/ lunes 30 de noviembre de 2020

11 millones más en pobreza laboral; en Sinaloa, casi medio millón

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el pasado 20 de noviembre los resultados del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) del tercer trimestre de 2020, con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Este es un índice novedoso que se viene a incorporar a las múltiples variables analíticas del debate público en México, como consecuencia de la creación del Coneval en 2005. Es uno de los muchos espejos numéricos de la pobreza, pues existen tantos matices en este tema que, cuando hablamos de pobreza, se requiere especificar y aclarar si nos referimos a la pobreza extrema, a la multidimensional, a la pobreza por ingresos, a la patrimonial o a la laboral, pues cada término tiene su utilidad específica y su particular grado de complejidad.

En el caso que nos ocupa y para efectos técnicos, el ITLP permite relacionar el comportamiento del ingreso laboral de las personas frente a los cambios en el valor de la canasta alimentaria, conocida como la “línea de pobreza extrema por ingresos”. Es decir, el indicador muestra el poder adquisitivo estrictamente del ingreso laboral, sin tomar en cuenta dinero complementario ni ayudas del gobierno.

Y simplemente, si incrementa la proporción de la población con un ingreso laboral insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, el ITLP aumenta. En este sentido, el Coneval nos presenta el porcentaje de la población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos con el fin de complementar el análisis de la evolución del poder adquisitivo en general de nuestro país

Para ponerle números a estos parámetros, debemos partir de los datos de la canasta básica cuyo costo publica oficialmente el Coneval en su portal web. El precio de esa canasta en septiembre pasado fue para las zonas urbanas de 1671 pesos por persona al mes y de 1202 pesos para las zonas rurales, es decir, 6684 pesos para una familia de cuatro integrantes en las ciudades y 4808 pesos para una familia en el campo.

En el caso del ingreso laboral, este se refiere exclusivamente al que proviene del empleo, y no contempla la inclusión de remesas familiares o apoyos del gobierno como el caso de pensiones no contributivas para adultos mayores, etcétera. Pues bien, el ingreso laboral, que estadísticamente representa el 65% del ingreso total de una persona en nuestro país, disminuyó 12.3% real en el tercer trimestre de 2020 respecto al primer trimestre de este mismo año.

Y con estos datos, el balance final que hace el Coneval es que entre el primer y tercer trimestre de 2020, tenemos un aumento de la pobreza laboral de 35.7% a 44.5% de la población; se trata de un diferencial de 8.8% que si lo multiplicamos por los cerca de 130 millones de habitantes que somos, nos arroja los nuevos 11 millones de mexicanos en situación de pobreza laboral.

En el caso particular de Sinaloa, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria (línea de pobreza extrema por ingresos) pasó del 25.4% al 39.4% de la población, es decir, más de 400,000 nuevos sinaloenses pobres. Y los factores principales que explican esta situación es la disminución del ingreso real debido a la pandemia, el aumento en los precios de la canasta alimentaria y el incremento de la tasa de desocupación.

En general, un total de 12 entidades federativas presentaron niveles de pobreza laboral por encima del 45%, el rasero nacional: Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz.

El aumento de la pobreza tiene un indicador en paralelo: la desigualdad, y también, lamentablemente, esta se ha incrementado. Los economistas la miden mundialmente con un índice que llaman Coeficiente de Gini, que en México hoy se encuentra en 0.54, donde 1 significa desigualdad total y 0 igualdad absoluta, y de acuerdo con el Coneval hoy el 20% de los mexicanos más ricos tienen ingresos 146 veces mayores que el 20% de los mexicanos más pobres.

Esperemos que cuando llegue el final de la pandemia tengamos la capacidad para reactivar pronto al 100% los motores de nuestra economía y mejorar lo más pronto posible los niveles de ingreso y empleo. Paradójicamente, uno de los objetivos explícitos de la 4T al ganar las elecciones y durante la campaña fue combatir la pobreza y la desigualdad. Urge ver las soluciones a su diagnóstico preelectoral.

