/ martes 20 de abril de 2021

A debatir... de frente

En una sociedad democrática, el ejercicio de debatir, frente a frente, le permite a los ciudadanos tener información de contraste y mejor conocimiento de quién es quién en una contienda electoral. Es someterse al escrutinio, a mostrar qué tenemos y qué ofrecemos realmente a la gente.

Los debates, diálogos, intercambios de ideas, --como quieran llamarles-- arrojan luz sobre los protagonistas en un proceso electoral.

He insistido incluso desde antes del arranque de la campaña en Sinaloa, hace 16 días, en un llamado a debatir entre los aspirantes, especialmente, dicho con absoluto respeto, entre quienes somos los candidatos punteros de acuerdo a las mediciones que se han venido haciendo y difundiendo.

Sería sano que, como lo han hecho algunos medios de comunicación, otros medios y organizaciones sociales, de sectores productivos y educativos, promuevan más debates. Que nos vean y escuchen más.

Esta semana, para ser precisos el próximo jueves, habrá un primer debate y es organizado por el Instituto Estatal Electoral de Sinaloa. Como siempre, estoy puesto. Ahí estaré.

Hay que ir a exponerle a la gente qué hemos hecho, qué traemos sobre la espalda y qué ofrecemos. Que los electores sepan quién, por omisión, convicción o por atender sus intereses, se ha agachado y ha callado frente a la desaparición de programas y apoyos sociales. Y quién defendió que se mantuvieran.

La gente debe tener claro de qué lado estuvimos cuando nos tocó dar la batalla por ellos.

¿Con qué cara vamos a ver a las madres de niños que se quedaron su estancias infantiles?, ¿Cómo le vamos a explicar a las mujeres víctimas de violencia que les quitaron los refugios para su protección?, ¿Qué le vamos a decir a los productores agrícolas, ganaderos y pescadores a quienes les desaparecieron apoyos? Y a las micro, pequeñas y medianas empresas ¿Cómo les diremos que no hubo créditos para que sobrevivieran ante la terrible pandemia?

Desde el Senado de la República subí a tribuna, di la cara y exigí. Es tiempo de hablar con la verdad. Los debates permiten ver quién es congruente, quién tiene visión, claridad, pasión, talento, ganas de trabajar y sirve para distinguir a aquellos que dicen una cosa y hacen otra, esos que no merecen la confianza.

Por algo, el candidato de enfrente no ha querido aceptar ningún debate. ¿A qué le teme?

La realidad es que hay un malestar social porque la gente se siente engañada, porque les mintieron, ¿será por eso que le huyen al debate? Solo unos números: en los últimos tres meses el costo de la gasolina magna de Sinaloa pasó de 17.22 pesos en promedio a más de 21 pesos, un incremento de más del 22 por ciento; en el caso del gas doméstico, en febrero el tanque de 30 kilos de LP estaba en 552.30 pesos, pero en marzo está a 760 pesos, ha incrementado 207 pesos casi un 40 por ciento; la electricidad de diciembre de 2018 a la fecha ha incrementado en promedio cerca del 15 por ciento, es decir, se nos está empezando a ir la inflación y hay que recordar que la inflación al que más le pega es al que menos tiene. ¿No mentir?

El pueblo de Sinaloa, es mucha pieza. Al sinaloense no le gusta estancarse ni retroceder, tampoco caer en la trampa de farsantes.

APUNTE FINAL

Ayer acudí ante la Fiscalía a interponer una denuncia por difamación desde páginas que difunden información falsa y dolosa, en perjuicio de un servidor y de mi familia. Lo dije ayer y lo reitero aquí: Si fuera contra mí no habría problema, pero cobardemente, al estilo de los perversos, lo hacen en contra incluso de mi esposa y de mi familia. No tienen vergüenza. Conmigo donde quieran, cuando quieran y a la hora que quieran.

De frente señores, de frente.

