/ viernes 24 de enero de 2020

El reto… ¿Me tomas o me dejas?.

Y las puertas del taste político de Sinaloa se abrieron de manera anticipada…Caballos, Yeguas y potrillos “relinchan” desde ya, alentando a sus apostadores para que volteen a verlos y sepan de su disposición para participar en el “ Derby” político-electoral a celebrarse el próximo año.

Se calienta entonces la caballada, retando al llamado que han lanzado los organizadores del evento para que respeten los tiempos marcados por el reglamento del juego.

Muy lejos quedaron aquellas épocas en que las leyes escritas y no escritas, eran muy bien acatadas por los aspirantes a jugar el “Derby” político en turno.

Era terrible para un aspirante retar esa vieja y muy bien acuñada frase que invitaba a no moverse a destiempo, bajo el riesgo de quedar excluidos de la jugada.

“El que se mueve no sale en la foto”, les decían los jerarcas políticos a los ansiosos aspirantes a las candidaturas, en clara y evidente sentencia anticipada de dejarlos sentados en el banquillo de los olvidados, si se atrevían a romper esa regla.

Claro, eran otros tiempos. Aquellos en que el PRI era amo y señor de todas las elecciones, y por ende, se entendía que el candidato que el dedo poderoso eligiera, era considerado desde ese momento, el futuro Presidente de la República, Gobernador, Senador, Diputado o Acalde.

Por esa, y no otras razones, era que los aspirantes a los cargos de elección popular, se mostraban extremadamente cuidadosos de respetar las formas o reglas que marcaban los tiempos dictados por los hombres del poder.

Nadie quería retar al jefe político con una imprudente declaración, acción o movimiento proselitista anticipado, porque sabía del costo que habría de pagar, si así lo hacían.

Los acelerados y ansiosos aspirantes sentían de tal modo el rigor del freno agresivo y disciplinario de que eran objeto por el jefe político en turno.

Hoy todo ello es historia pura. Los liderazgos se han perdido, y los que aún ostentan ese poder, han sido rebasados por sus propias huestes partidistas.

Actualmente, los espacios de poder público están diseminados en un supuesto equilibrio político generado por el inestable y muchas veces impredecible destino que el ciudadano le da al poder de su sufragio, así como por un pluripartidismo actuante y latente que solo denigra la política y castiga las finanzas públicas, bajo el estigma de que ello fortalece a la democracia.

En el caso de Sinaloa, podemos experimentar el ejercicio constitucional de un gobernador emanado de una coalición política encabezada por el PRI, pero con la cuña de un Presidente de la República surgido de otras siglas políticas, y unos Congresos local y federal, conformados también por un mayoría opositora aplastante, que de alguna manera obliga al mandatario sinaloense a someterse al rumbo y ritmo que marque el ejecutivo federal.

Es sin duda, esa conformación de fuerzas políticas aparentemente antagónicas, en que se ubican el Gobernador de Sinaloa y los mandos constitucionales de la nación, lo que origina una cierta indisciplina de quienes ahora sí que abiertamente y en franco reto al poder de Quirino Ordaz Coppel, aspiran a una candidatura.

La lectura a las manifestaciones de los acelerados es contundente y se traduce en un evidente chantaje como mecanismo de sometimiento político hacia los liderazgos de los partidos políticos. “Me tomas o me dejas”.

¿O en su defecto actúan bajo una velada amenaza convertida a la vez en una pregunta; ¿Me voy o me quedó?.

Es el reto franco y abierto que deberán enfrentar los personajes que hoy regentean al otrora poderoso partido Revolucionario Institucional en Sinaloa.

Un PRI que aunque en el papel es gobernado por un hombre emanado de sus filas, para algunos ello no significa el poder absoluto para tomar y asumir las decisiones definitivas en la designación del candidato o candidata a sucederlo en el poder a partir del 2021.

Por esa razón es que retan abiertamente al propio gobernador, basados en la idea de que el poder político de Quirino Ordaz irá mermando conforme se acorte el tiempo de su mandato, lo que lo imposibilitaría para aplicar un castigo partidario por su rebeldía e indisciplina en el proceso del 2021.

Esos mismos personajes, se revelan al freno sugerido, basados en su elevada autoestima política, misma que los hace sentirse indispensables para alcanzar el triunfo electoral del partido que fuere.

Y es que la dinámica política a la mexicana, ha degenerado en una especie de prostitución partidista, en cuyo escenario muchos se olvidan no solo de su ideología, sino también de su compromiso moral y su lealtad institucional ofertándose al mejor postor, con la única y evidente finalidad de buscar su beneficio participar. Ejemplos sobran.

Pero hay que decirlo… En mucho ha influido para que esto esté ocurriendo, el desarrollo de la pluralidad partidista, la cual viene aparejada con su consabida y abaratada oferta política lo que a la vez representa un campo fértil para quienes ven en esa posibilidad un negocio económicamente rentable… Y en ese espacio cabe perfectamente EL CHANTAJE.

