quién creer? ¿Cuáles son los datos reales? ¿Dónde están las pruebas fidedignas? ¿Quién son realmente mejores entre los hombres y mujeres para que lleguen al representarnos en el poder? Etc.

Sólo como muestra unos ejemplos: El Canciller ruso Sergei Laurov, asegura que existen pláticas para la compra de helicópteros rusos. México niega dichas pláticas....y Hugo Rodríguez, subsecretario adjunto de asuntos del Hemisferio Occidental, dice que si México los compra podría ser objeto de sanción bajo la legislación estadounidense. O nos dicen que hay que entrarle a la rifa del avión pero 5 personas ganaremos $ 20 millones y la satisfacción de ayudar a la compra de aparatos y medicamentos para el pueblo con nuestra colaboración mientras que escritor norteamericano de ciencia ficción dice que la lotería es el impuesto que el gobierno cobra a la gente que no sabe matemáticas. Y remata afirmando que la lotería es el impuesto de los tontos.

O creer cuando nos dicen, que hay quienes ganan popularidad atacando los privilegios reales o ficticios, de los gobernantes anteriores. O creer a quienes nos hablan de que la ganan generando una política de resentimiento, como se dice en el libro IDENTIDAD. El juego de las palabras no sólo afecta entonces al infante positiva y negativamente en la felicidad de su madurez, sino que pueden hacer que los pueblos se dividan, se rechacen hasta el odio y la muerte yendo así más allá del respeto a la vida, para construir poderes personales, económicos, bélicos, etc. con las palabras y promesas adecuadas a la idiosincrasia del pueblo y con ello, logran identidad falsa o real, popularidad, aceptación, entrega, obediencia, sumisión...etc.

Por todo lo anterior y más, me remito a recordar a BETHOVEN cuando aun siendo sordo, dicen que recomendó: "Hacer y estar en silencio, para escuchar el ruido de las estrellas". Dejo la interpretación a cada quien, de esas palabras que van más allá del pentagrama de este inolvidable músico-compositor.

Las palabras tienen un significado unívoco o múltiplo, pero independientemente de ello, hay que agregar la intención, la forma, el momento y el contexto en el que las proferimos y a quién se las aplicamos o decimos. Independientemente de ello, será la interpretación que de las mismas se haga o el impacto que se busca o que sienta, ya por quien les da vida o por el que las recibe.

Así, los científicos han demostrado por décadas. que las palabras de los adultos, ejercen una gran influencia en la mente en formación de los niños (as) y las consecuencias reales pueden ser positivas o negativas y por ello recomiendan que hay palabras, formas y ocasiones en que deben eliminarse del vocabulario y actitud para con ello, ayudar al infante a construir una vida feliz en su adultez.

La relación de impactos, independientemente de la edad, se consideran señales que damos a quien nos escucha: hablar por hablar, expresión de decisión, del actuar, prometer, cumplir, pagar, cobrar, enojo, ira, hostilidad, tristeza, asco, felicidad, sorpresa, venganza, celos, envidia, desprecio, desesperación, aburrimiento, impotencia, desconfianza, placer, amistad, curiosidad, admiración, adoración, orgullo, sorpresa, deseo..... Y los que Ud. Querido lector desee agregar.

La comunicación puede ser de un tú a tú, grupal, de un individuo a otros, etc. Pero como sea puede ser expresión inteligente, convincente, tonta, falsa, estúpida o no y a pesar de ello, como dijera Huntington: "La estupidez ajena divierte, enoja o conviene" pero también la palabra puede ser convincente, clara, precisa. Pero independientemente de toda esto, la palabra utilizada con inteligencia puede ser convincente y generar aceptación, cooperación, compatibilidad y hasta entrega ciega, o provocar incredulidad, rechazo, oposición y hasta odio.

El mundo dividido geográficamente está en crisis y el uso de la palabra es un instrumento maravilloso para darle forma positiva o negativa, acertada o equivoca al quehacer de quienes desde el poder o fuera de él nos informan. Y en medio de esta dualidad nos encontramos los ciudadanos. ¿A quién creer? ¿Cuáles son los datos reales? ¿Dónde están las pruebas fidedignas? ¿Quién son realmente mejores entre los hombres y mujeres para que lleguen al representarnos en el poder? Etc.

Sólo como muestra unos ejemplos: El Canciller ruso Sergei Laurov, asegura que existen pláticas para la compra de helicópteros rusos. México niega dichas pláticas....y Hugo Rodríguez, subsecretario adjunto de asuntos del Hemisferio Occidental, dice que si México los compra podría ser objeto de sanción bajo la legislación estadounidense. O nos dicen que hay que entrarle a la rifa del avión pero 5 personas ganaremos $ 20 millones y la satisfacción de ayudar a la compra de aparatos y medicamentos para el pueblo con nuestra colaboración mientras que escritor norteamericano de ciencia ficción dice que la lotería es el impuesto que el gobierno cobra a la gente que no sabe matemáticas. Y remata afirmando que la lotería es el impuesto de los tontos.

O creer cuando nos dicen, que hay quienes ganan popularidad atacando los privilegios reales o ficticios, de los gobernantes anteriores. O creer a quienes nos hablan de que la ganan generando una política de resentimiento, como se dice en el libro IDENTIDAD. El juego de las palabras no sólo afecta entonces al infante positiva y negativamente en la felicidad de su madurez, sino que pueden hacer que los pueblos se dividan, se rechacen hasta el odio y la muerte yendo así más allá del respeto a la vida, para construir poderes personales, económicos, bélicos, etc. con las palabras y promesas adecuadas a la idiosincrasia del pueblo y con ello, logran identidad falsa o real, popularidad, aceptación, entrega, obediencia, sumisión...etc.

Por todo lo anterior y más, me remito a recordar a BETHOVEN cuando aun siendo sordo, dicen que recomendó: "Hacer y estar en silencio, para escuchar el ruido de las estrellas". Dejo la interpretación a cada quien, de esas palabras que van más allá del pentagrama de este inolvidable músico-compositor.

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