/ martes 1 de septiembre de 2020

AMLO… ¿Presidente o candidato?

Andrés Manuel López Obrador, se declara listo para rendir mañana martes primero de septiembre, su segundo informe constitucional de gobierno.

Y si somos enfáticos al utilizar el término CONSTITUCIONAL, es porque el mandatario nacional, ha instalado un esquema de informar diariamente, aunque de manera menos formal, a través de su conferencias mañaneras, todo el acontecer en torno a su gobierno.

Ante dicho escenario, la pregunta que se hace la mayoría de los mexicanos es la misma.

¿ Cómo explicará el Presidente a los connacionales el haber desempeñado hasta éste momento un gobierno con los peores resultados en materia de economía, inseguridad pública y salud?.

¿Habrá una nueva producción de atole, para que el incansable dedo nos lo siga otorgando en la dosis acostumbrada?.

No estamos inventando nada. Ni es un juicio sin elementos, como los simpatizantes de López Obrador pudieran pensar.

Se trata de una realidad que solo aquellos que se nieguen a verla y aceptarla podrían objetar… El atole está a la vista y el dedo también, y si alguien se empacha, es por gusto propio.

Los grandes problemas están ahí. A la vista de todos, aunque en descargo del ejecutivo federal, debemos aceptar que no toda la culpa debe recaer en su gobierno, ya que muchos de los problemas desde hace décadas ya nos afectaban, sin embargo, el problema es que lejos de frenarlos, éstos se aceleraron y crecieron de manera alarmante.

En mi caso particular, no me considero adversario ni enemigo de López-Obrador. Enemigo sí soy, pero de la mentira, la demagogia y el engaño, ya que como mexicanos no nos merecemos un trato de esa naturaleza por ningún político ni funcionario público.

Y es que innegable es, que en éste gobierno se nos han dicho muchas mentiras que para nada abonan a la credibilidad de un Presidente de la talla del que se nos ofertó durante la campaña política del 2018.

En el caso del coronavirus por ejemplo, desde su aparición en México se le minimizó, al grado de que el mismo Presidente López Obrador exhibió amuletos y estampitas con los que aseguró que ese virus letal podría ser vencido. Y su pueblo sabio y leal se lo creyó, e incluso le aplaudió la ocurrencia.

Hoy más de 63 mil muertos reclaman desde sus tumbas ese acto de irresponsabilidad oficial, y sus dolientes desde sus hogares claman por una respuesta aceptable a tan criminal actitud.

Y es que es indudable que las cifras de contagios y fallecidos han sido maquillados. La gran carencia de equipos médicos, medicinas y espacios hospitalarios, son realidades que solo se desconocen en las conferencias informativas de las autoridades federales.

Solo el pueblo que llora y padece esas carencias, sabe y sufre en carne propia esa triste realidad. La realidad que otros niegan.

LA ECONOMIA MEXICANA, tampoco transita por caminos alentadores. La pandemia sanitaria ha golpeado de manera drástica las entrañas de todos los sectores productivos del País, generando una parálisis laboral que desembocó en una mayor crisis económica y el crecimiento del desempleo.

Eso no es culpa absoluta de López Obrador. Eso es cierto. Pero cierto es, que la forma en que el Presidente asume el problema al negar la gravedad de las cosas y decirle a los mexicanos que vamos transitando de manera positiva hacia la recuperación, si es un grave error, ya que las cosas no son como las afirma.

La prueba del auto engaño y engaño social en que incurre nuestro Presidente, nos la ofrece nada más y nada menos que su propio Secretario de Hacienda Arturo Herrera, quien acaba de afirmar ante los propios legisladores de MORENA en una reunión plenaria, que México transita hacia la peor crisis económica de las últimas 7 décadas.

Y agregó, que para el año 2021 el presupuesto federal sufrirá un importante recorte, lo que nos habla de la crisis que espera a los Estados federados de la Nación mexicana.

El titular de la SHCP aseguró que las reservas financieras que les dejaron los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, (Aunque usted no lo crea), ya se agotó en los gastos de la pandemia y otros programas de gobierno.

Se acabó ese guardadito que servía como “colchón” para atender contingencias y otras situaciones adversas que suelen sufrir los Países, les dijo Arturo Herrera a sus camaradas de gabinete y de partido político.

