/ lunes 1 de agosto de 2022

El Payin y los Prometeos del rancho

Llegó encalmado (asoleado) al guayabo, se tomó una media arrebiatada (de un trago) y pidió un ceviche de camarón con crudo y cocido, sacó un botecito con chile chiltepín molido y otro en bolitas de la marca El Payin, una bolsa de camarones de surco (cacahuates) y yo saque un bolsa de camarones semisecos que me mando la Chinimi, mi hermana, llegó el chino y nos hizo en la mesa una salsita con chiltepines limón y salsa guacamaya, empezamos a platicar.

¿Qué hay pal rancho, pa Mocorito?, le pregunté y se soltó el Payo Payán muy emocionado: estoy trabajando en un proyecto de reconversión de cultivos en la sierra. Fíjate que el chiltepín es más negocio que cualquier otro cultivo legal o no legal, tienen 3 zafras al año contra una de otros cultivos y la gente de los ranchos que va a la pizca gana más en la recolección de botes de litro de chiltepín que de cualquier otra cosa. Estoy muy entusiasmado de que los ranchos donde me crié tengan más alternativas de vida, es muy triste crecer con el señalamiento que la tierra que amas, sea promovida como un lugar peligroso y salvaje y por ese estigma vivir en el rezago y la falta de apoyos. La verdad es que no es así, tú has ido para allá y has disfrutado mucho esos rumbos. Es más, el gobernador es de allá y ahí se la lleva en Batequitas.

Reflexionó y dijo: vaya que he disfrutado Mocorito, Badiraguato y hasta al propio Batequitas. Una vez me comí un ceviche de torahues (talayotes), un pepino de monte salvaje delicioso que la gente sabe dónde está la mata metida en el monte, va le corta y te vende. Un día nos llevaron kekis de hule o gavilanes, les decimos en Escuinapa un hot cake (pa que entiendan los lurios), que es de agua, azúcar y harina, en tiempo de lluvia o frio los hacen mucho, los acompañan con café lechero, de ese que hierven la leche avientan un pedazo de piloncillo y café de grano. Me saboreo cada vez que me acuerdo de los garbanzos tiernos cocidos, “garbanzo en bolsa“, así los venden, el cacahuate recién arrancado de la mata se pone al comal de la hornilla que por lo regular es un disco de rastra vieja , frijoles de monte, “frijol buche pintadito”, o los camotes que salen en las tierras de barbecho cuando andan haciendo un terreno para siembras. Ahí en la labor la gente los asa o los cuece y qué cosa tan sabrosa. Quelititos tiernos en la mañana con espesadura, ejotes riata, de esos que nacen en tiempo de aguas, con huevito, pepinos güeros de tiempos de agua también, las bebelamas son muy bonitas y sabrosas, parecen como un arándano grandote y tienen un sabor dulce, pero como a cera. Y ya hablando de lo dulce, lo que es definitivamente delicioso es el dulce de leche quemada que hacen con atole y en el fondo del vasito donde vierten la mezcla de leche y atole caliente ponen una hoja de naranjo que le da el toque y la esencia cítrica. Estos dulces te los encuentras hasta en los candibar o cáterin de la gente que es de por esos rumbos y ya está avecindada en Culiacán o Guamúchil, si le das tantito arriba encuentras apomas con las que hacen tortillas la gente o las calabazas sehualcas con las que hacen dulce o las usan para jícara o bule para mantener el agua fresca.

Pero volviendo al chiltepín es una planta emblemática de esta región que todos los sinaloenses y sonorenses le tenemos cariño y respeto, es grato saber que una mejora genética logró hacer que la variedad de esta región fuera domesticada y ahora pueda sembrarse no solo en sombra, sino que también en el sol y hasta 1600 mtsn, olvidando el conocido ritual del ciclo de vida en el cual un pájaro se atraviesa, lo come, lo caga y con eso selecciona las semillas que darán vida a una nueva planta. Y esa era la única forma de esparcir la planta, pues ahora se selecciona la semilla poniéndola en agua y la que precipite es la idónea. Se siembra en un almácigo, brota a las semanas, se pasa a una bolsa, 2 meses después se pone en tierra y en 6 meses está dando sus primeros frutos. Cada plantita te da un kilo por temporada, como mínimo llega a dar 3 veces al año. El chiltepín es un chile icónico del noroeste y goza de alta estima en la cocina rural y en la alta cocina, por eso la idea del Payo me parece una idea interesante, sobre todo porque al reconvertir los cultivos a esta planta permite que la vida de la zona serrana se dignifique y sea más productiva.

Hay gente que sale del rancho con la ilusión de nunca más volver, pero hay quien jamás olvida su raíz y se jura cambiar las condiciones en las que vive su gente, aman y se enorgullece de su tierra de esos hombres da Mocorito y Badiraguato de ahí mero es el Payin.