Y las puertas del taste político de Sinaloa se abrieron de manera anticipada…Caballos, Yeguas y potrillos “relinchan” desde ya, alentando a sus apostadores para que volteen a verlos y sepan de su disposición para participar en el “ Derby” político-electoral a celebrarse el próximo año.

Se calienta entonces la caballada, retando al llamado que han lanzado los organizadores del evento para que respeten los tiempos marcados por el reglamento del juego.

Muy lejos quedaron aquellas épocas en que las leyes escritas y no escritas, eran muy bien acatadas por los aspirantes a jugar el “Derby” político en turno.

Era terrible para un aspirante retar esa vieja y muy bien acuñada frase que invitaba a no moverse a destiempo, bajo el riesgo de quedar excluidos de la jugada.

“El que se mueve no sale en la foto”, les decían los jerarcas políticos a los ansiosos aspirantes a las candidaturas, en clara y evidente sentencia anticipada de dejarlos sentados en el banquillo de los olvidados, si se atrevían a romper esa regla.

Claro, eran otros tiempos. Aquellos en que el PRI era amo y señor de todas las elecciones, y por ende, se entendía que el candidato que el dedo poderoso eligiera, era considerado desde ese momento, el futuro Presidente de la República, Gobernador, Senador, Diputado o Acalde.

Por esa, y no otras razones, era que los aspirantes a los cargos de elección popular, se mostraban extremadamente cuidadosos de respetar las formas o reglas que marcaban los tiempos dictados por los hombres del poder.

Nadie quería retar al jefe político con una imprudente declaración, acción o movimiento proselitista anticipado, porque sabía del costo que habría de pagar, si así lo hacían.

Los acelerados y ansiosos aspirantes sentían de tal modo el rigor del freno agresivo y disciplinario de que eran objeto por el jefe político en turno.

Hoy todo ello es historia pura. Los liderazgos se han perdido, y los que aún ostentan ese poder, han sido rebasados por sus propias huestes partidistas.

Actualmente, los espacios de poder público están diseminados en un supuesto equilibrio político generado por el inestable y muchas veces impredecible destino que el ciudadano le da al poder de su sufragio, así como por un pluripartidismo actuante y latente que solo denigra la política y castiga las finanzas públicas, bajo el estigma de que ello fortalece a la democracia.

En el caso de Sinaloa, podemos experimentar el ejercicio constitucional de un gobernador emanado de una coalición política encabezada por el PRI, pero con la cuña de un Presidente de la República surgido de otras siglas políticas, y unos Congresos local y federal, conformados también por un mayoría opositora aplastante, que de alguna manera obliga al mandatario sinaloense a someterse al rumbo y ritmo que marque el ejecutivo federal.

Es sin duda, esa conformación de fuerzas políticas aparentemente antagónicas, en que se ubican el Gobernador de Sinaloa y los mandos constitucionales de la nación, lo que origina una cierta indisciplina de quienes ahora sí que abiertamente y en franco reto al poder de Quirino Ordaz Coppel, aspiran a una candidatura.

La lectura a las manifestaciones de los acelerados es contundente y se traduce en un evidente chantaje como mecanismo de sometimiento político hacia los liderazgos de los partidos políticos. “Me tomas o me dejas”.

¿O en su defecto actúan bajo una velada amenaza convertida a la vez en una pregunta; ¿Me voy o me quedó?.

Es el reto franco y abierto que deberán enfrentar los personajes que hoy regentean al otrora poderoso partido Revolucionario Institucional en Sinaloa.

Un PRI que aunque en el papel es gobernado por un hombre emanado de sus filas, para algunos ello no significa el poder absoluto para tomar y asumir las decisiones definitivas en la designación del candidato o candidata a sucederlo en el poder a partir del 2021.

Por esa razón es que retan abiertamente al propio gobernador, basados en la idea de que el poder político de Quirino Ordaz irá mermando conforme se acorte el tiempo de su mandato, lo que lo imposibilitaría para aplicar un castigo partidario por su rebeldía e indisciplina en el proceso del 2021.

Esos mismos personajes, se revelan al freno sugerido, basados en su elevada autoestima política, misma que los hace sentirse indispensables para alcanzar el triunfo electoral del partido que fuere.

Y es que la dinámica política a la mexicana, ha degenerado en una especie de prostitución partidista, en cuyo escenario muchos se olvidan no solo de su ideología, sino también de su compromiso moral y su lealtad institucional ofertándose al mejor postor, con la única y evidente finalidad de buscar su beneficio participar. Ejemplos sobran.

Pero hay que decirlo… En mucho ha influido para que esto esté ocurriendo, el desarrollo de la pluralidad partidista, la cual viene aparejada con su consabida y abaratada oferta política lo que a la vez representa un campo fértil para quienes ven en esa posibilidad un negocio económicamente rentable… Y en ese espacio cabe perfectamente EL CHANTAJE.