Ante tan desolador panorama que dibuja el Secretario de Hacienda, surge otra pregunta; ¿De dónde saldrá el dinero que la 4t necesitará para seguir canalizando los apoyos asistencialistas a las clases sociales y sectores desprotegidos del País?.

La única salida, podría ser la aplicación de nuevos impuestos, lo que sería de altas y nefastas consecuencias para la vida económica de los mexicanos.

LA INSEGURIDAD PUBLICA es otro gran tema que no vemos por dónde el Presidente pudiera justificar en su segundo informe de gobierno.

Más muertos por la violencia. Más desplazados de la sierra y comunidades rurales hacia las ciudades como consecuencia de la guerra entre grupos del crimen organizado y más reclamos por feminicidios.

Y todo frente a una guardia Nacional que no acaba de acomodarse en sus funciones, y un Ejército ocupado en otras actividades ajenas a lo que establece la constitución mexicana.

Ante todo ello, otra pregunta que muchos nos hacemos frente al segundo informe de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Seguirá culpando de todos nuestros males a los gobiernos corruptos que lo antecedieron?.

Si así lo sigue haciendo, nos dejará ver que su interés no es abonar a la concordia, el diálogo, y la unidad política y social de México.

Si insiste en su tónica de ataques a los adversarios políticos, será evidente que AMLO seguiría cerrando los ojos ante la cruda realidad económica y social que nos envuelve en estos momentos.

Lo cierto es que los mexicanos con capacidad de analizar y entender el lenguaje con que AMLO se dirija mañana a la Nación, estarán muy atentos para entender el rumbo que le espera a nuestro País.

Sabrán esos analistas y expertos, si AMLO seguirá con su política del auto engaño, o si optará por dar el golpe de timón que venga a recomponer el rumbo del barco.

Un cambio de rumbo que dejaría atrás su postura de confrontaciones, retos y enconos, para asumir la del mandatario estadista, serio y responsable que busca la unidad social como factor de lucha tan indispensable para el desarrollo de nuestros pueblos.

En otras palabras, esperamos todos, que Andrés Manuel se dirija mañana a los mexicanos en su calidad de Presidente de la República y no más como el candidato presidencial que nunca ha dejado de ser… Esperemos. Nada nos cuesta soñar con esa utopía… Aunque, eso sí, mucho nos costará si no lo hace. Pendientes entonces.

Andrés Manuel López Obrador, se declara listo para rendir mañana martes primero de septiembre, su segundo informe constitucional de gobierno.

Y si somos enfáticos al utilizar el término CONSTITUCIONAL, es porque el mandatario nacional, ha instalado un esquema de informar diariamente, aunque de manera menos formal, a través de su conferencias mañaneras, todo el acontecer en torno a su gobierno.

Ante dicho escenario, la pregunta que se hace la mayoría de los mexicanos es la misma.

¿ Cómo explicará el Presidente a los connacionales el haber desempeñado hasta éste momento un gobierno con los peores resultados en materia de economía, inseguridad pública y salud?.

¿Habrá una nueva producción de atole, para que el incansable dedo nos lo siga otorgando en la dosis acostumbrada?.

No estamos inventando nada. Ni es un juicio sin elementos, como los simpatizantes de López Obrador pudieran pensar.

Se trata de una realidad que solo aquellos que se nieguen a verla y aceptarla podrían objetar… El atole está a la vista y el dedo también, y si alguien se empacha, es por gusto propio.

Los grandes problemas están ahí. A la vista de todos, aunque en descargo del ejecutivo federal, debemos aceptar que no toda la culpa debe recaer en su gobierno, ya que muchos de los problemas desde hace décadas ya nos afectaban, sin embargo, el problema es que lejos de frenarlos, éstos se aceleraron y crecieron de manera alarmante.

En mi caso particular, no me considero adversario ni enemigo de López-Obrador. Enemigo sí soy, pero de la mentira, la demagogia y el engaño, ya que como mexicanos no nos merecemos un trato de esa naturaleza por ningún político ni funcionario público.

Y es que innegable es, que en éste gobierno se nos han dicho muchas mentiras que para nada abonan a la credibilidad de un Presidente de la talla del que se nos ofertó durante la campaña política del 2018.

En el caso del coronavirus por ejemplo, desde su aparición en México se le minimizó, al grado de que el mismo Presidente López Obrador exhibió amuletos y estampitas con los que aseguró que ese virus letal podría ser vencido. Y su pueblo sabio y leal se lo creyó, e incluso le aplaudió la ocurrencia.