Facebook: Sergio.lopezinda

Llegó encalmado (asoleado) al guayabo, se tomó una media arrebiatada (de un trago) y pidió un ceviche de camarón con crudo y cocido, sacó un botecito con chile chiltepín molido y otro en bolitas de la marca El Payin, una bolsa de camarones de surco (cacahuates) y yo saque un bolsa de camarones semisecos que me mando la Chinimi, mi hermana, llegó el chino y nos hizo en la mesa una salsita con chiltepines limón y salsa guacamaya, empezamos a platicar.

¿Qué hay pal rancho, pa Mocorito?, le pregunté y se soltó el Payo Payán muy emocionado: estoy trabajando en un proyecto de reconversión de cultivos en la sierra. Fíjate que el chiltepín es más negocio que cualquier otro cultivo legal o no legal, tienen 3 zafras al año contra una de otros cultivos y la gente de los ranchos que va a la pizca gana más en la recolección de botes de litro de chiltepín que de cualquier otra cosa. Estoy muy entusiasmado de que los ranchos donde me crié tengan más alternativas de vida, es muy triste crecer con el señalamiento que la tierra que amas, sea promovida como un lugar peligroso y salvaje y por ese estigma vivir en el rezago y la falta de apoyos. La verdad es que no es así, tú has ido para allá y has disfrutado mucho esos rumbos. Es más, el gobernador es de allá y ahí se la lleva en Batequitas.

Reflexionó y dijo: vaya que he disfrutado Mocorito, Badiraguato y hasta al propio Batequitas. Una vez me comí un ceviche de torahues (talayotes), un pepino de monte salvaje delicioso que la gente sabe dónde está la mata metida en el monte, va le corta y te vende. Un día nos llevaron kekis de hule o gavilanes, les decimos en Escuinapa un hot cake (pa que entiendan los lurios), que es de agua, azúcar y harina, en tiempo de lluvia o frio los hacen mucho, los acompañan con café lechero, de ese que hierven la leche avientan un pedazo de piloncillo y café de grano. Me saboreo cada vez que me acuerdo de los garbanzos tiernos cocidos, “garbanzo en bolsa“, así los venden, el cacahuate recién arrancado de la mata se pone al comal de la hornilla que por lo regular es un disco de rastra vieja , frijoles de monte, “frijol buche pintadito”, o los camotes que salen en las tierras de barbecho cuando andan haciendo un terreno para siembras. Ahí en la labor la gente los asa o los cuece y qué cosa tan sabrosa. Quelititos tiernos en la mañana con espesadura, ejotes riata, de esos que nacen en tiempo de aguas, con huevito, pepinos güeros de tiempos de agua también, las bebelamas son muy bonitas y sabrosas, parecen como un arándano grandote y tienen un sabor dulce, pero como a cera. Y ya hablando de lo dulce, lo que es definitivamente delicioso es el dulce de leche quemada que hacen con atole y en el fondo del vasito donde vierten la mezcla de leche y atole caliente ponen una hoja de naranjo que le da el toque y la esencia cítrica. Estos dulces te los encuentras hasta en los candibar o cáterin de la gente que es de por esos rumbos y ya está avecindada en Culiacán o Guamúchil, si le das tantito arriba encuentras apomas con las que hacen tortillas la gente o las calabazas sehualcas con las que hacen dulce o las usan para jícara o bule para mantener el agua fresca.

Pero volviendo al chiltepín es una planta emblemática de esta región que todos los sinaloenses y sonorenses le tenemos cariño y respeto, es grato saber que una mejora genética logró hacer que la variedad de esta región fuera domesticada y ahora pueda sembrarse no solo en sombra, sino que también en el sol y hasta 1600 mtsn, olvidando el conocido ritual del ciclo de vida en el cual un pájaro se atraviesa, lo come, lo caga y con eso selecciona las semillas que darán vida a una nueva planta. Y esa era la única forma de esparcir la planta, pues ahora se selecciona la semilla poniéndola en agua y la que precipite es la idónea. Se siembra en un almácigo, brota a las semanas, se pasa a una bolsa, 2 meses después se pone en tierra y en 6 meses está dando sus primeros frutos. Cada plantita te da un kilo por temporada, como mínimo llega a dar 3 veces al año. El chiltepín es un chile icónico del noroeste y goza de alta estima en la cocina rural y en la alta cocina, por eso la idea del Payo me parece una idea interesante, sobre todo porque al reconvertir los cultivos a esta planta permite que la vida de la zona serrana se dignifique y sea más productiva.

Hay gente que sale del rancho con la ilusión de nunca más volver, pero hay quien jamás olvida su raíz y se jura cambiar las condiciones en las que vive su gente, aman y se enorgullece de su tierra de esos hombres da Mocorito y Badiraguato de ahí mero es el Payin.

Facebook: Sergio.lopezinda