/ lunes 6 de junio de 2022

El estado de la economía según Banxico

Cumpliendo con la Ley interna que regula su funcionamiento (responsabilidades y obligaciones), el pasado primero de junio el Banco de México (Banxico) hizo público uno de sus informes más esperados por los diferentes actores del sector financiero y económico, me refiero a su Informe Trimestral, en este caso el referido al lapso transcurrido de enero a marzo del presente año.

Como se aclara en la introducción del documento, en este informe periódico la institución analiza la inflación, la actividad económica, el comportamiento de otros indicadores económicos del país, así como la ejecución de la política monetaria del trimestre respectivo y diversas actividades del Banco central durante dicho periodo, en el contexto de la situación económica nacional e internacional, dando cumplimiento a lo dispuesto de manera particular al artículo 51, fracción II, de la Ley de Banco de México.

Grosso modo, las principales consideraciones del extenso e interesante informe en sus 94 cuartillas -pero aclarando que hay muchísima información para quien desee abundar el números, reflexiones y comparaciones- desde la perspectiva de un servidor, tiene que ver con lo referido al crecimiento económico, el empleo y la inflación, las variables más terrenales para el lector común y para todos aquellos ciudadanos que no somos profesionales de la materia.

Respecto al crecimiento económico, Banxico valora que después del débil desempeño observado en el segundo semestre del 2021, en el primer trimestre de 2022 la actividad económica presentó una reactivación. Ello a pesar del repunte de contagios de COVID-19 por la variante ómicron, la persistencia de algunas disrupciones en las cadenas globales de suministro y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Por lo tanto, en lo que se refiere al crecimiento de la economía nacional, el Banco considera que Para 2022 se dará un crecimiento del PIB de entre 1.6 y 2.8% con una estimación central de 2.2%. Y para 2023 se anticipa una expansión del PIB de entre 1.4 y 3.4%, con una estimación central de 2.4%.

En el caso particular del empleo, “con base en las previsiones para la actividad y la información más reciente sobre el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS”, para 2022 mantiene la expectativa de un crecimiento de entre 560 y 760 mil puestos de trabajo. Y para 2023, se espera una variación de entre 490 y 690 mil puestos de trabajo, misma que se compara con la del Informe anterior de entre 510 y 710 mil puestos de trabajo.

En este importantísimo indicador, no podemos dejar de mencionar que todavía estamos lejos del millón de empleos anuales que es lo que necesita México para darle oportunidades a la actual generación del bono demográfico, y en el caso de Sinaloa acercarnos mínimamente a la cifra anual de 40 mil nuevos empleos para evitar que emigre nuestra juventud, se frusten o dirijan su energia a actividades inadecuadas.

Y finalmente sobre el reto de moda, la inflación, que pensábamos que era un fenómeno económico del pasado, Banco de México afirma que durante el primer trimestre de 2022, el entorno para la inflación en nuestro país, de por sí complejo, se tornó más complicado, pues a los efectos de los choques de la pandemia de COVID-19, que aún no se han resuelto, se añadieron las presiones en los precios de materias primas, alimenticias y no alimenticias, asociadas con el conflicto bélico, el cual, además, ha generado una mayor incertidumbre económica e incrementado los riesgos al alza para la inflación.

Estos choques han tenido “efectos transversales” que han afectado de manera generalizada a los bienes y servicios que componen la canasta del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). En este entorno, la inflación general anual en nuestro país se sitúa en niveles elevados no vistos en dos décadas y entre el cuarto trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022 esta se incrementó de 6.99 a 7.27%, ubicándose en 7.58% en la primera quincena de mayo.

Por último, una mención especial merece la fortaleza del peso mexicano. En el complicado escenario económico mundial, hoy sobresale la apreciación de la moneda mexicana, un comportamiento que desearían incluso las divisas más famosas como el euro, el yen, el franco suizo o la libra esterlina. Incluso el dólar, pues respecto a la moneda estadounidense nos hemos revaluado en un cinco por ciento en lo que va del año. De acuerdo a los especialistas, la fortaleza del peso se debe a las remesas, el saldo exportador y el trabajo que hace el Banco de México mediante la operación de la tasa de interés, pero yo añadiría también a la confianza (interna e internacional) en el futuro de nuestro país, cuya población, riquezas naturales y posición geoestratégica representan en conjunto un factor de desarrollo envidiable. Esperemos que el entorno mundial adverso cambie a la brevedad, se reactiven los motores internos de la economía y podamos cerrar este sexenio con el crecimiento proyectado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y anunciado desde su toma de protesta.

