/ lunes 30 de diciembre de 2019

El ocaso y esperanza de 2019 y 2020

Este martes cuando las manecillas del reloj alcancen el punto del centro de la noche, el ocaso del 2019 dejará atrás los sentimientos encontrados de los deseos incumplidos, pero reconstruirá también ese instante, las rutas que recorrerán todavía las viejas o nuevas pretensiones, que a través de la esperanza, abordarán hasta las veredas de la ilusión en busca de que los conduzcan a donde los sueños se hacen realidad.

En ese proceso de despedida de año, Alfonso Mejía, Secretario de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado, cercenó las aspiraciones de alrededor de 10 mil jóvenes becarios. Les arrebató desde antes la Navidad e irónicamente se prestó –sin defender como lo hacen los hombres- los miles de pesos que se les negaron y se aplicaron en áreas que no fueron de urgente resolución.

Se pasó el dinero del Becasin por el “arco del triunfo y a puros engaños trajo a los beneficiarios.

Con él obviamente, a los alumnos de los distintos niveles de educación, los despojaron hasta de la esperanza para el 2021 y los paquetes de 365 días que estarán por venir. A eso llegó a la SEPyC: a promover la farsa y el absurdo.

En un terreno donde no crece ni el pasto, prácticamente están los pobladores de Culiacán. La mayoría hace cruces para que se termine el gobierno del morenista, Jesús Estrada Ferreiro. El peor de los alcaldes de la historia.

Concluyó un 2019 con mediciones de cero obras públicas. Y en el resto de las áreas vitales no hay avances visibles. Solo desplantes, frases hirientes y pleitos callejeros. Movimientos de vedette política, que los culiacanenses saben que no cambiarán. Nada qué esperar sino hasta que el proceso electoral próximo –que se pide a gritos- se lleve lo que no se quiere más.

Hay una atmósfera de fastidio social que arrastra el enojo de los mazatlecos y de los ahomenses, que sin progreso, aseguran que sus ediles Guillermo Benitez y Manuel Chapman, “están cortados con la misma tijera”. Incluso, que le sacaron filo con el mismo esmeril.

Con ellos para el año entrante, no habrá remedio. Será más de lo mismo o tenderán a envilecerse más.

En el Congreso del Estado, la arena de vergonzosos arrebatos y tomas de tribuna que no tienen la categoría de debate, le dijeron adiós al año en deceso y recibirán al naciente. Una generación de diputados morenistas, que no saben lo que les entregó el pueblo en las manos.

Y otra de priistas que se niega a entender porque la fuerza popular les quitó el mando de dominación, y que hoy pelean, más porque perdieron privilegios que por querer mejorar las cosas que en 80 años, destruyeron con toda saña.

Que los siguen como comparsas los panistas y un perredista trasnochado.

Dicen que mientras hay vida hay esperanza, pero con todos ellos, la esperanza se quedó sin vida.

Es cierto que existen uno o dos, que son “garbanzos de a libra”.

En todos esos años que se fueron y arribaron, el periódico El Sol de Sinaloa, fue testimonio constante.

Como un astro guardián que ilumina con información veraz, objetiva y critica edificante, vio nacer y morir etapas y personajes claves en la historia política, económica, social y cultural del estado.

Es decir, hizo su contribución permanente a la consumación de los sueños de muchos sinaloenses.

Desde esta columna, un servidor aporta lo que humildemente puede, para que este 2020, la flama de la esperanza siga viva, aún contra los vientos de la política la intentan apagar. Hago votos porque por la consumación de sus sueños.

Este martes cuando las manecillas del reloj alcancen el punto del centro de la noche, el ocaso del 2019 dejará atrás los sentimientos encontrados de los deseos incumplidos, pero reconstruirá también ese instante, las rutas que recorrerán todavía las viejas o nuevas pretensiones, que a través de la esperanza, abordarán hasta las veredas de la ilusión en busca de que los conduzcan a donde los sueños se hacen realidad.

En ese proceso de despedida de año, Alfonso Mejía, Secretario de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado, cercenó las aspiraciones de alrededor de 10 mil jóvenes becarios. Les arrebató desde antes la Navidad e irónicamente se prestó –sin defender como lo hacen los hombres- los miles de pesos que se les negaron y se aplicaron en áreas que no fueron de urgente resolución.

Se pasó el dinero del Becasin por el “arco del triunfo y a puros engaños trajo a los beneficiarios.

Con él obviamente, a los alumnos de los distintos niveles de educación, los despojaron hasta de la esperanza para el 2021 y los paquetes de 365 días que estarán por venir. A eso llegó a la SEPyC: a promover la farsa y el absurdo.

En un terreno donde no crece ni el pasto, prácticamente están los pobladores de Culiacán. La mayoría hace cruces para que se termine el gobierno del morenista, Jesús Estrada Ferreiro. El peor de los alcaldes de la historia.

Concluyó un 2019 con mediciones de cero obras públicas. Y en el resto de las áreas vitales no hay avances visibles. Solo desplantes, frases hirientes y pleitos callejeros. Movimientos de vedette política, que los culiacanenses saben que no cambiarán. Nada qué esperar sino hasta que el proceso electoral próximo –que se pide a gritos- se lleve lo que no se quiere más.

Hay una atmósfera de fastidio social que arrastra el enojo de los mazatlecos y de los ahomenses, que sin progreso, aseguran que sus ediles Guillermo Benitez y Manuel Chapman, “están cortados con la misma tijera”. Incluso, que le sacaron filo con el mismo esmeril.

Con ellos para el año entrante, no habrá remedio. Será más de lo mismo o tenderán a envilecerse más.

En el Congreso del Estado, la arena de vergonzosos arrebatos y tomas de tribuna que no tienen la categoría de debate, le dijeron adiós al año en deceso y recibirán al naciente. Una generación de diputados morenistas, que no saben lo que les entregó el pueblo en las manos.

Y otra de priistas que se niega a entender porque la fuerza popular les quitó el mando de dominación, y que hoy pelean, más porque perdieron privilegios que por querer mejorar las cosas que en 80 años, destruyeron con toda saña.

Que los siguen como comparsas los panistas y un perredista trasnochado.

Dicen que mientras hay vida hay esperanza, pero con todos ellos, la esperanza se quedó sin vida.

Es cierto que existen uno o dos, que son “garbanzos de a libra”.

En todos esos años que se fueron y arribaron, el periódico El Sol de Sinaloa, fue testimonio constante.

Como un astro guardián que ilumina con información veraz, objetiva y critica edificante, vio nacer y morir etapas y personajes claves en la historia política, económica, social y cultural del estado.

Es decir, hizo su contribución permanente a la consumación de los sueños de muchos sinaloenses.

Desde esta columna, un servidor aporta lo que humildemente puede, para que este 2020, la flama de la esperanza siga viva, aún contra los vientos de la política la intentan apagar. Hago votos porque por la consumación de sus sueños.