Es tiempo de poner la verdad de moda.

En una sociedad democrática, el ejercicio de debatir, frente a frente, le permite a los ciudadanos tener información de contraste y mejor conocimiento de quién es quién en una contienda electoral. Es someterse al escrutinio, a mostrar qué tenemos y qué ofrecemos realmente a la gente.

Los debates, diálogos, intercambios de ideas, --como quieran llamarles-- arrojan luz sobre los protagonistas en un proceso electoral.

He insistido incluso desde antes del arranque de la campaña en Sinaloa, hace 16 días, en un llamado a debatir entre los aspirantes, especialmente, dicho con absoluto respeto, entre quienes somos los candidatos punteros de acuerdo a las mediciones que se han venido haciendo y difundiendo.

Sería sano que, como lo han hecho algunos medios de comunicación, otros medios y organizaciones sociales, de sectores productivos y educativos, promuevan más debates. Que nos vean y escuchen más.

Esta semana, para ser precisos el próximo jueves, habrá un primer debate y es organizado por el Instituto Estatal Electoral de Sinaloa. Como siempre, estoy puesto. Ahí estaré.

Hay que ir a exponerle a la gente qué hemos hecho, qué traemos sobre la espalda y qué ofrecemos. Que los electores sepan quién, por omisión, convicción o por atender sus intereses, se ha agachado y ha callado frente a la desaparición de programas y apoyos sociales. Y quién defendió que se mantuvieran.

La gente debe tener claro de qué lado estuvimos cuando nos tocó dar la batalla por ellos.

¿Con qué cara vamos a ver a las madres de niños que se quedaron su estancias infantiles?, ¿Cómo le vamos a explicar a las mujeres víctimas de violencia que les quitaron los refugios para su protección?, ¿Qué le vamos a decir a los productores agrícolas, ganaderos y pescadores a quienes les desaparecieron apoyos? Y a las micro, pequeñas y medianas empresas ¿Cómo les diremos que no hubo créditos para que sobrevivieran ante la terrible pandemia?

Desde el Senado de la República subí a tribuna, di la cara y exigí. Es tiempo de hablar con la verdad. Los debates permiten ver quién es congruente, quién tiene visión, claridad, pasión, talento, ganas de trabajar y sirve para distinguir a aquellos que dicen una cosa y hacen otra, esos que no merecen la confianza.

Por algo, el candidato de enfrente no ha querido aceptar ningún debate. ¿A qué le teme?

La realidad es que hay un malestar social porque la gente se siente engañada, porque les mintieron, ¿será por eso que le huyen al debate? Solo unos números: en los últimos tres meses el costo de la gasolina magna de Sinaloa pasó de 17.22 pesos en promedio a más de 21 pesos, un incremento de más del 22 por ciento; en el caso del gas doméstico, en febrero el tanque de 30 kilos de LP estaba en 552.30 pesos, pero en marzo está a 760 pesos, ha incrementado 207 pesos casi un 40 por ciento; la electricidad de diciembre de 2018 a la fecha ha incrementado en promedio cerca del 15 por ciento, es decir, se nos está empezando a ir la inflación y hay que recordar que la inflación al que más le pega es al que menos tiene. ¿No mentir?

El pueblo de Sinaloa, es mucha pieza. Al sinaloense no le gusta estancarse ni retroceder, tampoco caer en la trampa de farsantes.

APUNTE FINAL

Ayer acudí ante la Fiscalía a interponer una denuncia por difamación desde páginas que difunden información falsa y dolosa, en perjuicio de un servidor y de mi familia. Lo dije ayer y lo reitero aquí: Si fuera contra mí no habría problema, pero cobardemente, al estilo de los perversos, lo hacen en contra incluso de mi esposa y de mi familia. No tienen vergüenza. Conmigo donde quieran, cuando quieran y a la hora que quieran.

De frente señores, de frente.

Es tiempo de poner la verdad de moda.