Cumpliendo con la Ley interna que regula su funcionamiento (responsabilidades y obligaciones), el pasado primero de junio el Banco de México (Banxico) hizo público uno de sus informes más esperados por los diferentes actores del sector financiero y económico, me refiero a su Informe Trimestral, en este caso el referido al lapso transcurrido de enero a marzo del presente año.

Como se aclara en la introducción del documento, en este informe periódico la institución analiza la inflación, la actividad económica, el comportamiento de otros indicadores económicos del país, así como la ejecución de la política monetaria del trimestre respectivo y diversas actividades del Banco central durante dicho periodo, en el contexto de la situación económica nacional e internacional, dando cumplimiento a lo dispuesto de manera particular al artículo 51, fracción II, de la Ley de Banco de México.

Grosso modo, las principales consideraciones del extenso e interesante informe en sus 94 cuartillas -pero aclarando que hay muchísima información para quien desee abundar el números, reflexiones y comparaciones- desde la perspectiva de un servidor, tiene que ver con lo referido al crecimiento económico, el empleo y la inflación, las variables más terrenales para el lector común y para todos aquellos ciudadanos que no somos profesionales de la materia.

Respecto al crecimiento económico, Banxico valora que después del débil desempeño observado en el segundo semestre del 2021, en el primer trimestre de 2022 la actividad económica presentó una reactivación. Ello a pesar del repunte de contagios de COVID-19 por la variante ómicron, la persistencia de algunas disrupciones en las cadenas globales de suministro y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Por lo tanto, en lo que se refiere al crecimiento de la economía nacional, el Banco considera que Para 2022 se dará un crecimiento del PIB de entre 1.6 y 2.8% con una estimación central de 2.2%. Y para 2023 se anticipa una expansión del PIB de entre 1.4 y 3.4%, con una estimación central de 2.4%.

En el caso particular del empleo, “con base en las previsiones para la actividad y la información más reciente sobre el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS”, para 2022 mantiene la expectativa de un crecimiento de entre 560 y 760 mil puestos de trabajo. Y para 2023, se espera una variación de entre 490 y 690 mil puestos de trabajo, misma que se compara con la del Informe anterior de entre 510 y 710 mil puestos de trabajo.

En este importantísimo indicador, no podemos dejar de mencionar que todavía estamos lejos del millón de empleos anuales que es lo que necesita México para darle oportunidades a la actual generación del bono demográfico, y en el caso de Sinaloa acercarnos mínimamente a la cifra anual de 40 mil nuevos empleos para evitar que emigre nuestra juventud, se frusten o dirijan su energia a actividades inadecuadas.

Y finalmente sobre el reto de moda, la inflación, que pensábamos que era un fenómeno económico del pasado, Banco de México afirma que durante el primer trimestre de 2022, el entorno para la inflación en nuestro país, de por sí complejo, se tornó más complicado, pues a los efectos de los choques de la pandemia de COVID-19, que aún no se han resuelto, se añadieron las presiones en los precios de materias primas, alimenticias y no alimenticias, asociadas con el conflicto bélico, el cual, además, ha generado una mayor incertidumbre económica e incrementado los riesgos al alza para la inflación.

Estos choques han tenido “efectos transversales” que han afectado de manera generalizada a los bienes y servicios que componen la canasta del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). En este entorno, la inflación general anual en nuestro país se sitúa en niveles elevados no vistos en dos décadas y entre el cuarto trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022 esta se incrementó de 6.99 a 7.27%, ubicándose en 7.58% en la primera quincena de mayo.

Por último, una mención especial merece la fortaleza del peso mexicano. En el complicado escenario económico mundial, hoy sobresale la apreciación de la moneda mexicana, un comportamiento que desearían incluso las divisas más famosas como el euro, el yen, el franco suizo o la libra esterlina. Incluso el dólar, pues respecto a la moneda estadounidense nos hemos revaluado en un cinco por ciento en lo que va del año. De acuerdo a los especialistas, la fortaleza del peso se debe a las remesas, el saldo exportador y el trabajo que hace el Banco de México mediante la operación de la tasa de interés, pero yo añadiría también a la confianza (interna e internacional) en el futuro de nuestro país, cuya población, riquezas naturales y posición geoestratégica representan en conjunto un factor de desarrollo envidiable. Esperemos que el entorno mundial adverso cambie a la brevedad, se reactiven los motores internos de la economía y podamos cerrar este sexenio con el crecimiento proyectado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y anunciado desde su toma de protesta.