Facebook: @hectormelesiocuen correo: hector@cuen.mx Twetter: @melesiocuen

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el pasado 20 de noviembre los resultados del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) del tercer trimestre de 2020, con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Este es un índice novedoso que se viene a incorporar a las múltiples variables analíticas del debate público en México, como consecuencia de la creación del Coneval en 2005. Es uno de los muchos espejos numéricos de la pobreza, pues existen tantos matices en este tema que, cuando hablamos de pobreza, se requiere especificar y aclarar si nos referimos a la pobreza extrema, a la multidimensional, a la pobreza por ingresos, a la patrimonial o a la laboral, pues cada término tiene su utilidad específica y su particular grado de complejidad.

En el caso que nos ocupa y para efectos técnicos, el ITLP permite relacionar el comportamiento del ingreso laboral de las personas frente a los cambios en el valor de la canasta alimentaria, conocida como la “línea de pobreza extrema por ingresos”. Es decir, el indicador muestra el poder adquisitivo estrictamente del ingreso laboral, sin tomar en cuenta dinero complementario ni ayudas del gobierno.

Y simplemente, si incrementa la proporción de la población con un ingreso laboral insuficiente para adquirir la canasta alimentaria, el ITLP aumenta. En este sentido, el Coneval nos presenta el porcentaje de la población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos con el fin de complementar el análisis de la evolución del poder adquisitivo en general de nuestro país

Para ponerle números a estos parámetros, debemos partir de los datos de la canasta básica cuyo costo publica oficialmente el Coneval en su portal web. El precio de esa canasta en septiembre pasado fue para las zonas urbanas de 1671 pesos por persona al mes y de 1202 pesos para las zonas rurales, es decir, 6684 pesos para una familia de cuatro integrantes en las ciudades y 4808 pesos para una familia en el campo.

En el caso del ingreso laboral, este se refiere exclusivamente al que proviene del empleo, y no contempla la inclusión de remesas familiares o apoyos del gobierno como el caso de pensiones no contributivas para adultos mayores, etcétera. Pues bien, el ingreso laboral, que estadísticamente representa el 65% del ingreso total de una persona en nuestro país, disminuyó 12.3% real en el tercer trimestre de 2020 respecto al primer trimestre de este mismo año.

Y con estos datos, el balance final que hace el Coneval es que entre el primer y tercer trimestre de 2020, tenemos un aumento de la pobreza laboral de 35.7% a 44.5% de la población; se trata de un diferencial de 8.8% que si lo multiplicamos por los cerca de 130 millones de habitantes que somos, nos arroja los nuevos 11 millones de mexicanos en situación de pobreza laboral.

En el caso particular de Sinaloa, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria (línea de pobreza extrema por ingresos) pasó del 25.4% al 39.4% de la población, es decir, más de 400,000 nuevos sinaloenses pobres. Y los factores principales que explican esta situación es la disminución del ingreso real debido a la pandemia, el aumento en los precios de la canasta alimentaria y el incremento de la tasa de desocupación.

En general, un total de 12 entidades federativas presentaron niveles de pobreza laboral por encima del 45%, el rasero nacional: Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz.

El aumento de la pobreza tiene un indicador en paralelo: la desigualdad, y también, lamentablemente, esta se ha incrementado. Los economistas la miden mundialmente con un índice que llaman Coeficiente de Gini, que en México hoy se encuentra en 0.54, donde 1 significa desigualdad total y 0 igualdad absoluta, y de acuerdo con el Coneval hoy el 20% de los mexicanos más ricos tienen ingresos 146 veces mayores que el 20% de los mexicanos más pobres.

Esperemos que cuando llegue el final de la pandemia tengamos la capacidad para reactivar pronto al 100% los motores de nuestra economía y mejorar lo más pronto posible los niveles de ingreso y empleo. Paradójicamente, uno de los objetivos explícitos de la 4T al ganar las elecciones y durante la campaña fue combatir la pobreza y la desigualdad. Urge ver las soluciones a su diagnóstico preelectoral.

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