/ jueves 12 de mayo de 2022

A contra reloj el caso de Luis Enrique

Por cada minuto que transcurre, se abre o se cierra un episodio más, sobre las posibilidades de que el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos se esclarezca y se castigue, o se alarguen en su caso. En ese pulso de angustias y clamores sociales, el gobernador Rubén Rocha Moya se mueve contra el tiempo y le apuesta a la fe de que las investigaciones tienen avances, muy importantes.

Ojalá esa devoción no se le acabe y pronto, la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñónez, presente datos ejecutivos que prueben que las acciones que se despliegan, presenten detenidos y se expliquen los móviles que ocasionaron el homicidio del columnista.

Desde quién o quienes lo ordenaron y lo materializaron.

El titular del Ejecutivo, dejó ver ayer indicios de confianza en relación al desarrollo de las indagatorias y prácticamente aseguró que en poco tiempo se tendrán datos vitales sobre el hecho.

Solo que no puede abundar más al respecto, por las razones obvias que rodean al trágico suceso.

Mientras del lado de los ciudadanos, sectores enteros de indignación y de sed porque se incline la balanza de la justicia, no paran de observar la manera en que se busca desenrollar la madeja por parte de la autoridad y revisa cada sesenta minutos los portales informativos y las redes sociales, asi como los pocos medios impresos que quedan, para conocer nuevos datos.

Es el girar intenso de la dinámica de las demandas colectivas que no desean ver más reporteros muertos en manos de criminales.

Es cierto que lo que señala el mandatario aporta oxigeno de esperanza a la ciudadanía, sin embargo, requiere hechos concretos, que ratifiquen que no quedarán en solamente palabras.

Todavía la gente espera que las autoridades actuales prueben con un resultado fehaciente para que no sea más de tantos crímenes sin castigo. Es la primera oportunidad y probablemente la última, para un gobierno morenista, que afirma ser diferente.

Está por verse.

Para Luis Enrique, Cuen era la excepción de la regla.

Antes de partir al viaje sin retorno, Luis Enrique Ramírez dejó registros que actualmente cobran vigencia en torno a cómo mira y práctica la política Héctor Melesio Cuén Ojeda, que atraviesa circunstancias de apuros y de resistencia, que lo orillaron a la toma de decisiones definitivas este miércoles.

El Secretario de Salud que acompañó en alianzas al candidato a la gubernatura por Morena, Rubén Rocha Moya, le dijo para la publicación de su columna Ancla el 06 de abril del 2022, “en la vida todos somos prescindibles y es asi que, en la ocupación que usted quiera, estamos de paso, por más duro que suene; no admitirlo es esconderse a la frustración”.

Y prosiguió: “en política, esto se vuelve aún más despiadado. Se trata de un oficio en el que los actores suelen tener vida breve: los tres o seis años que permanezcan en el cargo, que signifique alcanzar la cúspide”.

Además, “pocos son los que logran la hazaña de repetir en un cargo elevado o saltar a otro. Tarde o temprano, sin embargo, la naturaleza de la política acaba por cumplir su ley más salvaje. Un día, sin más, se evaporan, desaparecen en la nada si de poder hablamos, por más millonarios que acaben”.

Precisamente Luis Enrique Ramírez definió a Héctor Melesio Cuén Ojeda, como la excepción de la regla para este caso.

Y ayer, tras semanas de incertidumbre y directas contra su persona, el titular del Ejecutivo lo removió de puesto de secretario de Salud del Gobierno del Estado, aparentemente, por no retirar demandas contra periodistas.

Contra quienes, dos días antes los emplazó para que lo hicieran en las próximas 48 horas. La mañana de este 11 fue tensa en las relaciones entre los dos principales personajes.

Era algo que se veía venir y que atrajo resistencia en el temple del fundador del Partido Sinaloense, que finalmente quedó fuera del gabinete estatal.

En el fondo, las probables desavenencias y los elementos que sacuden la carrera por la Senaduría para el 2024, primer escalón para buscar la gubernatura de Sinaloa, fueron por demás influyentes.

Lo que marca que la contienda por la sucesión desde hace meses que está en marcha, solo que hoy se recrudece.


