/ sábado 4 de julio de 2020

El rector de la UAS, “con los dedos en la puerta”

Uno de los efectos de la pandemia sanitaria, podría agarrar al rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Juan Eulogio Guerra con los “dedos de la mano entre la puerta” cuando miles de alumnos de nuevo ingreso y de reingreso no cuentan con información fiel sobre el proceso y las condiciones en que iniciará el ciclo escolar 2020-2021. Hay un mar de confusiones.

En tanto el titular de la máxima casa de estudios se debate en los tramos de una carrera contra el tiempo que les impuso la emergencia y que lo obliga a modificar temporalmente el modelo educativo colectivo presencial a uno de aprendizaje en línea, ronda de frente al peligro de que la precariedad económica de muchas familias sea una seria dificultad para atender a alrededor de 170 mil estudiantes que contiene el último padrón.

Mientras que el titular de la UAS expresa sobre los esfuerzos que se desenvuelven para adaptarse las circunstancias, entre escolares y pretensos a ocupar un espacio universitario, surgen constantes preguntas:

Una de las más recurrentes, es que “será necesario presentar el examen de evaluación Ceneval?

Al respecto no hay nada en claro y pudiera sostenerse que ni los funcionarios de la institución de enseñanza superior cuentan con elementos suficientes para asegurar una fecha. Y ni siquiera para estimar, porque el fenómeno del Covid-19 que vino a encerrar a la sociedad, es impredecible sobre los meses o años que durará o que forzará a todos a continuar replegados.

Los últimos brotes que elevaron el número de enfermos y de decesos, nos exponen un brumoso panorama.

La afirmación del Subsecretario Hugo López Gattel de que el manto virulento y las consecuencias directas y colaterales, predominará hasta por un trienio, igualmente nos arroja otro escenario dramático.

¿Qué si se acudirá a las aulas?, es otra de los interrogantes que circula entre la comunidad sinaloense. Ello también se ignora. Lo primero que hay que sopesar, es que los datos y los pronósticos de llegada, duración y alejamiento del coronavirus, no se pueden clarificar. Especialmente cuando la curva epidemiológica, -de acuerdo a las autoridades de Salud-, dio un vuelco.

Lo cierto, es que los responsables de la centenaria dependencia educativa, hacen todo lo posible para que el nuevo periodo lectivo, comience. Y que nadie quede fuera de los lugares que se tienen para los distintos niveles.

Y proteger a conciencia, la salud de maestros, trabajadores administrativos y estudiantes.

Es indudable que se moldea un mecanismo para evitar la pérdida de horas. Ya se demostró que el ciclo 2019-2020, se procesé exitosamente.

Es perceptible que el rector Juan Eulogio Guerra y el secretario general del Suntuas-Sección Académicos, José Carlos Aceves Tamayo, traen un “as bajo la manga” para jugársela bien y con todo.

Están por ponerlo sobre la mesa.

Pudo más la urgencia de libertad que el miedo.

La necesidad de cruzar los barrotes de hierro de las casas de los sinaloenses que sufrieron directamente el cautiverio, pudo más que el miedo al contagio del Covid-19 que enseñoreó con rebrotes colectivos.

En Altata, Navolato, no respetaron las reglas y en el centro de Culiacán se encendieron los ánimos entre los comerciantes del primer cuadro de la ciudad.

Los dos son ejemplos del desespero. O del apremio de paliar los dolores del hambre al no tener ingresos financieros.

Uno de los efectos de la pandemia sanitaria, podría agarrar al rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Juan Eulogio Guerra con los “dedos de la mano entre la puerta” cuando miles de alumnos de nuevo ingreso y de reingreso no cuentan con información fiel sobre el proceso y las condiciones en que iniciará el ciclo escolar 2020-2021. Hay un mar de confusiones.

En tanto el titular de la máxima casa de estudios se debate en los tramos de una carrera contra el tiempo que les impuso la emergencia y que lo obliga a modificar temporalmente el modelo educativo colectivo presencial a uno de aprendizaje en línea, ronda de frente al peligro de que la precariedad económica de muchas familias sea una seria dificultad para atender a alrededor de 170 mil estudiantes que contiene el último padrón.

Mientras que el titular de la UAS expresa sobre los esfuerzos que se desenvuelven para adaptarse las circunstancias, entre escolares y pretensos a ocupar un espacio universitario, surgen constantes preguntas:

Una de las más recurrentes, es que “será necesario presentar el examen de evaluación Ceneval?

Al respecto no hay nada en claro y pudiera sostenerse que ni los funcionarios de la institución de enseñanza superior cuentan con elementos suficientes para asegurar una fecha. Y ni siquiera para estimar, porque el fenómeno del Covid-19 que vino a encerrar a la sociedad, es impredecible sobre los meses o años que durará o que forzará a todos a continuar replegados.

Los últimos brotes que elevaron el número de enfermos y de decesos, nos exponen un brumoso panorama.

La afirmación del Subsecretario Hugo López Gattel de que el manto virulento y las consecuencias directas y colaterales, predominará hasta por un trienio, igualmente nos arroja otro escenario dramático.

¿Qué si se acudirá a las aulas?, es otra de los interrogantes que circula entre la comunidad sinaloense. Ello también se ignora. Lo primero que hay que sopesar, es que los datos y los pronósticos de llegada, duración y alejamiento del coronavirus, no se pueden clarificar. Especialmente cuando la curva epidemiológica, -de acuerdo a las autoridades de Salud-, dio un vuelco.

Lo cierto, es que los responsables de la centenaria dependencia educativa, hacen todo lo posible para que el nuevo periodo lectivo, comience. Y que nadie quede fuera de los lugares que se tienen para los distintos niveles.

Y proteger a conciencia, la salud de maestros, trabajadores administrativos y estudiantes.

Es indudable que se moldea un mecanismo para evitar la pérdida de horas. Ya se demostró que el ciclo 2019-2020, se procesé exitosamente.

Es perceptible que el rector Juan Eulogio Guerra y el secretario general del Suntuas-Sección Académicos, José Carlos Aceves Tamayo, traen un “as bajo la manga” para jugársela bien y con todo.

Están por ponerlo sobre la mesa.

Pudo más la urgencia de libertad que el miedo.

La necesidad de cruzar los barrotes de hierro de las casas de los sinaloenses que sufrieron directamente el cautiverio, pudo más que el miedo al contagio del Covid-19 que enseñoreó con rebrotes colectivos.

En Altata, Navolato, no respetaron las reglas y en el centro de Culiacán se encendieron los ánimos entre los comerciantes del primer cuadro de la ciudad.

Los dos son ejemplos del desespero. O del apremio de paliar los dolores del hambre al no tener ingresos financieros.