/ viernes 15 de mayo de 2020

A prueba, el me voy o te quedas


En la ola de la tercera fase, propicia para los contagios colectivos por coronavirus, Gobierno del Estado, puso a prueba tanto su capacidad para imponer orden como la de tolerancia de los sinaloenses para contener los deseos de acostumbrarse al encierro, cuando anticipadamente hacían planes para liberar el fastidio en las calles por tantos días de entumecimiento al que se sometieron.

La noticia de que el ciclo escolar 2019-2020 continuará en casa, prácticamente les “cayó como un balde de agua helada” a los padres de familia y a maestros de los diversos niveles de enseñanza pública, que contaban minuto a minuto el tramo que les fijaron para romper el círculo del confinamiento, que se calculó para el primero de junio próximo.

El aplazamiento de la medida, que definitivamente se aplica para garantizar la protección de la salud de los habitantes a través de las medidas preventivas, representa a su vez, un doble candado contra la exasperación de quienes desde el 23 de marzo pasado permanecen prisioneros de la pandemia en sus hogares.

Y de cuyo caso, los gritos de desesperación rebasaron la dureza de las paredes al convertirse en temas conversatorios con grado de quejas en las redes sociales, que como se estila solamente ocuparon segundos para multiplicarse.

En el caso de algunos paterfamilias, de antemano comentaron que para extremar los cuidados de sus hijos, no los enviarían aunque las autoridades federales y estatales, reanudaran las clases después del mes actual.

Soportarían seguir entre las rejas de los canceles y ventanales.

Otros, que no ocultaron su impaciencia, reprobaron el hecho de que las instituciones gubernamentales del área, prolongaron la contingencia. Mostraron cierto nivel de enfado, por desgracia, al tener que lidiar con sus retoños, niños y jóvenes, a quienes no pueden controlar.

Entre los segmentos de profesores federalizados y estatales, se captó un ambiente que los dividió.

No obstante, el desorden pudiera surgir porque muchos de los ciudadanos dejaron entrever que como acataron las órdenes o llamados oficiales durante el 10 de mayo, para no invadir las plazas comerciales o la vía pública, son merecedores de que se les declare libre de riesgo.

Sin embargo, igualmente corrió la versión de que esa fecha la aguantaron porque consideraron que quedaba un corto tiempo para que concluyera la reclusión.

Como a los reos de los penales a los que les proponen fugarse, que se niegan a seguir la coartada para no meterse en más problemas, a partir del día 30, será una lucha de resistencia entre gobierno y pobladores.

Entre el me voy o te quedas.

Auxilio a obreros de viejos cayucos.

Y en medio de los riesgos del Covid-19, el secretario de Pesca y Acuacultura de Gobierno del Estado, Sergio Torres Félix aporta su grano de arena entre los pescadores que sobreviven de lo que les brinda el agua dulce y la salada.

Con todos los mecanismos preventivos, el funcionario no deja de demandar al Gobierno Federal que ponga en marcha programas que auxilien a las familias pescadoras de Sinaloa.

Asimismo encabeza las gestiones para que se inviertan mayores recursos financieros para un sector que está sin una capa que los cobije en los tiempos más complicados que trajo la pandemia.

Tanto a ellos como a los obreros de las presas que se mueven en viejos cayucos, les lleva despensas alimenticias, dado que padecen apremios enormes, que en la era de la tecnología digital, la modernidad no les sirve de nada.

Y ni el paso de los años que los obliga a recordar la frase de aquella vieja canción que dice: “estamos en las mismas condiciones”.


En la ola de la tercera fase, propicia para los contagios colectivos por coronavirus, Gobierno del Estado, puso a prueba tanto su capacidad para imponer orden como la de tolerancia de los sinaloenses para contener los deseos de acostumbrarse al encierro, cuando anticipadamente hacían planes para liberar el fastidio en las calles por tantos días de entumecimiento al que se sometieron.

La noticia de que el ciclo escolar 2019-2020 continuará en casa, prácticamente les “cayó como un balde de agua helada” a los padres de familia y a maestros de los diversos niveles de enseñanza pública, que contaban minuto a minuto el tramo que les fijaron para romper el círculo del confinamiento, que se calculó para el primero de junio próximo.

El aplazamiento de la medida, que definitivamente se aplica para garantizar la protección de la salud de los habitantes a través de las medidas preventivas, representa a su vez, un doble candado contra la exasperación de quienes desde el 23 de marzo pasado permanecen prisioneros de la pandemia en sus hogares.

Y de cuyo caso, los gritos de desesperación rebasaron la dureza de las paredes al convertirse en temas conversatorios con grado de quejas en las redes sociales, que como se estila solamente ocuparon segundos para multiplicarse.

En el caso de algunos paterfamilias, de antemano comentaron que para extremar los cuidados de sus hijos, no los enviarían aunque las autoridades federales y estatales, reanudaran las clases después del mes actual.

Soportarían seguir entre las rejas de los canceles y ventanales.

Otros, que no ocultaron su impaciencia, reprobaron el hecho de que las instituciones gubernamentales del área, prolongaron la contingencia. Mostraron cierto nivel de enfado, por desgracia, al tener que lidiar con sus retoños, niños y jóvenes, a quienes no pueden controlar.

Entre los segmentos de profesores federalizados y estatales, se captó un ambiente que los dividió.

No obstante, el desorden pudiera surgir porque muchos de los ciudadanos dejaron entrever que como acataron las órdenes o llamados oficiales durante el 10 de mayo, para no invadir las plazas comerciales o la vía pública, son merecedores de que se les declare libre de riesgo.

Sin embargo, igualmente corrió la versión de que esa fecha la aguantaron porque consideraron que quedaba un corto tiempo para que concluyera la reclusión.

Como a los reos de los penales a los que les proponen fugarse, que se niegan a seguir la coartada para no meterse en más problemas, a partir del día 30, será una lucha de resistencia entre gobierno y pobladores.

Entre el me voy o te quedas.

Auxilio a obreros de viejos cayucos.

Y en medio de los riesgos del Covid-19, el secretario de Pesca y Acuacultura de Gobierno del Estado, Sergio Torres Félix aporta su grano de arena entre los pescadores que sobreviven de lo que les brinda el agua dulce y la salada.

Con todos los mecanismos preventivos, el funcionario no deja de demandar al Gobierno Federal que ponga en marcha programas que auxilien a las familias pescadoras de Sinaloa.

Asimismo encabeza las gestiones para que se inviertan mayores recursos financieros para un sector que está sin una capa que los cobije en los tiempos más complicados que trajo la pandemia.

Tanto a ellos como a los obreros de las presas que se mueven en viejos cayucos, les lleva despensas alimenticias, dado que padecen apremios enormes, que en la era de la tecnología digital, la modernidad no les sirve de nada.

Y ni el paso de los años que los obliga a recordar la frase de aquella vieja canción que dice: “estamos en las mismas condiciones”.