/ viernes 17 de septiembre de 2021

Cómo Hacer una Película “Guerrillera” sin morir en el intento

¿Escribir un guión de cine? Cualquiera puede hacerlo. Todo mundo tiene talento, poco o mucho. Lo que no se encuentra tan a menudo es gente que tenga el coraje para llevar ese talento hasta sus últimas consecuencias. Si eres uno de esos “talentosos” es hora de hacer una película

Charles Chaplin dijo alguna vez: “Todo lo que necesito para hacer una película es un parque, un policía y una mujer bonita”. Con esa frase el célebre productor, actor y director dejó en claro que la creatividad y el talento, en mucho pueden suplir la falta de dinero al momento de hacer un proyecto de cine. Dicha frase resume también la filosofía que inspira al “cine guerrillero”. Es decir, las películas (de corto y largometraje) que se hacen en formato de video con presupuestos raquíticos y grandes esperanzas.

¿Qué características debería tener un guión de “cine guerrillero”? Sin que esto pretenda ser una verdad absoluta, podríamos decir que debería tratarse de una historia sencilla, sin grandes pretensiones ni requerimientos de producción. Eso sí, con personajes profundos y memorables. Aquí los personajes hacen a la historia y no al revés. Siempre existe la tentación de poner en el guión persecuciones al estilo “Rápido y Furioso” o de golpizas como las de “Batman”. Eso por ahora está fuera de tu alcance. Ya lo harás cuando seas famoso. Mientras, comienza con una historia cuya extensión no exceda las ochenta páginas, y que puedas rodar en siete u ocho días, en unas cuantas locaciones o en una sola. Ejemplos hay varios de cintas mexicanas que fueron realizadas casi por completo dentro de un apartamento (“Temporada de Patos”, Fernando Eimbcke, México 2004), (“Perfectos Desconocidos”, Manolo Caro, México 2018), (“La Tarea”, Jaime Humberto Hermosillo, México 1991).

Comedia, terror, drama, documental…

Tanto en el “cine guerrillero” como en el cine comercial, el género de la película es algo que tiene que estar muy bien definido, ya que el género incidirá directamente tanto en el presupuesto del proyecto como en su planteamiento. Es muy distinto hacer una película de terror, que hacer un melodrama o un documental. Del total de largometrajes que se produjeron en México en 2020, los documentales representaron 52%, mientras que 45% fueron ficciones y 3% cintas de animación. Tomar esto en cuenta podría serte útil para definir con más detenimiento el género de tu película y el público al que le quieres contar tu historia.

Los Personajes

Dado que el presupuesto de tu película será muy modesto, lo más probable es que no cuentes con demasiadas locaciones ni decorados, de manera que el peso de la trama de la historia recaerá principalmente en tus personajes. Y eso, entre otras cosas, te obliga a que dichos personajes estén construidos con tal fuerza y complejidad, que sean capaces de mantener el interés del espectador todo el tiempo. Es un reto tanto para el guionista como para el director y los actores. Muchos directores recurren a gente que no son actores profesionales para encarnar a sus personajes. Hay resultados excepcionales como “El Violín” (Francisco Vargas, México 2005). Ya sea que decidas llamar a actores profesionales o a la tía Lucha y a tus primos de Los Mochis para que “salgan” en tu película, tus personajes son el alma y el corazón de la historia.

Escribir pensando como productor

Conviene que cuando escribas el guión lo hagas pensando no sólo como creador, sino también como productor. Como alguien que tiene la responsabilidad de conseguir todos los recursos -tanto en especie como en dinero en efectivo- que se requieren para que tu película se pueda rodar. Nadie mejor que tú sabe qué se puede conseguir y qué no; con quién se puede contar y con quién no. Aquí entra en juego tu habilidad para venderle al mundo tu proyecto, para convencerlo de que lo que tienes entre manos es tan bueno que vale la pena apoyarlo. En efecto, ser un “cineasta de guerrilla” requiere que desarrolles varias aptitudes y conocimientos; exige que incursiones en todas las áreas de la creación cinematográfica, desde la escritura del guión hasta el lanzamiento de la película terminada, pasando por la dirección y la postproducción. En la medida que sepas más de cada área, serás un escritor/productor más creativo, con mayor capacidad para generar historias de cine, no sólo interesantes, sino que además se puedan hacer con calidad usando los mínimos recursos.

Una vez que tengas el guión terminado hay que calarlo. Y la única manera es que los demás lean lo que has escrito. Busca la opinión tanto de alguien que esté ligado al cine, como de alguien que sea ajeno totalmente. Hay cinco preguntas que te pueden servir para evaluar si tu guión va por el camino correcto. Pregúntate: ¿a qué tipo de público le puede interesar el tema que estoy tocando en el guión? ¿El género de mi historia (comedia, terror, drama…) es congruente con el tema que estoy tocando? ¿Mis personajes son tan interesantes y atractivos como para que al espectador le importe saber cuál será su final? ¿Los diálogos de mis personajes suenan naturales, o suenan a algún episodio de “Mujer Casos de la Vida Real”? (un buen diálogo ilumina lo que el personaje no dice) ¿Mi historia contiene suficientes “giros inesperados” como para mantener la atención del público? Insistimos: siempre una opinión externa ayuda a abrir los ojos, no importa qué tan bueno sea tu guión. Son muchas cosas a tomar en cuenta, pero si quieres hacer tu película más vale que comiences por escribirla. Se trata de un proceso en solitario que exige paciencia, tenacidad, y claro, inspiración. Puede que no escribas bien todos los días, pero siempre puedes borrar una mala página. Lo que nunca podrás borrar es una página en blanco. En el fondo, un escritor de cine no es sino un necio que no se da por vencido, quizá porque sabe que sin ese necio no hay película.

