/ martes 12 de mayo de 2020

El antes y el después de la pandemia


El 30 de marzo de 2020, el gobierno de México decretó un estado de emergencia por el nuevo virus SARS-Cov-2, causante de la COVID-19, el cual se reconoció oficialmente el 31 de diciembre de 2019, tras reportarse los primeros casos en Wuhan, provincia de Hubei, China.

Se trata de fenómeno sin precedentes. Hasta el 9 de mayo había 4,180,137 infectados y más de 283,852 muertes en el mundo. Hablar de estadísticas en México sería dar un dato más, por eso lo que hoy nos debería ocupar, además de seguir las medidas para romper con la cadena de contagios, es reflexionar qué vivimos antes y qué viviremos después de la pandemia.

Los países más afectados —algunos de ellos por ser los primeros en vivir esta contingencia— son los reconocidos por tener los mejores sistemas de salud. Según los últimos indicadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018), Estados Unidos gastó lo equivalente a 16.9% de su PIB, por arriba del promedio reportado en un 8.8%, mientras que Italia y España, 8.8% y 8.9%, respectivamente. México, por el contrario, es uno de los países con menor gasto en este rubro, de acuerdo con su porcentaje del PIB, con 5.5%, por debajo de Costa Rica, con 7.5%, y Colombia, con 7.0%.

En el Presupuesto de Egresos 2020, aprobado por la Cámara de Diputados el 15 de noviembre de 2019, al Sector Salud se le destinan 656,761 millones de pesos, equivalente al 10.8% del presupuesto total; de esa cantidad, el IMSS recibe 49%, la SSA 20%, la FSSA 16%, el ISSSTE 10% y el 5% restante corresponde a otras instituciones y aportaciones de seguridad social.

A partir del 1 de enero de este año, el gobierno reformó la Ley General de Salud y creó el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que sustituyó al Seguro Popular; es el sueño de millones de mexicanos: tener un Sistema de Salud Universal con medicamentos gratuitos a toda la población. En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, en su estrategia programática señala que

“El INSABI atenderá de manera preferencial las necesidades de los grupos más vulnerables; ello hará propicio avanzar más rápido en el combate a la pobreza y a la desigualdad social, ya que a través del INSABI se proporcionará una red integral de protección social, que evite que las familias más pobres incurran en gastos catastróficos ante la enfermedad. Por ello, se pretende que la cobertura en salud sea universal progresivamente a partir de 2020”.

El INSABI cuenta para este año con un presupuesto de 112,583.3 millones de pesos. Sin embargo, al comenzar a funcionar ha tenido muchos problemas; primero, porque no hay reglas de operación; segundo, porque se incorporaron más de 69 millones de mexicanos de inmediato: 30 millones que tenían Seguro Popular y que se quedaron sin este servicio y 39 millones que carecían de seguridad social. No obstante, la contingencia sanitaria ha modificado todo este proyecto y hasta el momento se mantiene detenido.

Por otro lado, tenemos a la ciencia y la tecnología. Los países desarrollados lideran los estudios para que la comunidad sanitaria y el mundo entiendan tanto la fisiopatología como el comportamiento clínico, el tratamiento, así como buscan lograr el desarrollo de una vacuna. En México, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) se le asignó un presupuesto de solo 0.38% del PIB; es evidente que el mismo gobierno pasó por encima de la Ley de Ciencia y Tecnología, la cual mandata que la asignación anual debe ser del 1% del PIB. El promedio de inversión en países de la OCDE es de 2.4% del PIB.

Ante esta compleja situación en el sistema de salud, otro problema que enfrentaremos los mexicanos es la incertidumbre económica, que provocará más pérdida de empleos, violencia, inseguridad, crecimiento de la pobreza y, por desgracia, seguramente más muertes. El domingo 10 de mayo el presidente López Obrador reconoció por primera vez que México tendrá una caída de 6.6% de su PIB, por lo que pidió a los mexicanos que ahorren para enfrentar esta crisis. Esta declaración preocupa mucho, ya que el presidente actúa solo, sin tomar en cuenta al sector empresarial que genera empleos en el país.

Los empresarios han realizado diferentes propuestas para reactivar la economía nacional. Hace unos días el Consejo Coordinador Empresarial presentó 68 ideas, mismas que fueron rechazadas por el presidente, no le gustó el modo, y afirmó: “Si van las empresas a la quiebra, que los empresarios asuman su responsabilidad, porque el Estado no otorga privilegios ni condona impuestos”.

Como empresario y ciudadano, me preocupa lo que estamos viviendo. Es preocupante que no se entienda que los empresarios no estamos produciendo, que se rompió la cadena de producción y que muchas de las empresas cerrarán definitivamente, dejando a millones de trabajadores sin empleo y sin ingresos.

El 7 de mayo, en su conferencia mañanera, el presidente informó que el 11 de mayo informaría sobre una estrategia para enfrentar la crisis económica; luego, el sábado, informó que será hasta el miércoles cuando dará a conocer este plan. Solo nos queda esperar que estas medidas vayan orientadas a rescatar, principalmente, a las micro, pequeña y mediana empresas.

