/ martes 30 de marzo de 2021

El que se va se lleva su memoria: Rosario Castellanos

“El que se va se lleva su memoria, su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós”, dice Rosario Castellanos. Pero hoy la vamos a contradecir porque su memoria y su legado no se ha ido con ella, permanece y se agiganta con el paso de los años, fruto de su virtuosismo literario, de su sensibilidad poética y artística y de su invaluable aporte para visibilizar los temas y problemas de las mujeres mexicanas en un tiempo de autoritarismo y patriarcado exacerbado.

Para consagrar su memoria y reconocer sus méritos como creadora cultural, docente y diplomática, por su producción notable en novela, cuento y dramaturgia, el Senado de la República aprobó este marzo crear el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos para incentivar a escritoras y escritores de obra consolidada, escrita en español o en lenguas autóctonas de México y América Latina, que pertenezca a los géneros literarios de narrativa, poesía, dramaturgia o ensayo.

Como en el caso del Premio Elvia Carrillo Puerto, creado por esta Cámara de Senadores en el año 2013, con el que se reconoce a mujeres que hayan incidido y destacado en la lucha social, cultural, política y económica en favor de los derechos humanos de las mujeres, la nueva presea que lleva el nombre de Rosario Castellanos tiene como propósito, como se dice en la exposición de motivos del dictamen que lo aprueba, “contribuir a la difusión de la vida y la obra de escritores contemporáneos de lengua española e impulsar la creación de literatura escrita en lenguas originarias de Latinoamérica, así como fomentar la lectura”.

Rosario Castellanos, al igual que escritores como García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, fueron representantes del llamado “boom latinoamericano” dentro del arte literario a mediados del siglo XX. Sin embargo, debido a los estándares de la época, la obra de Rosario Castellanos en ocasiones pasó a segundo término. Actualmente, nadie duda que la producción de la autora cuenta con la misma calidad y valor estético que la de sus contemporáneos masculinos.

Castellanos, quien nació en la Ciudad de México en 1925 y vivió buena parte de su vida en Chiapas, fue una digna representante de las mujeres mexicanas multifacéticas, productivas y de pensamiento independiente, pues además de haber sido poeta y novelista, se desempeñó también como diplomática, periodista y profesora universitaria. Su prosa la hace también vanguardista y adelantada a su tiempo, pero su involucramiento con la defensa de los derechos de las mujeres y su búsqueda por reivindicar el pensamiento feminista es una de sus facetas más valiosas.

Para mediados del siglo XX todavía existían ideas arcaicas sobre la inferioridad de la mujer, arraigadas incluso en la mente de importantes filósofos como Simmel y Schopenhauer. Con sus escritos, Rosario Castellanos dio una lucha al mismo nivel intelectual que estos para revertir ese pensamiento y ello le valió múltiples críticas por parte de los sectores más conservadores. En ese sentido, su artículo Feminismo a la Mexicana sigue siendo un referente para entender los obstáculos culturales que aun hoy en día enfrentan las mujeres. De igual manera, los críticos dicen que otro acierto de la prosa de Castellanos es que no intentaba imitar la escritura de los hombres, sino que la criticaba y al mismo tiempo proponía una prosa femenina que no tuviera los lugares comunes y los tonos rosas.

La historia personal de Rosario Castellanos la hizo cercana a los problemas sociales que otros escritores buscaban desesperadamente como inspiración para sus obras. Su novela Balún Canán, por ejemplo, contiene elementos autobiográficos sobre su relación con los conflictos indígenas de la región de Chiapas. Este tipo de temas, combinados con la reiterada imagen de la soledad que aparece en varias de sus obras, la convierten en una escritora única e imprescindible.

Por todo ello, el premio adquiere pleno sentido por ocurrir en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer que se desarrollan en este mes de marzo. Al mismo tiempo celebramos a Rosario Castellanos, sí, su forma de ser río, río de ternura y letras, aire de rebeldía y de amor al prójimo, pero también, en este caso, a mujeres sinaloenses notables por su talento y creatividad como nuestra entrañable Inés Arredondo, contemporánea y compañera de Rosario; pero también a nuestras contemporáneas Dina Grijalva y Ernestina Yépiz, entre muchas otras. Incluso que traigamos al presente las obras y textos de las menos conocidas Cecilia Zadi y Teresa Villa, mujeres escritoras sinaloenses que en los albores del siglo XX irrumpieron en un ambiente predominantemente masculino.

El premio llega para quedarse como tributo a una mujer excepcional, y el mes de septiembre de cada año será entregado por el Senado de la República, que a través de la Comisión de Cultura expedirá la convocatoria y fijará las condiciones de participación, contando con la colaboración de instituciones públicas, organizaciones y académicos. ¡Enhorabuena!

