/ viernes 10 de septiembre de 2021

Agoniza la Piratería


Nos adentramos en el meritito “barrio bravo” ‑el barrio de Tepito en CDMX‑ para conversar con uno de los “productores pirata” más célebres y respetados. ¿Sigue siendo negocio la piratería cinematográfica? ¿Cuánto le queda de vida? ¿Se perdería un acervo cinematográfico?

Tan pronto como entro a la calle de Jesús Carranza me llega el tufo a mota. “¿Qué andas buscando, papi: perico, mota, piedra?”, me pregunta un chavillo flaco y desgarbado que usa una gorra en la que sobresale un parche con la imagen de un rifle AK-47. Continúo caminando por en medio de la calle entre una fauna de personajes que parecieran salidos de alguna cinta de Ismael Rodríguez o de Buñuel. Los puestos que alguna vez vendieran películas piratas siguen ahí, sólo que sus dueños abandonaron el cine por la venta de algo más lucrativo, como juguetes y abarrotes (de dudosísima procedencia), hasta ropa y disfraces, pasando por micheladas, peluches y cubrebocas. De todo hay en la viña del Señor. Y no se diga en “Tepis”.

Doblo en la calle de Fray Bartolomé de las Casas, ahí el panorama luce un poco menos desolador. Si bien muchos puestos han desaparecido, todavía hay algunos que subsisten ofreciendo series, cine mexicano de la “época de oro” y, por supuesto, los estrenos más cacareados de Netflix, Amazon y Blim. Y entre esos aferrados que se niegan a desaparecer está don Juan, mejor conocido en el gremio como “Juan el de las clásicas”. Y es que don Juan ha adquirido fama no sólo por su afición al cine, sino porque durante años se ha abocado a conformar un catálogo de miles de películas en formato DVD con lo mejor del cine mundial de todos los tiempos. Si “Juanito” (como le dicen sus más cercanos) no cuenta en su catálogo con un título determinado, es muy probable que nadie lo tenga en todo Tepito. “Juanito” es el efectivo.

Hombre de negocios

‑HR: ¿Cuántos años lleva en el negocio de la piratería, don Juan?

Antes de contestar, don Juan se queda pensativo. Luego exclama recordando.

‑DJ: Más de veinte años. Empecé en el año dos mil manejando el formato VCD.

‑HR: ¿De todas las películas que ha visto, cuál es su preferida?

‑DJ: “Cinema Paradiso”.

‑HR: ¿Director preferido?

‑DJ: Alfonso Cuarón.

‑HR: ¿Cuántas películas tiene en su catálogo?

‑DJ: Más de diez mil, todas en DVD.

‑HR: ¿De todos los años que lleva en el negocio, cuándo hizo más dinero?

‑DJ: Del año dos mil dos al dos mil diez. La verdad nos iba muy bien. Teníamos 35 empleados y cinco puestos. Yo era de los pocos que le pagaba a la gente por semana.

‑HR: ¿Cuánto fue lo más que llegó a vender en un solo día?

‑DJ: Variaba. Pero hubo días en los que llegamos a sacar entre ciento treinta y ciento cincuenta mil pesos. Estamos hablando de unas quince mil películas vendidas en un solo día.

‑HR: ¿En todos sus años en el negocio, cuál ha sido la película que más ha vendido?

‑DJ: “Buscando a Nemo”. Había clientes que nomás me compraban ésa. Se llevaban cinco mil piezas o más para toda la República.

‑HR: ¿Y de cine clásico cuál ha sido la más vendida?

‑DJ: “Casa Blanca”, “Sangre por Sangre”, las películas de James Dean.

‑HR: ¿Y de las mexicanas?

‑DJ: “Como Agua Para Chocolate”.

Lo que Netflix se llevó

‑HR: ¿Por qué quito el puesto de las películas clásicas?

‑DJ: Sí, ésas ya no las saco. Ya guardé todas las clásicas y las de cine de arte. Están en la bodega. Es una lástima, porque las nuevas generaciones ya no van a ver lo mejor del cine de todos lados del mundo. Yo vendía de Fellini, de Visconti, de Kurosawa, de Kieslowsky, Einsenstein, John Huston. Hasta de Ed Wood tengo algunas. Tengo cine chino, iraní, ruso, alemán, polaco… Además de muchísimas películas de los años ochenta y noventa que pocos conocen. Hay unas muy raras. Sigue habiendo clientela, pero ya no hay dinero para invertir en material para volver a sacarlas.