¿Escribir un guión de cine? Cualquiera puede hacerlo. Todo mundo tiene talento, poco o mucho. Lo que no se encuentra tan a menudo es gente que tenga el coraje para llevar ese talento hasta sus últimas consecuencias. Si eres uno de esos “talentosos” es hora de hacer una película

Charles Chaplin dijo alguna vez: “Todo lo que necesito para hacer una película es un parque, un policía y una mujer bonita”. Con esa frase el célebre productor, actor y director dejó en claro que la creatividad y el talento, en mucho pueden suplir la falta de dinero al momento de hacer un proyecto de cine. Dicha frase resume también la filosofía que inspira al “cine guerrillero”. Es decir, las películas (de corto y largometraje) que se hacen en formato de video con presupuestos raquíticos y grandes esperanzas.

¿Qué características debería tener un guión de “cine guerrillero”? Sin que esto pretenda ser una verdad absoluta, podríamos decir que debería tratarse de una historia sencilla, sin grandes pretensiones ni requerimientos de producción. Eso sí, con personajes profundos y memorables. Aquí los personajes hacen a la historia y no al revés. Siempre existe la tentación de poner en el guión persecuciones al estilo “Rápido y Furioso” o de golpizas como las de “Batman”. Eso por ahora está fuera de tu alcance. Ya lo harás cuando seas famoso. Mientras, comienza con una historia cuya extensión no exceda las ochenta páginas, y que puedas rodar en siete u ocho días, en unas cuantas locaciones o en una sola. Ejemplos hay varios de cintas mexicanas que fueron realizadas casi por completo dentro de un apartamento (“Temporada de Patos”, Fernando Eimbcke, México 2004), (“Perfectos Desconocidos”, Manolo Caro, México 2018), (“La Tarea”, Jaime Humberto Hermosillo, México 1991).

Comedia, terror, drama, documental…

Tanto en el “cine guerrillero” como en el cine comercial, el género de la película es algo que tiene que estar muy bien definido, ya que el género incidirá directamente tanto en el presupuesto del proyecto como en su planteamiento. Es muy distinto hacer una película de terror, que hacer un melodrama o un documental. Del total de largometrajes que se produjeron en México en 2020, los documentales representaron 52%, mientras que 45% fueron ficciones y 3% cintas de animación. Tomar esto en cuenta podría serte útil para definir con más detenimiento el género de tu película y el público al que le quieres contar tu historia.

Los Personajes

Dado que el presupuesto de tu película será muy modesto, lo más probable es que no cuentes con demasiadas locaciones ni decorados, de manera que el peso de la trama de la historia recaerá principalmente en tus personajes. Y eso, entre otras cosas, te obliga a que dichos personajes estén construidos con tal fuerza y complejidad, que sean capaces de mantener el interés del espectador todo el tiempo. Es un reto tanto para el guionista como para el director y los actores. Muchos directores recurren a gente que no son actores profesionales para encarnar a sus personajes. Hay resultados excepcionales como “El Violín” (Francisco Vargas, México 2005). Ya sea que decidas llamar a actores profesionales o a la tía Lucha y a tus primos de Los Mochis para que “salgan” en tu película, tus personajes son el alma y el corazón de la historia.

Escribir pensando como productor

Conviene que cuando escribas el guión lo hagas pensando no sólo como creador, sino también como productor. Como alguien que tiene la responsabilidad de conseguir todos los recursos -tanto en especie como en dinero en efectivo- que se requieren para que tu película se pueda rodar. Nadie mejor que tú sabe qué se puede conseguir y qué no; con quién se puede contar y con quién no. Aquí entra en juego tu habilidad para venderle al mundo tu proyecto, para convencerlo de que lo que tienes entre manos es tan bueno que vale la pena apoyarlo. En efecto, ser un “cineasta de guerrilla” requiere que desarrolles varias aptitudes y conocimientos; exige que incursiones en todas las áreas de la creación cinematográfica, desde la escritura del guión hasta el lanzamiento de la película terminada, pasando por la dirección y la postproducción. En la medida que sepas más de cada área, serás un escritor/productor más creativo, con mayor capacidad para generar historias de cine, no sólo interesantes, sino que además se puedan hacer con calidad usando los mínimos recursos.

Una vez que tengas el guión terminado hay que calarlo. Y la única manera es que los demás lean lo que has escrito. Busca la opinión tanto de alguien que esté ligado al cine, como de alguien que sea ajeno totalmente. Hay cinco preguntas que te pueden servir para evaluar si tu guión va por el camino correcto. Pregúntate: ¿a qué tipo de público le puede interesar el tema que estoy tocando en el guión? ¿El género de mi historia (comedia, terror, drama…) es congruente con el tema que estoy tocando? ¿Mis personajes son tan interesantes y atractivos como para que al espectador le importe saber cuál será su final? ¿Los diálogos de mis personajes suenan naturales, o suenan a algún episodio de “Mujer Casos de la Vida Real”? (un buen diálogo ilumina lo que el personaje no dice) ¿Mi historia contiene suficientes “giros inesperados” como para mantener la atención del público? Insistimos: siempre una opinión externa ayuda a abrir los ojos, no importa qué tan bueno sea tu guión. Son muchas cosas a tomar en cuenta, pero si quieres hacer tu película más vale que comiences por escribirla. Se trata de un proceso en solitario que exige paciencia, tenacidad, y claro, inspiración. Puede que no escribas bien todos los días, pero siempre puedes borrar una mala página. Lo que nunca podrás borrar es una página en blanco. En el fondo, un escritor de cine no es sino un necio que no se da por vencido, quizá porque sabe que sin ese necio no hay película.