/ sábado 14 de mayo de 2022

A la vista el “hacha de guerra” en Sinaloa

Aparentemente, tras el cese que le notificó el gobernador como secretario de Salud de Gobierno del Estado, Héctor Melesio Cuén Ojeda “no desenterró el hacha” para declarar la guerra a Rubén Rocha Moya, como se esperaba. Sin inmutarse, recurrió a la vía diplomática y comprometió que no será un estorbo para el desarrollo de Sinaloa.

Sin embargo, es perceptible que en esa relación que se afianzó en época de elecciones como una alianza contra los adversarios a los que les arrebataron el poder por primera vez en la historia de la entidad, algo queda pendiente.

Y que augura, que tarde o temprano tendrá que saldarse.

El fundador del Partido Sinaloense, no mostró dolor o sentimientos de venganza contra su ex jefe en la conferencia de prensa que presidió el jueves por la mañana, pero tampoco dejó por fuera datos que señalan a otros integrantes del gabinete de ser responsables de operar en su contra.

A los que lo mal informaron ante el mandatario para que lo sacara de la jugada y para que escogiera como pretexto las demandas que se manejaron, tiene en contra del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos y de la Secretaria de Mujeres, María Teresa Guerra Ochoa.

¿A quiénes se refirió como los informantes que aportaron falsos elementos en su contra?

Desde hace meses comenzó a circular que el panista Alejandro Higuera, secretario Particular del Ejecutivo, desató una campaña contra el ex presidente del PAS. Nada más para fregarlo.

El mazatleco, hizo una mancuerna siniestra con el Secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez.

Ambos, lo seguían desde que asumió la Secretaría de Salud, como una sombra. Le pusieron marcaje y prácticamente juraron

Por un simple motivo: no lo querían porque no les cayó bien y porque se convertiría entre más durara en la Administración Rochista, en un natural competidor, primero por la Senaduría a la República, que se disputará el 2024 y a su vez, sería sumamente peligroso por las amistades que empezó a tejer en los altos círculos de Morena en la Ciudad de México.

Se les podría pelar por la izquierda y dejar en la raya tanto a uno como a otro, que ilusamente, quieren estar en la carrera por la sucesión del 2027, que más bien, inicia con los envites preelectorales el año entrante para materializarse en dos años más.

No habría quien lo parara. Y habría que traicionarlo.

Héctor Melesio Cuén Ojeda, no obstante, cambió la táctica. Salió entero ante los medios de comunicación y aunque reveló que no es amigo de Rubén Rocha Moya, le refrendó su respeto y compromiso para promover el progreso.

No sin antes, poner por encima, que se intentó manchar la memoria del crimen del columnista Luis Enrique Ramírez para deponer su encargo.

Por lo pronto no habrá campo para una batalla política que desestabilice social y políticamente el territorio sinaloense.

Solos que las luces rojas, estarán activas.

Condenable y riesgosa actitud de Mejía Berdejo.

Es por demás repudiable que en plena conferencia mañanera del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, saliera a alertar el jueves el Subsecretario de Seguridad Pública Federal, Ricardo Mejía Berdeja, que ya están identificados los asesinos del periodista Luis Enrique Ramírez.

Y además, irónicamente advertir, que no podía revelar los nombres de los probables responsables para no alertarlos.

¿De qué se trata su actitud tan cínica? ¿A quién quiere ver la cara?

Que no se haga, porque lo que realmente hizo, fue enviar un mensaje para que pongan distancia, esos que son los autores del crimen que enlutó al periodismo y a la sociedad.

Ese comportamiento del alto funcionario despierta sospecha y amerita una investigación por dar el pitazo.

Tuvo que ponerse a cuadro la Fiscal General del Estado, Bruna Quiñónez para intentar enmendar lo que parece un error, pero que en el fondo huele a complicidad perversa de una autoridad federal.