‑HR: ¿En qué momento se vino abajo el negocio?

‑DJ: Cuando llegó el Netflix y las plataformas digitales… Eso nos dio en la madre. Y para acabarla de amolar vino la Pandemia. Ahí tronamos. Los clientes dejaron de venir.

‑HR: ¿Sigue teniendo clientes grandes?

‑DJ: Tengo unos poquitos de Oaxaca, Veracruz y Morelia.

‑HR: ¿Cuánto tiempo considera que le queda de vida al negocio de la piratería de cine?

‑DJ: Quién sabe. Una vez, hace ya años, vinieron unos mercadólogos de Hong Kong, que dizque a “estudiar el barrio”. A los piratas nos daban menos de tres años de vida. Y mira, aquí seguimos. Aferrados. El barrio es generoso. Eso sí, como te da, te quita. A mí me han secuestrado, me han extorsionado, me han asaltado… ¡Y qué hace uno sino seguir adelante, hay que buscarle!

Y don Juan es congruente con lo que dice y lo que hace, por eso en el espacio que antaño ocupara el enorme puesto de “cine de arte y clásico”, ahora hay un tablón sobre el que reposan sendos garrafones de vidrio con pulque recién preparado bajo la supervisión de “La Güera”, la esposa y socia de don Juan en los negocios.

Se vende el curado de fresa, de melón, de piña… En fin, hay de todo para calmar la sed (“de la mala” por supuesto). Hoy el barrio amaneció sin novedad, pura gozadera. “En general es tranquilo ‑dice la Güera mientras vigila uno de los garrafones de pulque‑ de pronto se ponen locos y avientan balazos. A mí me tocó ver a un muchacho que le dieron como diez plomazos, estaba arriba de su moto. Ya le tocaba. De ahí en fuera, no hay bronca. Todo es parte de la película. ¿Sí o no?”

Cometarios, mentadas y felicitaciones a: horacioborax@gmail.com


Nos adentramos en el meritito “barrio bravo” ‑el barrio de Tepito en CDMX‑ para conversar con uno de los “productores pirata” más célebres y respetados. ¿Sigue siendo negocio la piratería cinematográfica? ¿Cuánto le queda de vida? ¿Se perdería un acervo cinematográfico?

Tan pronto como entro a la calle de Jesús Carranza me llega el tufo a mota. “¿Qué andas buscando, papi: perico, mota, piedra?”, me pregunta un chavillo flaco y desgarbado que usa una gorra en la que sobresale un parche con la imagen de un rifle AK-47. Continúo caminando por en medio de la calle entre una fauna de personajes que parecieran salidos de alguna cinta de Ismael Rodríguez o de Buñuel. Los puestos que alguna vez vendieran películas piratas siguen ahí, sólo que sus dueños abandonaron el cine por la venta de algo más lucrativo, como juguetes y abarrotes (de dudosísima procedencia), hasta ropa y disfraces, pasando por micheladas, peluches y cubrebocas. De todo hay en la viña del Señor. Y no se diga en “Tepis”.

Doblo en la calle de Fray Bartolomé de las Casas, ahí el panorama luce un poco menos desolador. Si bien muchos puestos han desaparecido, todavía hay algunos que subsisten ofreciendo series, cine mexicano de la “época de oro” y, por supuesto, los estrenos más cacareados de Netflix, Amazon y Blim. Y entre esos aferrados que se niegan a desaparecer está don Juan, mejor conocido en el gremio como “Juan el de las clásicas”. Y es que don Juan ha adquirido fama no sólo por su afición al cine, sino porque durante años se ha abocado a conformar un catálogo de miles de películas en formato DVD con lo mejor del cine mundial de todos los tiempos. Si “Juanito” (como le dicen sus más cercanos) no cuenta en su catálogo con un título determinado, es muy probable que nadie lo tenga en todo Tepito. “Juanito” es el efectivo.

Hombre de negocios

‑HR: ¿Cuántos años lleva en el negocio de la piratería, don Juan?

