/ lunes 13 de junio de 2022

El ahijado

No son pocos los que quieran destacar los méritos que tiene Juan de Dios Gámez Mendívil, pero en realidad tiene uno que es insuperable: ser ahijado del gobernador Rubén Rocha Moya.

Desde muy niño, Juan de Dios fue apoyado por Rocha en sus distintas etapas como profesionista y político, incluso se pudiera decir que el ahora el alcalde sustituto de Culiacán tiene en el gobernador a una figura paterna. No es exagerado decirlo, pero reconocemos que no podemos establecer puntualmente si al imponerlo en el Ayuntamiento de Culiacán, se comete un acto de nepotismo.

Podrán alegar que entre Juan de Dios no hay lazos consanguíneos, simplemente sí, un gran cariño paternal. Gámez Mendívil llega sin la vía del voto popular a ocupar Palacio Municipal a una edad de 37 años de edad. Desde ya se puede decir que es uno de los alcaldes más jóvenes de la historia, junto con el priista Jesús Valdés, con la diferencia de que Chuy ganó en las urnas.

Del trabajo de Juan de Dios, solamente podemos recuperar estos últimos meses como superdelegado del gobierno federal, cargo que también consiguió por su padrino. Alguien podrá decir que el joven tiene mucho talento y capacidad, pero de que llegó a ese puesto, y al del ISSSTE gracias al acompañamiento de Rubén Rocha, así fue.

Esa es, justamente, su gran debilidad ahora que ejercerá el cargo de presidente municipal. Inició tomando posesión de la alcaldía con un gesto demagógico: exaltado por el festín del poder, él y algunos diputados y diputadas tomaron un camión urbano del Congreso al Ayuntamiento, dejando por lo pronto, la impronta del “show” antes que el buen ejercicio de la cosa pública, ¿está enterado Juan de Dios y el gobernador del pésimo estado del transporte urbano? ¿Esa será su política, andar en camiones? Dudamos mucho que de ahora en adelante veamos un Zapata-Panteón estacionado afuera de Palacio Municipal.

Más allá de la frivolidad, veremos en los próximos días si hay voluntad de su parte y del gobernador (ahora ese será el estigma, la sombra, de que quien gobernará en realidad Culiacán será Rocha, y no él) para sacar adelante los problemas que dejó Jesús Estrada Ferreiro.

Se supone que para eso lo despojaron de la presidencia municipal, para ahora sí hacer las cosas bien. Y para eso, tendrá casi un trienio, si es que al año no se le ocurre al gobernador y a sus amigos quitarlo para poner a otra persona.


ESTRADA, EL MITOTE DE LA DEA

Un comentario que se ha esparcido en redes sociales, sobre todo a través de la comentocracia facilona, es que Jesús Estrada Ferreiro, a sabiendas que lo iban a destronar de manera fulminante, se fue a Estados Unidos no a pasarse unas vacaciones de manera tranquila con su esposa.

Tampoco el meme de irse a Disneylandia. En cambio, surgió el supuesto de que fue a buscar reunirse con la DEA para entregar información sobre supuestos nexos del gobierno con el narco. Para nosotros no deja de ser un “mero mitote”, pero en realidad, a quien más le afecta esta situación es al mismo Estrada Ferreiro, pues si a alguien detesta el presidente Andrés Manuel López Obrador, es a las agencias gringas a las que siempre ha llamado intervencionistas e injerencistas.

Por lo pronto el defenestrado alcalde no ha revelado nada, ha sido cauto, y en el Ayuntamiento su corte de funcionarios en realidad ya no les preocupa su ex jefe, sino ahora deben estar más preocupados en su futuro personal, sobre todo aquellos chambistas.

Esos movimientos los vamos a ver más adelante. De momento, Estrada ha decidido guardar silencio, mientras acá el botín de guerra es repartido entre los principales. Lo demás, es puro cuento.

No son pocos los que quieran destacar los méritos que tiene Juan de Dios Gámez Mendívil, pero en realidad tiene uno que es insuperable: ser ahijado del gobernador Rubén Rocha Moya.

Desde muy niño, Juan de Dios fue apoyado por Rocha en sus distintas etapas como profesionista y político, incluso se pudiera decir que el ahora el alcalde sustituto de Culiacán tiene en el gobernador a una figura paterna. No es exagerado decirlo, pero reconocemos que no podemos establecer puntualmente si al imponerlo en el Ayuntamiento de Culiacán, se comete un acto de nepotismo.

Podrán alegar que entre Juan de Dios no hay lazos consanguíneos, simplemente sí, un gran cariño paternal. Gámez Mendívil llega sin la vía del voto popular a ocupar Palacio Municipal a una edad de 37 años de edad. Desde ya se puede decir que es uno de los alcaldes más jóvenes de la historia, junto con el priista Jesús Valdés, con la diferencia de que Chuy ganó en las urnas.

Del trabajo de Juan de Dios, solamente podemos recuperar estos últimos meses como superdelegado del gobierno federal, cargo que también consiguió por su padrino. Alguien podrá decir que el joven tiene mucho talento y capacidad, pero de que llegó a ese puesto, y al del ISSSTE gracias al acompañamiento de Rubén Rocha, así fue.

Esa es, justamente, su gran debilidad ahora que ejercerá el cargo de presidente municipal. Inició tomando posesión de la alcaldía con un gesto demagógico: exaltado por el festín del poder, él y algunos diputados y diputadas tomaron un camión urbano del Congreso al Ayuntamiento, dejando por lo pronto, la impronta del “show” antes que el buen ejercicio de la cosa pública, ¿está enterado Juan de Dios y el gobernador del pésimo estado del transporte urbano? ¿Esa será su política, andar en camiones? Dudamos mucho que de ahora en adelante veamos un Zapata-Panteón estacionado afuera de Palacio Municipal.

Más allá de la frivolidad, veremos en los próximos días si hay voluntad de su parte y del gobernador (ahora ese será el estigma, la sombra, de que quien gobernará en realidad Culiacán será Rocha, y no él) para sacar adelante los problemas que dejó Jesús Estrada Ferreiro.

Se supone que para eso lo despojaron de la presidencia municipal, para ahora sí hacer las cosas bien. Y para eso, tendrá casi un trienio, si es que al año no se le ocurre al gobernador y a sus amigos quitarlo para poner a otra persona.


ESTRADA, EL MITOTE DE LA DEA

Un comentario que se ha esparcido en redes sociales, sobre todo a través de la comentocracia facilona, es que Jesús Estrada Ferreiro, a sabiendas que lo iban a destronar de manera fulminante, se fue a Estados Unidos no a pasarse unas vacaciones de manera tranquila con su esposa.

Tampoco el meme de irse a Disneylandia. En cambio, surgió el supuesto de que fue a buscar reunirse con la DEA para entregar información sobre supuestos nexos del gobierno con el narco. Para nosotros no deja de ser un “mero mitote”, pero en realidad, a quien más le afecta esta situación es al mismo Estrada Ferreiro, pues si a alguien detesta el presidente Andrés Manuel López Obrador, es a las agencias gringas a las que siempre ha llamado intervencionistas e injerencistas.

Por lo pronto el defenestrado alcalde no ha revelado nada, ha sido cauto, y en el Ayuntamiento su corte de funcionarios en realidad ya no les preocupa su ex jefe, sino ahora deben estar más preocupados en su futuro personal, sobre todo aquellos chambistas.

Esos movimientos los vamos a ver más adelante. De momento, Estrada ha decidido guardar silencio, mientras acá el botín de guerra es repartido entre los principales. Lo demás, es puro cuento.