/ jueves 16 de agosto de 2018

AMLO…Las manos pisadas

La alternativa… ¿Aliados o enemigos?

El Presidente electo de la república mexicana, Andrés Manuel López Obrador, se prepara para la consumación de su sueño supremo: Asumir el primer día de diciembre las riendas de nuestro país.

Diríamos entonces, metafóricamente hablando, que AMLO asumió ya el papel del capitán de barco, acompañado del grupo de tripulantes elegidos para acompañarlo en esta difícil travesía con duración prevista de seis años.

Así entendido, es evidente que el gran jefe nativo de Tabasco se declara listo y preparado para su ejercicio de gobierno constitucional.

Pero sabe López Obrador que en su trayectoria estará enfrentando no solo el reto de grandes “vendavales y turbulentas marejadas”, y por ende la amenaza de zozobra de su nave.

Se dice que enemigos ocultos y otros de manera frontal le sobrarán al nuevo Presidente de la República al momento en que trate de imprimir su sello personal al nuevo gobierno, gracias entre otras cosas al papel de revanchismo que han adoptado miles de sus simpatizantes en contra de todo lo que no sea MORENA.

Contrario a lo que algunos analistas piensan, los adversarios ocultos que acechan y le apuestan al fracaso del proyecto de AMLO no solo son gentes exclusivamente del PRI, sino que en la misma situación se ubican importantes líderes del PAN, PRD y los llamados poderes fácticos.

Es decir, tendría enemigos en todos aquellos que de alguna manera han visto afectados sus ancestrales intereses políticos y económicos gracias al novedoso diseño de gobierno planteado, y éstos no son pocos.

Otro grupo de posibles enemigos del nuevo gobierno, pudieran ser aquellos militantes y simpatizantes tricolores, que al ver amenazada su estabilidad subirse a bordo de ese proyecto, han sentido la agresiva bota de los apasionados miembros de MORENA aplastando sus manos para evitar que logren asirse a la borda y subir al que consideran su trasatlántico sexenal.

Rechazan y odian los fanáticos de Andrés Manuel a todo lo que huela a ese PRI que aseguran, por casi un siglo se había apoderado de México, haciendo ricos a pocos, y pobres a muchos.

Consideran que los priistas, por el solo hecho de ser parte de ese instituto político son vistos como mexicanos no dignos de formar parte de su gobierno. Así el encono y la irracionalidad.

Así expuesto, creemos que todos, tanto los de las manos aplastadas que solo pretenden la permanencia en su empleo, como los poderosos que en su tiempo llegaron a sentirse los dueños absolutos de México y que hoy son desplazados, pudieran convertirse en aliados, pero también en los grandes enemigos del nuevo gobierno.

EN ENEMIGOS, si los millones de seguidores e impulsores de López Obrador insisten en verlos como mexicanos no gratos e indignos siquiera de acercarse a saludar a su Presidente, al grado de reclamar a éste mismo el sentarse a dialogar y buscar la reconciliación con personajes que en la campaña política fueron sus adversarios.

EN ALIADOS, si de manera inteligente AMLO lanza el urgente llamado a  la cordura, mesura, prudencia y la concordia a sus aguerridos seguidores y los aleja del espíritu revanchista que abiertamente manifiestan.

Convocarlos debe Andrés Manuel, a olvidar rencillas, odios y rencores, para que con madurez y civilidad dejen de pisar las manos de otros mexicanos y transiten por los senderos de la pacificación a la que el propio líder está llamando.

Si así lo hiciera, y sobre todo, si logra convencer a sus aliados que México somos todos, y que las rivalidades políticas han quedado atrás, el Presidente electo de México estaría conquistando más simpatías y voluntades, pero sobre todo nuevos aliados en beneficio del fortalecimiento de su proyecto de Nación… De otra manera, los enemigos, que no adversarios políticos, le sobrarán…

La alternativa… ¿Aliados o enemigos?

El Presidente electo de la república mexicana, Andrés Manuel López Obrador, se prepara para la consumación de su sueño supremo: Asumir el primer día de diciembre las riendas de nuestro país.

Diríamos entonces, metafóricamente hablando, que AMLO asumió ya el papel del capitán de barco, acompañado del grupo de tripulantes elegidos para acompañarlo en esta difícil travesía con duración prevista de seis años.

Así entendido, es evidente que el gran jefe nativo de Tabasco se declara listo y preparado para su ejercicio de gobierno constitucional.

Pero sabe López Obrador que en su trayectoria estará enfrentando no solo el reto de grandes “vendavales y turbulentas marejadas”, y por ende la amenaza de zozobra de su nave.

Se dice que enemigos ocultos y otros de manera frontal le sobrarán al nuevo Presidente de la República al momento en que trate de imprimir su sello personal al nuevo gobierno, gracias entre otras cosas al papel de revanchismo que han adoptado miles de sus simpatizantes en contra de todo lo que no sea MORENA.

Contrario a lo que algunos analistas piensan, los adversarios ocultos que acechan y le apuestan al fracaso del proyecto de AMLO no solo son gentes exclusivamente del PRI, sino que en la misma situación se ubican importantes líderes del PAN, PRD y los llamados poderes fácticos.

Es decir, tendría enemigos en todos aquellos que de alguna manera han visto afectados sus ancestrales intereses políticos y económicos gracias al novedoso diseño de gobierno planteado, y éstos no son pocos.

Otro grupo de posibles enemigos del nuevo gobierno, pudieran ser aquellos militantes y simpatizantes tricolores, que al ver amenazada su estabilidad subirse a bordo de ese proyecto, han sentido la agresiva bota de los apasionados miembros de MORENA aplastando sus manos para evitar que logren asirse a la borda y subir al que consideran su trasatlántico sexenal.

Rechazan y odian los fanáticos de Andrés Manuel a todo lo que huela a ese PRI que aseguran, por casi un siglo se había apoderado de México, haciendo ricos a pocos, y pobres a muchos.

Consideran que los priistas, por el solo hecho de ser parte de ese instituto político son vistos como mexicanos no dignos de formar parte de su gobierno. Así el encono y la irracionalidad.

Así expuesto, creemos que todos, tanto los de las manos aplastadas que solo pretenden la permanencia en su empleo, como los poderosos que en su tiempo llegaron a sentirse los dueños absolutos de México y que hoy son desplazados, pudieran convertirse en aliados, pero también en los grandes enemigos del nuevo gobierno.

EN ENEMIGOS, si los millones de seguidores e impulsores de López Obrador insisten en verlos como mexicanos no gratos e indignos siquiera de acercarse a saludar a su Presidente, al grado de reclamar a éste mismo el sentarse a dialogar y buscar la reconciliación con personajes que en la campaña política fueron sus adversarios.

EN ALIADOS, si de manera inteligente AMLO lanza el urgente llamado a  la cordura, mesura, prudencia y la concordia a sus aguerridos seguidores y los aleja del espíritu revanchista que abiertamente manifiestan.

Convocarlos debe Andrés Manuel, a olvidar rencillas, odios y rencores, para que con madurez y civilidad dejen de pisar las manos de otros mexicanos y transiten por los senderos de la pacificación a la que el propio líder está llamando.

Si así lo hiciera, y sobre todo, si logra convencer a sus aliados que México somos todos, y que las rivalidades políticas han quedado atrás, el Presidente electo de México estaría conquistando más simpatías y voluntades, pero sobre todo nuevos aliados en beneficio del fortalecimiento de su proyecto de Nación… De otra manera, los enemigos, que no adversarios políticos, le sobrarán…