Antes de contestar, don Juan se queda pensativo. Luego exclama recordando.

‑DJ: Más de veinte años. Empecé en el año dos mil manejando el formato VCD.

‑HR: ¿De todas las películas que ha visto, cuál es su preferida?

‑DJ: “Cinema Paradiso”.

‑HR: ¿Director preferido?

‑DJ: Alfonso Cuarón.

‑HR: ¿Cuántas películas tiene en su catálogo?

‑DJ: Más de diez mil, todas en DVD.

‑HR: ¿De todos los años que lleva en el negocio, cuándo hizo más dinero?

‑DJ: Del año dos mil dos al dos mil diez. La verdad nos iba muy bien. Teníamos 35 empleados y cinco puestos. Yo era de los pocos que le pagaba a la gente por semana.

‑HR: ¿Cuánto fue lo más que llegó a vender en un solo día?

‑DJ: Variaba. Pero hubo días en los que llegamos a sacar entre ciento treinta y ciento cincuenta mil pesos. Estamos hablando de unas quince mil películas vendidas en un solo día.

‑HR: ¿En todos sus años en el negocio, cuál ha sido la película que más ha vendido?

‑DJ: “Buscando a Nemo”. Había clientes que nomás me compraban ésa. Se llevaban cinco mil piezas o más para toda la República.

‑HR: ¿Y de cine clásico cuál ha sido la más vendida?

‑DJ: “Casa Blanca”, “Sangre por Sangre”, las películas de James Dean.

‑HR: ¿Y de las mexicanas?

‑DJ: “Como Agua Para Chocolate”.

Lo que Netflix se llevó

‑HR: ¿Por qué quito el puesto de las películas clásicas?

‑DJ: Sí, ésas ya no las saco. Ya guardé todas las clásicas y las de cine de arte. Están en la bodega. Es una lástima, porque las nuevas generaciones ya no van a ver lo mejor del cine de todos lados del mundo. Yo vendía de Fellini, de Visconti, de Kurosawa, de Kieslowsky, Einsenstein, John Huston. Hasta de Ed Wood tengo algunas. Tengo cine chino, iraní, ruso, alemán, polaco… Además de muchísimas películas de los años ochenta y noventa que pocos conocen. Hay unas muy raras. Sigue habiendo clientela, pero ya no hay dinero para invertir en material para volver a sacarlas.

‑HR: ¿En qué momento se vino abajo el negocio?

‑DJ: Cuando llegó el Netflix y las plataformas digitales… Eso nos dio en la madre. Y para acabarla de amolar vino la Pandemia. Ahí tronamos. Los clientes dejaron de venir.

‑HR: ¿Sigue teniendo clientes grandes?

‑DJ: Tengo unos poquitos de Oaxaca, Veracruz y Morelia.

‑HR: ¿Cuánto tiempo considera que le queda de vida al negocio de la piratería de cine?

‑DJ: Quién sabe. Una vez, hace ya años, vinieron unos mercadólogos de Hong Kong, que dizque a “estudiar el barrio”. A los piratas nos daban menos de tres años de vida. Y mira, aquí seguimos. Aferrados. El barrio es generoso. Eso sí, como te da, te quita. A mí me han secuestrado, me han extorsionado, me han asaltado… ¡Y qué hace uno sino seguir adelante, hay que buscarle!

Y don Juan es congruente con lo que dice y lo que hace, por eso en el espacio que antaño ocupara el enorme puesto de “cine de arte y clásico”, ahora hay un tablón sobre el que reposan sendos garrafones de vidrio con pulque recién preparado bajo la supervisión de “La Güera”, la esposa y socia de don Juan en los negocios.

Se vende el curado de fresa, de melón, de piña… En fin, hay de todo para calmar la sed (“de la mala” por supuesto). Hoy el barrio amaneció sin novedad, pura gozadera. “En general es tranquilo ‑dice la Güera mientras vigila uno de los garrafones de pulque‑ de pronto se ponen locos y avientan balazos. A mí me tocó ver a un muchacho que le dieron como diez plomazos, estaba arriba de su moto. Ya le tocaba. De ahí en fuera, no hay bronca. Todo es parte de la película. ¿Sí o no?”

Cometarios, mentadas y felicitaciones a: horacioborax@gmail.com