“El que se va se lleva su memoria, su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós”, dice Rosario Castellanos. Pero hoy la vamos a contradecir porque su memoria y su legado no se ha ido con ella, permanece y se agiganta con el paso de los años, fruto de su virtuosismo literario, de su sensibilidad poética y artística y de su invaluable aporte para visibilizar los temas y problemas de las mujeres mexicanas en un tiempo de autoritarismo y patriarcado exacerbado.

Para consagrar su memoria y reconocer sus méritos como creadora cultural, docente y diplomática, por su producción notable en novela, cuento y dramaturgia, el Senado de la República aprobó este marzo crear el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos para incentivar a escritoras y escritores de obra consolidada, escrita en español o en lenguas autóctonas de México y América Latina, que pertenezca a los géneros literarios de narrativa, poesía, dramaturgia o ensayo.

Como en el caso del Premio Elvia Carrillo Puerto, creado por esta Cámara de Senadores en el año 2013, con el que se reconoce a mujeres que hayan incidido y destacado en la lucha social, cultural, política y económica en favor de los derechos humanos de las mujeres, la nueva presea que lleva el nombre de Rosario Castellanos tiene como propósito, como se dice en la exposición de motivos del dictamen que lo aprueba, “contribuir a la difusión de la vida y la obra de escritores contemporáneos de lengua española e impulsar la creación de literatura escrita en lenguas originarias de Latinoamérica, así como fomentar la lectura”.

Rosario Castellanos, al igual que escritores como García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, fueron representantes del llamado “boom latinoamericano” dentro del arte literario a mediados del siglo XX. Sin embargo, debido a los estándares de la época, la obra de Rosario Castellanos en ocasiones pasó a segundo término. Actualmente, nadie duda que la producción de la autora cuenta con la misma calidad y valor estético que la de sus contemporáneos masculinos.

Castellanos, quien nació en la Ciudad de México en 1925 y vivió buena parte de su vida en Chiapas, fue una digna representante de las mujeres mexicanas multifacéticas, productivas y de pensamiento independiente, pues además de haber sido poeta y novelista, se desempeñó también como diplomática, periodista y profesora universitaria. Su prosa la hace también vanguardista y adelantada a su tiempo, pero su involucramiento con la defensa de los derechos de las mujeres y su búsqueda por reivindicar el pensamiento feminista es una de sus facetas más valiosas.

Para mediados del siglo XX todavía existían ideas arcaicas sobre la inferioridad de la mujer, arraigadas incluso en la mente de importantes filósofos como Simmel y Schopenhauer. Con sus escritos, Rosario Castellanos dio una lucha al mismo nivel intelectual que estos para revertir ese pensamiento y ello le valió múltiples críticas por parte de los sectores más conservadores. En ese sentido, su artículo Feminismo a la Mexicana sigue siendo un referente para entender los obstáculos culturales que aun hoy en día enfrentan las mujeres. De igual manera, los críticos dicen que otro acierto de la prosa de Castellanos es que no intentaba imitar la escritura de los hombres, sino que la criticaba y al mismo tiempo proponía una prosa femenina que no tuviera los lugares comunes y los tonos rosas.

La historia personal de Rosario Castellanos la hizo cercana a los problemas sociales que otros escritores buscaban desesperadamente como inspiración para sus obras. Su novela Balún Canán, por ejemplo, contiene elementos autobiográficos sobre su relación con los conflictos indígenas de la región de Chiapas. Este tipo de temas, combinados con la reiterada imagen de la soledad que aparece en varias de sus obras, la convierten en una escritora única e imprescindible.

Por todo ello, el premio adquiere pleno sentido por ocurrir en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer que se desarrollan en este mes de marzo. Al mismo tiempo celebramos a Rosario Castellanos, sí, su forma de ser río, río de ternura y letras, aire de rebeldía y de amor al prójimo, pero también, en este caso, a mujeres sinaloenses notables por su talento y creatividad como nuestra entrañable Inés Arredondo, contemporánea y compañera de Rosario; pero también a nuestras contemporáneas Dina Grijalva y Ernestina Yépiz, entre muchas otras. Incluso que traigamos al presente las obras y textos de las menos conocidas Cecilia Zadi y Teresa Villa, mujeres escritoras sinaloenses que en los albores del siglo XX irrumpieron en un ambiente predominantemente masculino.

El premio llega para quedarse como tributo a una mujer excepcional, y el mes de septiembre de cada año será entregado por el Senado de la República, que a través de la Comisión de Cultura expedirá la convocatoria y fijará las condiciones de participación, contando con la colaboración de instituciones públicas, organizaciones y académicos. ¡Enhorabuena!