Por cada minuto que transcurre, se abre o se cierra un episodio más, sobre las posibilidades de que el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos se esclarezca y se castigue, o se alarguen en su caso. En ese pulso de angustias y clamores sociales, el gobernador Rubén Rocha Moya se mueve contra el tiempo y le apuesta a la fe de que las investigaciones tienen avances, muy importantes.

Ojalá esa devoción no se le acabe y pronto, la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñónez, presente datos ejecutivos que prueben que las acciones que se despliegan, presenten detenidos y se expliquen los móviles que ocasionaron el homicidio del columnista.

Desde quién o quienes lo ordenaron y lo materializaron.

El titular del Ejecutivo, dejó ver ayer indicios de confianza en relación al desarrollo de las indagatorias y prácticamente aseguró que en poco tiempo se tendrán datos vitales sobre el hecho.

Solo que no puede abundar más al respecto, por las razones obvias que rodean al trágico suceso.

Mientras del lado de los ciudadanos, sectores enteros de indignación y de sed porque se incline la balanza de la justicia, no paran de observar la manera en que se busca desenrollar la madeja por parte de la autoridad y revisa cada sesenta minutos los portales informativos y las redes sociales, asi como los pocos medios impresos que quedan, para conocer nuevos datos.

Es el girar intenso de la dinámica de las demandas colectivas que no desean ver más reporteros muertos en manos de criminales.

Es cierto que lo que señala el mandatario aporta oxigeno de esperanza a la ciudadanía, sin embargo, requiere hechos concretos, que ratifiquen que no quedarán en solamente palabras.

Todavía la gente espera que las autoridades actuales prueben con un resultado fehaciente para que no sea más de tantos crímenes sin castigo. Es la primera oportunidad y probablemente la última, para un gobierno morenista, que afirma ser diferente.

Está por verse.

Para Luis Enrique, Cuen era la excepción de la regla.

Antes de partir al viaje sin retorno, Luis Enrique Ramírez dejó registros que actualmente cobran vigencia en torno a cómo mira y práctica la política Héctor Melesio Cuén Ojeda, que atraviesa circunstancias de apuros y de resistencia, que lo orillaron a la toma de decisiones definitivas este miércoles.

El Secretario de Salud que acompañó en alianzas al candidato a la gubernatura por Morena, Rubén Rocha Moya, le dijo para la publicación de su columna Ancla el 06 de abril del 2022, “en la vida todos somos prescindibles y es asi que, en la ocupación que usted quiera, estamos de paso, por más duro que suene; no admitirlo es esconderse a la frustración”.

Y prosiguió: “en política, esto se vuelve aún más despiadado. Se trata de un oficio en el que los actores suelen tener vida breve: los tres o seis años que permanezcan en el cargo, que signifique alcanzar la cúspide”.

Además, “pocos son los que logran la hazaña de repetir en un cargo elevado o saltar a otro. Tarde o temprano, sin embargo, la naturaleza de la política acaba por cumplir su ley más salvaje. Un día, sin más, se evaporan, desaparecen en la nada si de poder hablamos, por más millonarios que acaben”.

Precisamente Luis Enrique Ramírez definió a Héctor Melesio Cuén Ojeda, como la excepción de la regla para este caso.

Y ayer, tras semanas de incertidumbre y directas contra su persona, el titular del Ejecutivo lo removió de puesto de secretario de Salud del Gobierno del Estado, aparentemente, por no retirar demandas contra periodistas.

Contra quienes, dos días antes los emplazó para que lo hicieran en las próximas 48 horas. La mañana de este 11 fue tensa en las relaciones entre los dos principales personajes.

Era algo que se veía venir y que atrajo resistencia en el temple del fundador del Partido Sinaloense, que finalmente quedó fuera del gabinete estatal.

En el fondo, las probables desavenencias y los elementos que sacuden la carrera por la Senaduría para el 2024, primer escalón para buscar la gubernatura de Sinaloa, fueron por demás influyentes.

Lo que marca que la contienda por la sucesión desde hace meses que está en marcha, solo que hoy se recrudece.