/ jueves 29 de octubre de 2020

Consideraciones para Día de Muertos

“La semana pasada se dío el mayor número de casos de COVID-19 reportados hasta ahora. Muchos países del hemisferio norte están experimentando un aumento preocupante de casos y hospitalizaciones. Y las unidades de cuidados intensivos se están llenando hasta su máxima capacidad en algunos lugares, particularmente en Europa y América del Norte...La lucha contra esta pandemia es asunto de todos. No podemos tener la recuperación económica que queremos y vivir nuestras vidas como lo hacíamos antes de la pandemia. Podemos mantener a nuestros hijos en la escuela, podemos mantener abiertos los negocios, podemos preservar vidas y medios de subsistencia. ¡Podemos hacerlo! Pero todos debemos hacer concesiones, compromisos y sacrificios.” (Director General de la OMS - Tedros Adhanom Ghebreyesus.)

El pasado 23 de octubre el Director de la Organización Mundial para la Salud (OMS) dijo “Muchos países simplemente no tienen suficiente oxígeno disponible para ayudar a los pacientes enfermos que luchan por respirar”. Sabemos que un recurso importante para el tratamiento de pacientes con COVID-19 es el oxígeno. Con la pandemia la demanda de este recurso ha aumentado de manera acelerada, algunos países pobres tienen poco o nulo acceso. La OMS estima que debido al aumento de casos, la demanda de oxígeno es de más de 13 millones de cilindros por día.

La reapertura y el regreso a las actividades cotidianas representan un reto para los gobiernos del mundo. En países de Europa se observan rebrotes y algunos sistemas de salud están a punto de colapso, como es el caso de Bélgica, España e Italia. España considera extender el estado de alarma hasta mayo de 2021, para controlar la epidemia de COVID-19.

Instituciones educativas como universidades han retomado sus actividades y han reportado rebrotes de infecciones por SARS-Cov-2. Es el ejemplo de una universidad en el condado de La Crosse, Wisconsin. En donde se reportaron 2002 casos en el mes de septiembre pasado, de estos se encontró relación con un total de 111 casos que se produjeron en personas fuera del campus. Ocho casos se dieron por transmisión independiente en centros médicos y resultó con dos personas fallecidas. Esto demuestra el riesgo que representa la reapertura de lugares que aglomeran gente.

Un estudio realizado por Benjamin Rader y publicado en la revista Nature, muestra que el aumento de casos de COVID-19 en un corto período de tiempo está relacionado con la agregación y la heterogeneidad de la población. Es decir, que las epidemias en las ciudades altamente pobladas, duran más tiempo y tienen mayores tasas de contagios que las ciudades con menos población.

Con estos datos, los autores predicen “que las ciudades abarrotadas de todo el mundo podrían experimentar epidemias más prolongadas”.

En un reporte de los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos se informó que un adolescente con COVID-19, fue el origen de un brote en una reunión familiar. El boletín explica que existe evidencia de que los niños y adolescentes pueden transmitir de manera eficiente el SARS-CoV-2 a sus familias. Se debe hacer conciencia de la transmisión por niños y adolescentes para evitar la propagación. Estos estudios muestran la importancia del distanciamiento físico y las medidas de prevención para transmitir el virus. Las medidas de intervención como cierres y bloque de actividades son la única herramienta disponible para controlar la pandemia de COVID-19.

Lugares cerrados y poco ventilados son los más peligrosos y en donde es más probable adquirir la infección, en estos lugares, se grita, se canta y no se hace uso adecuado de los cubrebocas, lo que permite la propagación de gotículas que pueden contener el virus si están presentes personas infectadas.

Las acciones cívicas y la conducta personal son decisivas para reducir la propagación, transmisión y los contagios del virus. En muchos países el comportamiento de la población ha sido una forma exitosa de control, evitar el hacinamiento y el uso del cubrebocas son vitales para salvar vidas.

En estos días, recordamos a los que han partido de esta vida, celebramos nuestra salud y nuestra vida y lloramos la ausencia de nuestros seres queridos o que están lejos de nosotros debido a la COVID. Evitemos los contagios.

Las complicaciones mencionadas en los reportes de todo el mundo nos muestran que los próximos meses podrían ser muy complicados. La escases de oxígeno, las formas de contagio descritas nos deben de servir para aprender. Además, necesitamos mantener una recuperación económica y queremos vivir la vida como si no existiera una pandemia. Podemos hacerlo todo, pero requiere trabajo, paciencia, disciplina. Nuestra salud es nuestra responsabilidad.

“Entendemos la fatiga pandémica que siente la gente. Tiene un costo físico y mental para todos. Trabajar desde casa, educar a los niños de forma remota, no poder celebrar los hitos con amigos y familiares o no estar allí para llorar a los seres queridos: es difícil y la fatiga es real. Pero no podemos rendirnos...No debemos rendirnos...Debemos hacer todo lo posible para proteger a los trabajadores de la salud, y la mejor manera de hacerlo es que todos tomemos todas las precauciones que podamos para reducir el riesgo de transmisión, para nosotros y para los demás. Nadie quiere más llamados bloqueos. Pero si queremos evitarlos, todos tenemos que hacer nuestra parte. La lucha contra esta pandemia es asunto de todos...Pero todos debemos hacer concesiones, compromisos y sacrificios” (Director General de la OMS - Tedros Adhanom Ghebreyesus.)