La verdad es que no existen personas sospechosas como autores intelectuales ni materiales del hecho.

Aparentemente, tras el cese que le notificó el gobernador como secretario de Salud de Gobierno del Estado, Héctor Melesio Cuén Ojeda “no desenterró el hacha” para declarar la guerra a Rubén Rocha Moya, como se esperaba. Sin inmutarse, recurrió a la vía diplomática y comprometió que no será un estorbo para el desarrollo de Sinaloa.

Sin embargo, es perceptible que en esa relación que se afianzó en época de elecciones como una alianza contra los adversarios a los que les arrebataron el poder por primera vez en la historia de la entidad, algo queda pendiente.

Y que augura, que tarde o temprano tendrá que saldarse.

El fundador del Partido Sinaloense, no mostró dolor o sentimientos de venganza contra su ex jefe en la conferencia de prensa que presidió el jueves por la mañana, pero tampoco dejó por fuera datos que señalan a otros integrantes del gabinete de ser responsables de operar en su contra.

A los que lo mal informaron ante el mandatario para que lo sacara de la jugada y para que escogiera como pretexto las demandas que se manejaron, tiene en contra del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos y de la Secretaria de Mujeres, María Teresa Guerra Ochoa.

¿A quiénes se refirió como los informantes que aportaron falsos elementos en su contra?

Desde hace meses comenzó a circular que el panista Alejandro Higuera, secretario Particular del Ejecutivo, desató una campaña contra el ex presidente del PAS. Nada más para fregarlo.

El mazatleco, hizo una mancuerna siniestra con el Secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez.

Ambos, lo seguían desde que asumió la Secretaría de Salud, como una sombra. Le pusieron marcaje y prácticamente juraron

Por un simple motivo: no lo querían porque no les cayó bien y porque se convertiría entre más durara en la Administración Rochista, en un natural competidor, primero por la Senaduría a la República, que se disputará el 2024 y a su vez, sería sumamente peligroso por las amistades que empezó a tejer en los altos círculos de Morena en la Ciudad de México.

Se les podría pelar por la izquierda y dejar en la raya tanto a uno como a otro, que ilusamente, quieren estar en la carrera por la sucesión del 2027, que más bien, inicia con los envites preelectorales el año entrante para materializarse en dos años más.

No habría quien lo parara. Y habría que traicionarlo.

Héctor Melesio Cuén Ojeda, no obstante, cambió la táctica. Salió entero ante los medios de comunicación y aunque reveló que no es amigo de Rubén Rocha Moya, le refrendó su respeto y compromiso para promover el progreso.

No sin antes, poner por encima, que se intentó manchar la memoria del crimen del columnista Luis Enrique Ramírez para deponer su encargo.

Por lo pronto no habrá campo para una batalla política que desestabilice social y políticamente el territorio sinaloense.

Solos que las luces rojas, estarán activas.

Condenable y riesgosa actitud de Mejía Berdejo.

Es por demás repudiable que en plena conferencia mañanera del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, saliera a alertar el jueves el Subsecretario de Seguridad Pública Federal, Ricardo Mejía Berdeja, que ya están identificados los asesinos del periodista Luis Enrique Ramírez.

Y además, irónicamente advertir, que no podía revelar los nombres de los probables responsables para no alertarlos.

¿De qué se trata su actitud tan cínica? ¿A quién quiere ver la cara?

Que no se haga, porque lo que realmente hizo, fue enviar un mensaje para que pongan distancia, esos que son los autores del crimen que enlutó al periodismo y a la sociedad.

Ese comportamiento del alto funcionario despierta sospecha y amerita una investigación por dar el pitazo.

Tuvo que ponerse a cuadro la Fiscal General del Estado, Bruna Quiñónez para intentar enmendar lo que parece un error, pero que en el fondo huele a complicidad perversa de una autoridad federal.

La verdad es que no existen personas sospechosas como autores intelectuales ni materiales del hecho.