/ jueves 26 de noviembre de 2020

El grave riesgo, que Rocha sea candidato

Es muy alto el nivel de preocupación entre la militancia de Morena que se extendió hacia los ciudadanos por el grave riesgo que implicaría que Rubén Rocha Moya se convierta en el abanderado a la gubernatura de Sinaloa, porque sentenciaría a que su gobierno se edificara como un “Aguilariato” con todos los perjuicios que desencadenaría.

Sencillamente porque el ex mandatario Jesús Aguilar Padilla que tiene una brutal influencia en las decisiones que toma el actual titular del Ejecutivo Quirino Ordaz Coppel, prolongaría su injerencia hasta el año 2030.

Todos ellos son partes incondicionales de un mismo equipo político.

Pasaría a ser el poder detrás del trono, dado que es el principal impulsor de la candidatura del ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en un bloque que mantiene junto al ex alcalde priista Jesús Vizcarra Calderón y a uno de los empresarios locales más prósperos que en 2018 mandó pagar una campaña de desprestigio contra Andrés Manuel López Obrador.

A 16 días de que se iniciara la encuesta para procesar a quien los representará en la contienda del 2021, morenistas confesaron su falta de confianza hacia el Senador de la República.

Ello explica la causa de que el ex funcionario de la UAS no goce de aceptación entre los militantes y el por qué nunca le permitieron imponer a un dirigente de la agrupación en la entidad, cuyo plan lo quiso llevar a cabo con Juan de Dios Gámez, pero se lo abortaron.

Un elemento más que se adhiere al temor generalizado, es que Rubén Rocha Moya carece de ascendencia entre el morenismo al que discrimina al afirmar que no los necesita para la campaña.

Que le basta con las brigadas que le pusieron a disposición y que le reforzarán Jesús Aguilar Padilla y Jesús Vizcarra Calderón, con los que adquirió compromiso de años y entre los que repartió, irónicamente, todas las candidaturas que se desprenden del proceso electoral y hasta los puestos de gobierno que se supone, ganará el seis de junio.

Y del apoyo económico que le proveerá un sector de empresarios élite que pretende ejercer poderío en las resoluciones gobiernistas. Curiosamente en una extraña alianza con quienes le jugaron las contras al Presidente de la República.

Miembros de Morena, le vieron “las orejas al lobo” desde tiempo atrás. Están conscientes de que los personajes en mención forman una camarilla que intenta perpetuarse en las instituciones estatales.

La prueba está en que el gabinete de Quirino Ordaz Coppel recogió a muchos de las figuras que rodean a JAP y los protegió. Entre ellos al propio Rubén Rocha Moya, con quien intenta usufructuar la autoridad por seis años más.

O que recientemente el gobernador los benefició con una notaría pública, que por lo que se afirma, no la merecen. Entre los priistas que se mueven en el círculo político del Aguilarismo, aparecieron con un Fiat Jesús Burgos Pinto y para colmo, el sobrino del ex mandatario sinaloense, Manuel Octavio Aguilar Sánchez.

Asi como a los hijos de Víctor Gandarilla Carrasco y Jesús Enrique Hernández Chávez, -Carlos Gandarilla García y Jesús Enrique Hernández Guerrero-, entre otros más de los 28 nuevos notarios que se aprobaron.

Esta clase de abusos y de muchos más que identificaron al gobierno de Jesús Aguilar Padilla, se registrarían si Rubén Rocha Moya que salió de la Coordinación de Asesores de Quirino Ordaz Coppel, llega a ser el candidato del Poder Ejecutivo sinaloense.

Es muy alto el nivel de preocupación entre la militancia de Morena que se extendió hacia los ciudadanos por el grave riesgo que implicaría que Rubén Rocha Moya se convierta en el abanderado a la gubernatura de Sinaloa, porque sentenciaría a que su gobierno se edificara como un “Aguilariato” con todos los perjuicios que desencadenaría.

Sencillamente porque el ex mandatario Jesús Aguilar Padilla que tiene una brutal influencia en las decisiones que toma el actual titular del Ejecutivo Quirino Ordaz Coppel, prolongaría su injerencia hasta el año 2030.

Todos ellos son partes incondicionales de un mismo equipo político.

Pasaría a ser el poder detrás del trono, dado que es el principal impulsor de la candidatura del ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en un bloque que mantiene junto al ex alcalde priista Jesús Vizcarra Calderón y a uno de los empresarios locales más prósperos que en 2018 mandó pagar una campaña de desprestigio contra Andrés Manuel López Obrador.

A 16 días de que se iniciara la encuesta para procesar a quien los representará en la contienda del 2021, morenistas confesaron su falta de confianza hacia el Senador de la República.

Ello explica la causa de que el ex funcionario de la UAS no goce de aceptación entre los militantes y el por qué nunca le permitieron imponer a un dirigente de la agrupación en la entidad, cuyo plan lo quiso llevar a cabo con Juan de Dios Gámez, pero se lo abortaron.

Un elemento más que se adhiere al temor generalizado, es que Rubén Rocha Moya carece de ascendencia entre el morenismo al que discrimina al afirmar que no los necesita para la campaña.

Que le basta con las brigadas que le pusieron a disposición y que le reforzarán Jesús Aguilar Padilla y Jesús Vizcarra Calderón, con los que adquirió compromiso de años y entre los que repartió, irónicamente, todas las candidaturas que se desprenden del proceso electoral y hasta los puestos de gobierno que se supone, ganará el seis de junio.

Y del apoyo económico que le proveerá un sector de empresarios élite que pretende ejercer poderío en las resoluciones gobiernistas. Curiosamente en una extraña alianza con quienes le jugaron las contras al Presidente de la República.

Miembros de Morena, le vieron “las orejas al lobo” desde tiempo atrás. Están conscientes de que los personajes en mención forman una camarilla que intenta perpetuarse en las instituciones estatales.

La prueba está en que el gabinete de Quirino Ordaz Coppel recogió a muchos de las figuras que rodean a JAP y los protegió. Entre ellos al propio Rubén Rocha Moya, con quien intenta usufructuar la autoridad por seis años más.

O que recientemente el gobernador los benefició con una notaría pública, que por lo que se afirma, no la merecen. Entre los priistas que se mueven en el círculo político del Aguilarismo, aparecieron con un Fiat Jesús Burgos Pinto y para colmo, el sobrino del ex mandatario sinaloense, Manuel Octavio Aguilar Sánchez.

Asi como a los hijos de Víctor Gandarilla Carrasco y Jesús Enrique Hernández Chávez, -Carlos Gandarilla García y Jesús Enrique Hernández Guerrero-, entre otros más de los 28 nuevos notarios que se aprobaron.

Esta clase de abusos y de muchos más que identificaron al gobierno de Jesús Aguilar Padilla, se registrarían si Rubén Rocha Moya que salió de la Coordinación de Asesores de Quirino Ordaz Coppel, llega a ser el candidato del Poder Ejecutivo sinaloense.