Gracias, y quédense en casa.


El 30 de marzo de 2020, el gobierno de México decretó un estado de emergencia por el nuevo virus SARS-Cov-2, causante de la COVID-19, el cual se reconoció oficialmente el 31 de diciembre de 2019, tras reportarse los primeros casos en Wuhan, provincia de Hubei, China.

Se trata de fenómeno sin precedentes. Hasta el 9 de mayo había 4,180,137 infectados y más de 283,852 muertes en el mundo. Hablar de estadísticas en México sería dar un dato más, por eso lo que hoy nos debería ocupar, además de seguir las medidas para romper con la cadena de contagios, es reflexionar qué vivimos antes y qué viviremos después de la pandemia.

Los países más afectados —algunos de ellos por ser los primeros en vivir esta contingencia— son los reconocidos por tener los mejores sistemas de salud. Según los últimos indicadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018), Estados Unidos gastó lo equivalente a 16.9% de su PIB, por arriba del promedio reportado en un 8.8%, mientras que Italia y España, 8.8% y 8.9%, respectivamente. México, por el contrario, es uno de los países con menor gasto en este rubro, de acuerdo con su porcentaje del PIB, con 5.5%, por debajo de Costa Rica, con 7.5%, y Colombia, con 7.0%.

En el Presupuesto de Egresos 2020, aprobado por la Cámara de Diputados el 15 de noviembre de 2019, al Sector Salud se le destinan 656,761 millones de pesos, equivalente al 10.8% del presupuesto total; de esa cantidad, el IMSS recibe 49%, la SSA 20%, la FSSA 16%, el ISSSTE 10% y el 5% restante corresponde a otras instituciones y aportaciones de seguridad social.

A partir del 1 de enero de este año, el gobierno reformó la Ley General de Salud y creó el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que sustituyó al Seguro Popular; es el sueño de millones de mexicanos: tener un Sistema de Salud Universal con medicamentos gratuitos a toda la población. En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, en su estrategia programática señala que

“El INSABI atenderá de manera preferencial las necesidades de los grupos más vulnerables; ello hará propicio avanzar más rápido en el combate a la pobreza y a la desigualdad social, ya que a través del INSABI se proporcionará una red integral de protección social, que evite que las familias más pobres incurran en gastos catastróficos ante la enfermedad. Por ello, se pretende que la cobertura en salud sea universal progresivamente a partir de 2020”.

El INSABI cuenta para este año con un presupuesto de 112,583.3 millones de pesos. Sin embargo, al comenzar a funcionar ha tenido muchos problemas; primero, porque no hay reglas de operación; segundo, porque se incorporaron más de 69 millones de mexicanos de inmediato: 30 millones que tenían Seguro Popular y que se quedaron sin este servicio y 39 millones que carecían de seguridad social. No obstante, la contingencia sanitaria ha modificado todo este proyecto y hasta el momento se mantiene detenido.

Por otro lado, tenemos a la ciencia y la tecnología. Los países desarrollados lideran los estudios para que la comunidad sanitaria y el mundo entiendan tanto la fisiopatología como el comportamiento clínico, el tratamiento, así como buscan lograr el desarrollo de una vacuna. En México, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) se le asignó un presupuesto de solo 0.38% del PIB; es evidente que el mismo gobierno pasó por encima de la Ley de Ciencia y Tecnología, la cual mandata que la asignación anual debe ser del 1% del PIB. El promedio de inversión en países de la OCDE es de 2.4% del PIB.

Ante esta compleja situación en el sistema de salud, otro problema que enfrentaremos los mexicanos es la incertidumbre económica, que provocará más pérdida de empleos, violencia, inseguridad, crecimiento de la pobreza y, por desgracia, seguramente más muertes. El domingo 10 de mayo el presidente López Obrador reconoció por primera vez que México tendrá una caída de 6.6% de su PIB, por lo que pidió a los mexicanos que ahorren para enfrentar esta crisis. Esta declaración preocupa mucho, ya que el presidente actúa solo, sin tomar en cuenta al sector empresarial que genera empleos en el país.

Los empresarios han realizado diferentes propuestas para reactivar la economía nacional. Hace unos días el Consejo Coordinador Empresarial presentó 68 ideas, mismas que fueron rechazadas por el presidente, no le gustó el modo, y afirmó: “Si van las empresas a la quiebra, que los empresarios asuman su responsabilidad, porque el Estado no otorga privilegios ni condona impuestos”.

Como empresario y ciudadano, me preocupa lo que estamos viviendo. Es preocupante que no se entienda que los empresarios no estamos produciendo, que se rompió la cadena de producción y que muchas de las empresas cerrarán definitivamente, dejando a millones de trabajadores sin empleo y sin ingresos.

El 7 de mayo, en su conferencia mañanera, el presidente informó que el 11 de mayo informaría sobre una estrategia para enfrentar la crisis económica; luego, el sábado, informó que será hasta el miércoles cuando dará a conocer este plan. Solo nos queda esperar que estas medidas vayan orientadas a rescatar, principalmente, a las micro, pequeña y mediana empresas.

Gracias, y quédense en casa.