“La semana pasada se dío el mayor número de casos de COVID-19 reportados hasta ahora. Muchos países del hemisferio norte están experimentando un aumento preocupante de casos y hospitalizaciones. Y las unidades de cuidados intensivos se están llenando hasta su máxima capacidad en algunos lugares, particularmente en Europa y América del Norte...La lucha contra esta pandemia es asunto de todos. No podemos tener la recuperación económica que queremos y vivir nuestras vidas como lo hacíamos antes de la pandemia. Podemos mantener a nuestros hijos en la escuela, podemos mantener abiertos los negocios, podemos preservar vidas y medios de subsistencia. ¡Podemos hacerlo! Pero todos debemos hacer concesiones, compromisos y sacrificios.” (Director General de la OMS - Tedros Adhanom Ghebreyesus.)

El pasado 23 de octubre el Director de la Organización Mundial para la Salud (OMS) dijo “Muchos países simplemente no tienen suficiente oxígeno disponible para ayudar a los pacientes enfermos que luchan por respirar”. Sabemos que un recurso importante para el tratamiento de pacientes con COVID-19 es el oxígeno. Con la pandemia la demanda de este recurso ha aumentado de manera acelerada, algunos países pobres tienen poco o nulo acceso. La OMS estima que debido al aumento de casos, la demanda de oxígeno es de más de 13 millones de cilindros por día.

La reapertura y el regreso a las actividades cotidianas representan un reto para los gobiernos del mundo. En países de Europa se observan rebrotes y algunos sistemas de salud están a punto de colapso, como es el caso de Bélgica, España e Italia. España considera extender el estado de alarma hasta mayo de 2021, para controlar la epidemia de COVID-19.

Instituciones educativas como universidades han retomado sus actividades y han reportado rebrotes de infecciones por SARS-Cov-2. Es el ejemplo de una universidad en el condado de La Crosse, Wisconsin. En donde se reportaron 2002 casos en el mes de septiembre pasado, de estos se encontró relación con un total de 111 casos que se produjeron en personas fuera del campus. Ocho casos se dieron por transmisión independiente en centros médicos y resultó con dos personas fallecidas. Esto demuestra el riesgo que representa la reapertura de lugares que aglomeran gente.

Un estudio realizado por Benjamin Rader y publicado en la revista Nature, muestra que el aumento de casos de COVID-19 en un corto período de tiempo está relacionado con la agregación y la heterogeneidad de la población. Es decir, que las epidemias en las ciudades altamente pobladas, duran más tiempo y tienen mayores tasas de contagios que las ciudades con menos población.

Con estos datos, los autores predicen “que las ciudades abarrotadas de todo el mundo podrían experimentar epidemias más prolongadas”.

En un reporte de los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos se informó que un adolescente con COVID-19, fue el origen de un brote en una reunión familiar. El boletín explica que existe evidencia de que los niños y adolescentes pueden transmitir de manera eficiente el SARS-CoV-2 a sus familias. Se debe hacer conciencia de la transmisión por niños y adolescentes para evitar la propagación. Estos estudios muestran la importancia del distanciamiento físico y las medidas de prevención para transmitir el virus. Las medidas de intervención como cierres y bloque de actividades son la única herramienta disponible para controlar la pandemia de COVID-19.

Lugares cerrados y poco ventilados son los más peligrosos y en donde es más probable adquirir la infección, en estos lugares, se grita, se canta y no se hace uso adecuado de los cubrebocas, lo que permite la propagación de gotículas que pueden contener el virus si están presentes personas infectadas.

Las acciones cívicas y la conducta personal son decisivas para reducir la propagación, transmisión y los contagios del virus. En muchos países el comportamiento de la población ha sido una forma exitosa de control, evitar el hacinamiento y el uso del cubrebocas son vitales para salvar vidas.

En estos días, recordamos a los que han partido de esta vida, celebramos nuestra salud y nuestra vida y lloramos la ausencia de nuestros seres queridos o que están lejos de nosotros debido a la COVID. Evitemos los contagios.

Las complicaciones mencionadas en los reportes de todo el mundo nos muestran que los próximos meses podrían ser muy complicados. La escases de oxígeno, las formas de contagio descritas nos deben de servir para aprender. Además, necesitamos mantener una recuperación económica y queremos vivir la vida como si no existiera una pandemia. Podemos hacerlo todo, pero requiere trabajo, paciencia, disciplina. Nuestra salud es nuestra responsabilidad.

“Entendemos la fatiga pandémica que siente la gente. Tiene un costo físico y mental para todos. Trabajar desde casa, educar a los niños de forma remota, no poder celebrar los hitos con amigos y familiares o no estar allí para llorar a los seres queridos: es difícil y la fatiga es real. Pero no podemos rendirnos...No debemos rendirnos...Debemos hacer todo lo posible para proteger a los trabajadores de la salud, y la mejor manera de hacerlo es que todos tomemos todas las precauciones que podamos para reducir el riesgo de transmisión, para nosotros y para los demás. Nadie quiere más llamados bloqueos. Pero si queremos evitarlos, todos tenemos que hacer nuestra parte. La lucha contra esta pandemia es asunto de todos...Pero todos debemos hacer concesiones, compromisos y sacrificios” (Director General de la OMS - Tedros Adhanom Ghebreyesus.)