Hoy más de 63 mil muertos reclaman desde sus tumbas ese acto de irresponsabilidad oficial, y sus dolientes desde sus hogares claman por una respuesta aceptable a tan criminal actitud.

Y es que es indudable que las cifras de contagios y fallecidos han sido maquillados. La gran carencia de equipos médicos, medicinas y espacios hospitalarios, son realidades que solo se desconocen en las conferencias informativas de las autoridades federales.

Solo el pueblo que llora y padece esas carencias, sabe y sufre en carne propia esa triste realidad. La realidad que otros niegan.

LA ECONOMIA MEXICANA, tampoco transita por caminos alentadores. La pandemia sanitaria ha golpeado de manera drástica las entrañas de todos los sectores productivos del País, generando una parálisis laboral que desembocó en una mayor crisis económica y el crecimiento del desempleo.

Eso no es culpa absoluta de López Obrador. Eso es cierto. Pero cierto es, que la forma en que el Presidente asume el problema al negar la gravedad de las cosas y decirle a los mexicanos que vamos transitando de manera positiva hacia la recuperación, si es un grave error, ya que las cosas no son como las afirma.

La prueba del auto engaño y engaño social en que incurre nuestro Presidente, nos la ofrece nada más y nada menos que su propio Secretario de Hacienda Arturo Herrera, quien acaba de afirmar ante los propios legisladores de MORENA en una reunión plenaria, que México transita hacia la peor crisis económica de las últimas 7 décadas.

Y agregó, que para el año 2021 el presupuesto federal sufrirá un importante recorte, lo que nos habla de la crisis que espera a los Estados federados de la Nación mexicana.

El titular de la SHCP aseguró que las reservas financieras que les dejaron los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, (Aunque usted no lo crea), ya se agotó en los gastos de la pandemia y otros programas de gobierno.

Se acabó ese guardadito que servía como “colchón” para atender contingencias y otras situaciones adversas que suelen sufrir los Países, les dijo Arturo Herrera a sus camaradas de gabinete y de partido político.

Ante tan desolador panorama que dibuja el Secretario de Hacienda, surge otra pregunta; ¿De dónde saldrá el dinero que la 4t necesitará para seguir canalizando los apoyos asistencialistas a las clases sociales y sectores desprotegidos del País?.

La única salida, podría ser la aplicación de nuevos impuestos, lo que sería de altas y nefastas consecuencias para la vida económica de los mexicanos.

LA INSEGURIDAD PUBLICA es otro gran tema que no vemos por dónde el Presidente pudiera justificar en su segundo informe de gobierno.

Más muertos por la violencia. Más desplazados de la sierra y comunidades rurales hacia las ciudades como consecuencia de la guerra entre grupos del crimen organizado y más reclamos por feminicidios.

Y todo frente a una guardia Nacional que no acaba de acomodarse en sus funciones, y un Ejército ocupado en otras actividades ajenas a lo que establece la constitución mexicana.

Ante todo ello, otra pregunta que muchos nos hacemos frente al segundo informe de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Seguirá culpando de todos nuestros males a los gobiernos corruptos que lo antecedieron?.

Si así lo sigue haciendo, nos dejará ver que su interés no es abonar a la concordia, el diálogo, y la unidad política y social de México.

Si insiste en su tónica de ataques a los adversarios políticos, será evidente que AMLO seguiría cerrando los ojos ante la cruda realidad económica y social que nos envuelve en estos momentos.

Lo cierto es que los mexicanos con capacidad de analizar y entender el lenguaje con que AMLO se dirija mañana a la Nación, estarán muy atentos para entender el rumbo que le espera a nuestro País.

Sabrán esos analistas y expertos, si AMLO seguirá con su política del auto engaño, o si optará por dar el golpe de timón que venga a recomponer el rumbo del barco.

Un cambio de rumbo que dejaría atrás su postura de confrontaciones, retos y enconos, para asumir la del mandatario estadista, serio y responsable que busca la unidad social como factor de lucha tan indispensable para el desarrollo de nuestros pueblos.

En otras palabras, esperamos todos, que Andrés Manuel se dirija mañana a los mexicanos en su calidad de Presidente de la República y no más como el candidato presidencial que nunca ha dejado de ser… Esperemos. Nada nos cuesta soñar con esa utopía… Aunque, eso sí, mucho nos costará si no lo hace. Pendientes entonces.